Cáncer por petróleo
Escrito por Alexander Cambero | X: @alexandercamber   
Martes, 03 de Enero de 2012 01:45

altLos regímenes de izquierda sienten una oculta fascinación por los Estados Unidos. De tanto defenéstralo hasta el rigor de la obscenidad, siempre terminan por elevarlo hasta la cúspide de su destino. Sienten que su permanente batalla por resistir, terminará estrellándose con algún hábil movimiento del imperio en defensa de sus poderosos intereses.

Es el amor recóndito de un sistema fracasado ante el escurridizo adversario que siempre tiene el as bajo la manga para someter al totalitarismo en sus diferentes fases.

En 1989, después de haberse reunido en diversas oportunidades, el para aquel entonces presidente de Estados Unidos Ronald Reagan y su colega de la extinta Unión Soviética Mijaíl Gorbachov, conversaron informalmente   frente a la Puerta de Brandemburgo, Ronald Reagan dijo: ‘‘Secretario General Gorbachov, si usted realmente busca la paz, la prosperidad de la Unión Soviética y del este de Europa, si busca la liberalización: ¡Venga aquí! ¡Abra esta puerta! ¡Derribe este muro!’’, el primer mandatario rojo le preguntó a Reagan si había alguna posibilidad de salvar a su país, el vaquero con mirada fría le dijo no existe ninguna. Al cabo de poco tiempo uno de los imperios más poderosos  de la historia terminaba derrumbándose. Caían como lozas destruidas por la acción de los martillazos a los pies de su eterno rival.   

La declaración del presidente Hugo Chávez, hablándonos de la coincidencia de varios presidentes latinoamericanos de tendencia izquierdista, con cáncer, y la presunta acción de la tecnología norteamericana en el hecho, nos indican varios elementos a considerar.  En primer término estamos en presencia de un régimen absolutamente desquiciado, han perdido la realidad y su mente marcha como un tren enloquecido derribando muros y llevándose por delante cualquier cosa que busque hacer rectificar su rumbo.  En segundo lugar admiten el poderío científico y tecnológico de Estados Unidos. Creen en los personajes que observan en las películas de Hollywood, se devoran las series de agentes secretos que traen las cadenas los sábados por  la noche; adoran al mundo estereotipado gringo y hasta suspiran por Nueva York y sus grandes tiendas. Le  colocan el rótulo de sistema  demoniaco, pero, al que le siguen vendiendo petróleo de manera permanente. Es decir comercian con aquel al que acusan de sembrar con cáncer a algunos de los presidentes socialistas del hemisferio.

¿Acaso no es una terrible contradicción de una mente enferma, venderle hidrocarburos a la potencia que supuestamente pueda estar desarrollando una tecnología que te puede aniquilar?  ¿Será que no existe en el gobierno alguna persona con el coraje suficiente para decirle a Hugo Chávez que se ha transformado en el hazmerreir del continente?

Una de las peores complicaciones de la peligrosa enfermedad del régimen, son las secuelas de las mismas. Hace pocos días escuché un programa en una emisora comunitaria de Barquisimeto, en donde una analfabeta funcional al frente de un micrófono indicaba  que la política del imperio era cambiarnos ´´ el petróleo por cáncer ´´  que posiblemente en algún fajo de dólares que recibió Hugo Chávez venia la bacteria creada para sembrarle la enfermedad a su amado mandatario. ¿Díganme si no es de chiflados sostener eso en público?

Ante el avance victorioso de las fuerzas democráticas surgirán nuevas formas de desequilibrio emocional.  ¡Definitivamente estamos entre el circo y la podredumbre ¡
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