Nuevo punto de partida
Escrito por Alberto Krygier   
Sábado, 26 de Noviembre de 2011 09:33

altEl sociólogo polaco Zygmunt Bauman señalaba que frecuentemente hablamos sobre diversos temas sin pensar en su verdadero y profundo significado, haciendo caso omiso de lo recomendado por Aristóteles. Los aceptamos como obvios.

En la actualidad estamos pasando por tiempos turbulentos que provocan preocupación e inducen a formularnos interrogantes básicas muy importantes. ¿Qué país somos? ¿Qué país queremos ser? ¿Cómo podemos lograr juntos ese país que queremos? Dicen que la filosofía nos lleva al centro donde el hombre deviene él mismo, donde reside su realidad y su realización, con base en su experiencia.

Comencemos con algunas consideraciones generales y posiblemente inesperadas para el lector.

¿Cuándo se estima que un país es exitoso? ¿Cuándo es rico? ¿Se puede decir que Venezuela es un país rico? Muchos consideran que sí, pensando en sus enormes reservas de petróleo y en los extraordinarios ingresos que dicen percibe el Estado por concepto de las ventas del preciado "oro negro". Y a eso habría que añadir la abundancia con que ha sido bendecido el país en cuanto a otros recursos naturales y sociales.

No obstante, los conceptos económicos son relativos, aproximados y complejos, especialmente en nuestro caso en el que hay un solo dueño y administrador de, podemos decir, todos los activos y las operaciones. Consideramos que la riqueza consiste en poseer bienes de distintas categorías que prometan una futura y continua fuente de ingreso. Pero para que ese ingreso pueda tener un efecto perdurable y beneficioso para la población entera, lo ideal sería que se convirtiera en activos productivos y remunerativos, tales como empresas, escuelas, institutos tecnológicos y pedagógicos, y universidades ­con profesores y entrenamiento de óptima calidad­, de los cuales egresen profesionales bien formados y trabajadores debidamente adiestrados. Esa riqueza debería emplearse igualmente en la construcción de puertos, carreteras, infraestructura, viviendas, instalaciones deportivas, hospitales y centros de investigación.

La idea es que todo ello contribuya a lograr una producción valiosa y eficiente que proporcione desarrollo y bienestar, seguridad y libertad a todos y cada uno de los venezolanos, sobre todo a los más necesitados. ¿Podemos decir que hemos cumplido con este cometido? Cierto es que un país es impulsado por sus riquezas materiales, pero es igualmente importante inculcar en la población un sentido de ética y moral, de dignidad, respeto, responsabilidad, honradez, orden. Hay que enseñar a pensar con lógica, a tomar decisiones y a correr con las consecuencias de esas decisiones, a tener opiniones propias, a expresarse libremente, a actuar en forma asertiva y proactiva.

Y todo ello debe darse en un ambiente de libertad, de seguridad social y física, de justicia, y dentro de un marco de leyes dignas y afines con los objetivos de desarrollo. Como afirmó la escritora Pilar Rahola recientemente, una sociedad que no se entiende a sí misma no podrá actuar coherentemente frente a los problemas que se le presenten, aunque se consideren superficiales. Toda sociedad humana debe lograr alcanzar una medida de consenso, solidaridad y coraje con relación al presente y al futuro, al igual que ante las preguntas que nos hacemos. Nuestro nuevo punto de partida tiene que tener una base de orden moral, ético y de justicia. Pero es imperativo comenzar ya.

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Fuente: El Nacional


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