Luis Herrera Campins: un adversario, un amigo |
Escrito por Antonio Ledezma | X: @alcaldeledezma |
Domingo, 04 de Mayo de 2025 00:00 |
y las palabras pueden ser tanto puñales como puentes. Fui su adversario, parte de una generación distinta, con visiones que a menudo chocaban. Sin embargo, hoy escribo para honrar a un hombre cuya vida trasciende nuestras diferencias: un intelectual, político, parlamentario, periodista, exiliado, y sobre todo, un demócrata cuya filosofía, expresada en refranes y acciones, marcó una era. Luis Herrera nació el 4 de mayo de 1925 en Acarigua, Portuguesa, en una Venezuela que aún buscaba su destino. Su formación intelectual fue robusta, forjada en las aulas universitarias dentro y fuera de Venezuela. Esos estudios fueron interrumpidos por la prisión y el exilio bajo la dictadura de Pérez Jiménez, y culminados, con sobrados méritos, en la Universidad de Santiago de Compostela en 1955. Como periodista, su pluma era un reflejo de su mente: aguda, clara, y siempre al servicio de la verdad. Fundó periódicos, escribió en diarios como “El Impulso y Panorama”, y colaboró en revistas estudiantiles, demostrando desde joven que las palabras podían mover montañas. El exilio, un destino que compartimos cada quien en su respectivo tiempo, lo marcó profundamente. Perseguido por su militancia en Copei y su defensa de la democracia, vivió años en Inglaterra, Italia, España y Alemania, donde no solo estudió, sino que aprendió a mirar a Venezuela desde afuera, con una perspectiva que enriqueció su compromiso. Regresó en 1958, tras la caída de Pérez Jiménez, con una tolerancia que no era resignación, sino fortaleza: la capacidad de dialogar sin rencores. Luis Herrera asumió la presidencia en 1979 con una preparación que pocos podían igualar. Había sido diputado, senador, y líder de la Organización Demócrata Cristiana de América Latina. Su gestión, sin embargo, no se mide solo por obras icónicas como el Metro de Caracas o el Teatro Teresa Carreño, aunque estas fueron monumentales. En sus cinco años, su gobierno ejecutó miles de proyectos: desde la electrificación de zonas rurales hasta la construcción de escuelas, hospitales y carreteras que conectaron rincones olvidados del país. Impulsó el acceso a viviendas dignas y programas de alimentación escolar, así como varios decretos que fortalecieron la educación y la cultura, ganándose el apodo de “Presidente Cultural”. En el ámbito internacional, firmó acuerdos como el de San José con México para suministrar petróleo a Centroamérica y el Caribe, apoyó el proceso de democratización de países centroamericanos, y sentó las bases para la internacionalización de PDVSA. Pero si algo definía a Luis Herrera era su filosofía, destilada en refranes que no eran meras frases, sino advertencias, reflexiones y guías. Decía: “A comprar alpargatas, que lo que viene es joropo”, una expresión que capturaba su visión de los tiempos difíciles. Con ella, Luis Herrera no solo alertaba sobre los retos económicos que enfrentaría Venezuela, sino que invitaba a la resiliencia, a prepararse para bailar el ritmo frenético de la adversidad con coraje y dignidad. Otro de sus dichos, “El mar es mar hasta la orilla”, recordaba que nada está garantizado hasta el final, una lección de humildad para quienes se creían invencibles. Sus refranes eran su manera de hablarle al pueblo en su idioma, de transformar verdades complejas en sabiduría cotidiana. Como adversario, no dudé en criticar su gestión. Recuerdo un día en que, tras unas declaraciones mías particularmente duras, recibí una carta suya. No era una reprimenda pública, sino una invitación privada a conversar. Aquel gesto me desconcertó. En nuestra reunión, no hallé al presidente altivo que esperaba, sino a un hombre que escuchaba con atención, que debatía con argumentos y que, aun en el desacuerdo, respetaba mis ideas. Desde entonces, las distancias se convirtieron en puentes, y forjamos una amistad que trascendió la política. Cada 4 de mayo, su cumpleaños, esperaba mi llamada, y entre risas y reflexiones, hablábamos de la Venezuela que ambos soñábamos, aunque desde orillas distintas. Hoy, al recordar a LLuis Herrera Campins, pienso en el amigo que me enseñó que las ideas no deben dividirnos como personas. Su vida fue un testimonio de que se puede ser firme sin ser inflexible, de que se puede liderar escuchando. “Luis Herrera Campins: Un adversario, un amigo”
|
Las Olimpíadas de Historia de Venezuela para Primaria reunieron a 1562 estudiantesLas Olimpíadas de Historia de Venezuela para Primaria edición 2024-2025 reunió a 1.562 estudiantes de 30 unidades educativas |
Palola estrena el sencillo "UNO"Palola, quien desde su llegada a la escena musical en 2024 ha cautivado al público y a los expertos con su estilo pop indie y el sonido honesto y fresco |
Nelson Arrieta regresa con concierto en el CCCTEste 29 de noviembre el escenario del Centro de Eventos del Hotel Tamanaco vibrará con la energía y el sabor inconfundible de Nelson Arrieta, |
“Cerebro Asesino”: un libro que explora la intersección entre el derecho y la neurocienciaEn un mundo donde los avances científicos transforman cada aspecto de nuestra vida, la interacción entre la neurociencia y el derecho |
Llaman a crear en Venezuela una una ley contra la trata de personasDe acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas (ONU), la trata de personas es una “lacra mundial perpetrada por la delincuencia organizada”, |
En defensa de IsraelEl Estado de Israel tiene derecho a existir o no. |
El poder emocional y la urgencia de una racionalidad política en VenezuelaEn las últimas décadas, la política ha transitado desde un espacio de deliberación racional a un terreno de emociones incontrolables. |
"El cine creado por venezolanos afuera sigue siendo cine venezolano": Alberto Arvelo en el FestivalUno de los caraqueños más andinos, el cineasta Alberto Arvelo (1966), presentó recientemente en el Festival Tribeca de Nueva York su última película, Todo lo que no vemos,atendida por Alec Baldwin y B... |
¿Por qué Guatire no tiene Plaza Bolívar?A mediados del año 1995 la comunidad guatireña se enfrentó al gobierno local que pretendía, en aras del progreso, la magnificencia y el derroche, desterrar al olvido |
¿Cuánto se ha desvirtuado la política?No siempre hay que estar quieto para encontrar las respuestas que las realidades o circunstancias exigen. |
Siganos en