Nuevo punto de partida
Escrito por Alberto Krygier
Sábado, 26 de Noviembre de 2011 09:33

altEl sociólogo polaco Zygmunt Bauman señalaba que frecuentemente hablamos sobre diversos temas sin pensar en su verdadero y profundo significado,

 
Venezuela 2013
Escrito por Freddy Lepage ((ex diputado))
Viernes, 25 de Noviembre de 2011 14:45


P or primera vez en estos largos años de gobierno hay una posibilidad real de derrotar a Chávez, siempre y cuando, claro está, se hagan las cosas bien y, por encima de todo, se mantenga la tan anhelada y cacareada unidad de todos los sectores de oposición. La unidad de propósitos parece garantizada, sin embargo, aún hay que seguir construyendo la que podríamos llamar la unidad de acción, que pasa por definir, en consulta, las estrategias para conducir las primarias y para afrontar con éxito la campaña electoral de 2012.
Para ello, es menester que se cumplan algunos supuestos que lucen determinantes. Primero que nada, aunque parezca una verdad de Perogrullo, hay que darle la preeminencia necesaria a la política, apartar los voluntarismos y las actuaciones viscerales (más no pensadas) de muchas individualidades y grupos opuestos al régimen que suelen embestir los trapos rojos que les pone, intencionalmente, el oficialismo, a los efectos de profundizar la polarización de la sociedad. Dicho sea de paso, ésta ha sido la mejor arma que ha utilizado Chávez para nuclear y vacunar a sus seguidores contra los llamados de la oposición y contra la desesperanza y la decepción.
Cada vez que hay un proceso electoral el teniente coronel radicaliza su discurso y, con frecuencia, se hace la víctima de sus oponentes que no solamente lo querrían eliminar a él, sino también a sus seguidores, incluidos, por supuesto, la cúpula militar, líderes del PSUV y, con mayor razón, entonces, el pueblo chavista, beneficiario, de alguna manera, de las dádivas y beneficios que se derivan del amor, la sensibilidad y generosidad del líder "único" de la revolución bolivariana.
Esa conseja, repetida hasta el cansancio, le ha dado réditos electorales, porque muchos partidarios descontentos vuelven a cerrar filas alrededor del caudillo. Las razones y motivaciones para ello son múltiples, variadas y siempre están sujetas a la conexión sentimental que Chávez maneja a su antojo.
Pero también hay que reconocer que cuando los opositores radicales, justamente por ese fundamentalismo intransigente y ciego ­muy parecido al de los chavistas, por aquello de que los extremos se tocan­, toman las riendas del camino a seguir, los resultados han sido catastróficos, Chávez se ha salido con las suyas, ha sido el gran beneficiario.
Por eso, creo firmemente que debe privar la frialdad a la hora de tomar decisiones políticas, hacer a un lado posturas inmediatistas, emotivas, muchas veces desesperadas, dictadas más por los deseos (comprensibles) de lograr un cambio positivo para el país. De esa cabuya tenemos un rollo marcado de fracasos y frustraciones que a nada conducen, sino a repetir el ciclo de la desesperanza y la desmovilización.
En esta oportunidad, en los sectores contrarios al Gobierno reina un positivo ambiente de optimismo que, como dije al principio de esta columna, se puede convertir en el envión necesario para triunfar en octubre de 2012. Así, pues, no lo echemos a perder. Los extremistas triunfan cuando se tiene la fuerza para mover las piezas; de lo contrario, se convierten en estorbos.
De eso tienen suficiente experiencia muchos de los que gobiernan actualmente que abrazaron la subversión en los años sesenta. Han logrado más por la vía de los votos que por la de las armas que tomaron en ese entonces. Historias hay muchas, desaciertos hay más.
No es la hora de las posiciones extremas, es la hora de la confrontación, la hora de ganar votos...
altPor primera vez en estos largos años de gobierno hay una posibilidad real de derrotar a Chávez, siempre y cuando, claro está, se hagan las cosas bien
 
Nosotros, los intrusos
Escrito por Daniel Innerarity
Viernes, 25 de Noviembre de 2011 14:42

Nosotros, los intrusos
Toda sociedad que se democratiza genera un espacio público correspondiente con nuevas lógicas de observación, vigilancia, voluntad de trasparencia, debate y control. Así ocurrió con el surgimiento de los estados nacionales y algo similar ocurre con el espacio mundial.
El fenómeno de Wikileaks es un indicador de que los asuntos geoestratégicos y diplomáticos no están en condiciones de frenar este proceso de publicitación y mantenerse protegidos en el campo del secreto que hasta ahora se les había asignado. No quiere esto decir que el secreto o la discreción vayan a ser abolidos de la diplomacia mundial, sino que están siendo reducidos en virtud de la configuración de una humanidad observadora que dispone de cada vez más instrumentos para conocer lo que pasa en el poder. La lógica que explica este proceso es la imparable irrupción de las sociedades en la escena política.
La diplomacia ha sido un espacio reservado, dominio del secreto, último bastión de la razón de estado, un lugar inmune, el último refugio frente a los asaltos de la democratización, se encuentra hoy asediada por lo que podríamos llamar un derecho de las sociedades a mirar sobre los asuntos internacionales. Estamos transitando hacia una forma de diplomacia pública que rompe con la idea tradicional del secreto. La internacionalización supone una visibilidad creciente de las cuestiones sociales.
El proceso de configuración de un espacio público mundial apunta a la formación de un nuevo sujeto, la humanidad global, que es la evaluadora última de las prácticas políticas. Gracias a la globalización el mundo se ha convertido en un lugar vigilado por el público. Las dinámicas contestatarias han supuesto la entrada de las sociedades en el debate político internacional. Por supuesto que no hay que hacerse demasiadas ilusiones. La opinión que irrumpe sobre la escena internacional no es el contrapoder ideal, una fuerza eficaz que pueda contradecir el poder de los estados.
La función de supervisión de las sociedades apenas impide, no dispone de veto, pero recompone el juego internacional hasta el punto de hacer que la arbitrariedad sea extremadamente costosa. Esta intrusión y vigilancia ya contradice el mero juego del poder o ese beneficio de la ignorancia que ha sido de gran utilidad para los poderosos. Quince millones de personas en la calle, en febrero de 2003, no consiguieron impedir la guerra en Irak, pero contribuyeron decisivamente a deslegitimarla. El actual conocimiento de los “asuntos exteriores” es el primer paso para introducirlos en un espacio de debate en el que cualquiera puede tomar partido fuera de toda tutela gubernamental y de todo alineamiento patriótico. Vivimos en un mundo que rechaza la excusa del secreto, que desearía modificar profundamente el sentido de la diplomacia para insertarla en una pública discusión.
La política internacional se ha beneficiado durante mucho tiempo de la ignorancia. Los estados podían permitírselo casi todo cuando apenas se sabía lo que hacían. El golpe del ejército soviético en Budapest el año 1956 tuvo menos resistencia que el que se repitió doce años más tarde en Praga; para entonces la televisión se había instalado en los hogares europeos y la imagen de los carros desplegados por el Pacto de Varsovia contribuyó a forjar el comienzo de una opinión pública internacional. El actual conocimiento de los “asuntos exteriores” es el primer paso para introducirlos en un espacio de debate en el que cualquiera puede tomar partido fuera de toda tutela gubernamental y de todo alineamiento patriótico.
El siglo XX ha terminado con el monopolio del que disfrutaban los estados en su calidad de únicos actores internacionales. Dicha desestatalización se corresponde con la creación de un espacio público de libre discusión y de compromiso. Somos testigos de genocidios, vulneraciones de la legalidad, opresiones de todo tipo, desigualdades, etc.  La mundialización es también un espacio de atención pública que reduce sensiblemente las distancias entre testigos y actores, entre responsables y espectadores, entre uno mismo y los demás. Se configuran así nuevas comunidades transnacionales de protesta y solidaridad. Los nuevos actores, en la medida en que vigilan y denuncian, desestabilizan cada vez más la capacidad del poder para imponerse de forma coercitiva. Ningún estado es propietario de su imagen. La humanidad observadora participa en el debate que funda el espacio público mundial y actúa en nombre de una legitimidad universal, de modo que ningún estado puede hacer abstracción de esa mirada posada sobré él. Es muy significativo a este respecto el giro que ha efectuado la discusión sobre la justicia penal internacional: estamos pasando de una justicia dictada en nombre del pueblo a una justicia que apela a la humanidad. La nueva responsabilidad internacional de los estados obedece a que la humanidad se impone cada vez más como una referencia de la acción internacional.
Daniel Innerarity
Catedrático de Filosofía Política y Social

altToda sociedad que se democratiza genera un espacio público correspondiente con nuevas lógicas de observación, vigilancia, voluntad de trasparencia, debate y control.

 
Exportación de cerebros
Escrito por Ing. Rafael Diaz Casanova
Viernes, 25 de Noviembre de 2011 09:13

Qué duda cabe. El régimen que destruye el país, desde sus inicios, ha tenido como objetivo prioritario la depauperación de la educación.

 
Indignado: Ponte mosca
Escrito por Luis Arocha Mariño (psiquiatra)
Viernes, 25 de Noviembre de 2011 08:57

altEs muy importante que estemos ojos avizor frente a las maniobras que nos esperan el próximo año, pues influirán fuertemente sobre la intención de voto

 
El candidato unitario
Escrito por Alexis Márquez Rodríguez (QEPD)
Viernes, 25 de Noviembre de 2011 08:39

altPara la oposición lo ideal es que, en las próximas elecciones presidenciales haya un candidato único que se enfrente, con grandes probabilidades de éxito, al candidato oficial,

 
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