¿Cuánto se ha desvirtuado la política?
Escrito por Antonio José Monagas | X: @ajmonagas   
Sábado, 02 de Agosto de 2025 07:21

altNo siempre hay que estar quieto para encontrar las respuestas que las realidades o circunstancias exigen.

Aunque pareciera que por momentos se hace necesario dejar que la dinámica de la vida envuelva a quien busca despejar dudas valiéndose del movimiento para entender que se puede respirar de maneras diferentes a las convencionales o las que se asumen por simple disimulo o habitual práctica política.

Las realidades siguen tan cadenciosa configuración de movimientos que, por ratos, escapan de cualquier observación, por aguda que pueda ser. El problema no está en la fuerza de la mirada, sino en la capacidad de interpretación o predeterminación que se tenga. De lo contrario, podría decirse que el análisis ante la realidad aprehendida, fue flácido. O quizás, torpe.

De cuidarse el procedimiento que lleva a resolver el cómo dilucidar las dudas que esconden los secretos que disponen las realidades observadas, podría hablarse de dar con las respuestas que estructuran las mentiras. O ficciones que se encuentran solapadas entre imágenes curtidas de posturas animadas, colores matizados y sonrisas falsas o forzadas.

 

La política (orillera) por dentro

Así son las situaciones que se viven en el ámbito oscuro de la política. Las mismas, dan cuenta de lo intrínseco e implicaciones que las configuran. El fondo de dichas situaciones padece la necesidad de encubrir cualquier desgracia o desarreglo que pueda captarse. Es ahí cuando surge la imperiosa necesidad de arreglarlas a como dé lugar.

Justo, en la fotografía está la solución. Más cuando permite un arreglo directo o indirecto que permiten ser publicadas y promocionadas como el clímax del bienestar o el paroxismo de la felicidad. O de la complacencia, consentimiento o conformidad que justifique aportar la idea que mejor refleje la perfecta imagen solicitada. Imagen ésta que se corresponda con la necesidad determinada por el “imprescindible proselitismo”.

 

La fotografía como recurso del proselitismo

De manera que no vale excusa alguna que al político (de orilla) le evite saltarse la oportunidad para especular con base en cuanta situación sea posible. Precisamente, sobre ese terreno se mueve su desesperación por hacer notar. Así que en el ejercicio de tan engreído estilo de hacer política (orillera), no cabe pretexto que justifique no acudir a conseguir la fotografía que pueda resarcir o subsanar cualquier error, insuficiencia o hecho descomedido con anterioridad. En el ámbito de dicha “política inmediatista”, se acostumbra valerse de tácticas de guerra (conflictos) inspiradas en Sun Tzu. 

Hay razones que reflejan aquel refrán que reza que, “en el amor y en la guerra, todo se vale” y que se apoya en la debatida idea de que la política “(…) es una guerra de consideraciones que reflejan actitudes cuando se trata de conseguir lo que se pretende”. Indistintamente si es en cuestiones de amor, o en situaciones conflictivas. Aunque el político inglés Winston Churchill, refirió acertadamente que “la política es más peligrosa que la guerra, porque en la guerra sólo se muere una vez”. Lo cual es muy cierto. 

Estas situaciones, ahora aprovechadas por el proselitismo, evidencian consideraciones que desdicen del concepto de política planteado por agudos filósofos políticos como Norberto Bobbio, Giovanni Sartori, David Easton, Maurice Duverger, Jeanfranco Pasquino, Hannah Arendt, Jürgen Habermas, Thomas Hobbes, Jean Jacques Rousseau, Charles-Louis de Secondat más conocido como Montesquieu. Incluso, por el mismo Aristóteles. O su maestro, Platón, entre otros reconocidos intelectuales y filósofos políticos.

 

¡Oh… política! ¿Cuánto daño te han hecho?

Sin duda que la política ha dejado de fundamentarse en ideales, para convertirse en una ristra de actividades ausentes de profundidad conceptual y metodológica. En la actualidad, quien se ufane de ser activista político u operador político, busca cuanta eventualidad ocurre Indistintamente de toda adversidad, casualidad o acto propio que se suscite para fotografiarse. Lo cual hace en función de propósitos que les deparen el espacio político suficiente a los fines de proyectar indiscriminadamente su imagen y discurso. 

Así es como el politiquero de oficio se permite usufructuar el ideario, confianza y expectativas de cuantos prosélitos le sirvan de compañía visual a las fotografías que habrá de utilizar como recurso de manipulación política y persuasión de colectivos político-partidistas. 

 

Al cierre

Contradictoriamente, esos políticos de “medio pelo” (orilleros por antonomasia) en su aturdido desconocimiento del respeto de la naturaleza o ante circunstancias embravecidas, continúan empeñados (ciegos y sordos) en engalanar su imagen al margen de las necesidades que exhiben las realidades. En razón a ello, podría argumentarse el problema que la praxis política ha cometido toda vez que su pragmatismo se ha visto arrasado por barbaridades que han desvirtuado la concepción de “política”. 


Por consiguiente, podría ensayarse un método de cálculo que arroje la medida sobre el grave problema que ha anegado las realidades actuales. En consecuencia, la situación en cuestión podría indagar ¿cuánto se ha desvirtuado la política?
    


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