A 467 de la primavera perpetua a 143 de las diagonales mágicas…
Escrito por Claudio Briceño Monzón | @CabmClaudio   
Lunes, 29 de Diciembre de 2025 04:24

altLas ciudades son fundamentales para comprender la historia de los pueblos, países, provincias, localidades, regiones geográficas e históricas.

Al finalizar el 2025 la melancolía toca mi corazón y los recuerdos citadinos se multiplican entre Venezuela y Argentina, entre Caracas y Buenos Aires, más específicamente entre Mérida y La Plata. Estas últimas ciudades son parte de mi pertenencia al terruño espacial de la vida, la cotidianidad y el vivir entre: olores a café, mate y chocolate; entre sabores y colores primaverales, el vino, el ron, las arepas, el asado de vacío, la picada, las empanadas y pare de contar y existir.   

En Hispanoamérica desde la colonia, la ciudades fueron fundándose y estructurando el poblamiento y la organización del espacio, las ordenanzas de poblamiento establecieron desde el inicio de la conquista y colonización española la forma de establecer el territorio de acuerdo a realidades geográficas vitales, calles angostas-anchas de acuerdo al clima, estableciendo la altitud de los emplazamientos de los lugares más adecuados para el desarrollo de ciudades, nunca en tierras anegadas endémicas, en la cercanía de las vías de agua dulce.

Todas las grandes y pequeñas ciudades del mundo, las antiguas y las modernas, surgieron como pudieron. Se fueron estructurando por exigencias vitales al margen de toda decisión, forjando un propio destino, sorteando la adversidad y aprovechando circunstancias favorables para su desarrollo, ajenas a las ciudades mismas. Puertos obligados, necesidades estratégicas, centros ricos y productivos, fortalezas, cruce de caminos, refugio de contrabandistas. Determinadas por la geografía, el mar, el río, la montaña, la llanura, son tortuosas en sus calles, con muchos callejones o árboles. Para crecer se suben callejones o se trepan por la falta de los cerros y se hacen insalubres espejos de miseria. La destrucción por guerras, terremotos, inundaciones y todos los padecimientos que se imponen a las localidades.  

Hay ciudades que tienen todo esto y otras que no lo tienen. La ciudad de Mérida en Venezuela, fundada el 9 de octubre de 1558, ha tenido una importancia a través del tiempo y el espacio en 467 años de existencia, el paisaje y el clima primaveral le han proporcionado la posibilidad de perdurar en miradas, perfumes, sabores, resonancias.

La ciudad de las diagonales, La Plata no tiene nada de esto. Nace en Argentina en el imaginario de legisladores y estadistas antes que en el terreno. Fue una necesidad política. La Plata fue la capital hecha por decreto y trazada a escuadra para que los argentinos afirmaran el federalismo. Inventaron una ciudad para poner fin a más de medio siglo de guerra interna, las luchas fratricidas para hacer de Buenos Aires la capital nacional. Triunfó el buen proyecto y el 19 de noviembre de 1882 el doctor Dardo Rocha, entonces gobernador de la provincia, fundó la ciudad de La Plata, capital del primer Estado Argentino. Nació con destino y una intención determinada y se hizo monumental desde su nacimiento.

En las calles, apenas delineadas, entre el pasto, surgieron los palacios de las instituciones públicas. Hecha por ley, fue trazada a escuadra sobre la ancha pampa. Tuvo un lujo único en la historia de las ciudades planificadas, el doctor Carlos Spegazzini (entomólogo y Bacteriólogo) estudió la tierra para analizar y determinar el porcentaje microbiano. Y observó que era buena y sana. Por su parte el ingeniero francés, Pedro Benoit realizo el trazado, de la urbe, una gran avenida con cuatro hileras de árboles y rambla al centro, y cada seis cuadras una plaza. Una ciudad hermosa, modelo perfecto. Todos los atributos para una metrópoli sublime. Junto con la ciudad surgieron el Museo de Ciencias Naturales, creado con las donaciones de perito Francisco P. Moreno. El Observatorio Astronómico y la Universidad Nacional de La Plata. Todo ello transformo a la ciudad en una verdadera capital académica, de estudiantes provincianos y latinoamericanos.

En La Plata dieron sus luces hombres eminentes para argentina y el mundo, entre los que podemos nombrar: Florentino Ameghino (paleontólogo y antropólogo), Juan Vucentich (creador del sistema de identificación dactiloscópica), Alejandro Korn (filósofo), Alma Fuerte (poeta) y Carlos Spegazzini (botánico).

La nostalgia esférica es un instante de un recuerdo que nos hace resonar en una sombra acústica única del tiempo. Los instantes de vida son transitorios en un tiempo a otro espacio. Un número el 129, nos proyecta a una ciudad, a unas diagonales, a un tiempo, que siempre recordaremos, en mi corazón, en la vida por siempre. Unos amigos, un café, un instante, una alegría, una lluvia, un asado, un vino, un mate y muchas cosas más.

La diagonal 74, el 1280, el 8-A, todas son coincidencias de un tiempo perfecto, la tormenta perfecta entre el río La Plata y Buenos Aires, una ciudad, muchos recuerdos y vivencias. Una catedral, una plaza, cuatro estaciones, un teatro, Carmina Burana, un ballet. La ciudad de las diagonales siempre estará en mis mejores recuerdos de una vida que se fue y no regresara y de unos amigos que siempre serán los mismo en el tiempo y el espacio.

Una ciudad, una estación del año austral, octubre; unos árboles, el polen, una alergia. Los recuerdos son fotografía de la vida que nos hacen percibir el mundo como imagines deseadas de la realidad mágica que perpetuamos y rememoramos. La Plata, una ciudad de diagonales, parques y un museo natural, emblemáticos de una argentina esplendida y bella, de finales del siglo decimonónico, la cuarta economía del mundo, la pradera del mundo, entre el ganado y el trigo, entre los asados, el chinchulín, el vino, el mate, y el club con los mejores amigos de siempre.

El poder entender, la historia de Argentina en paralelo de la de Venezuela, me hizo concebir a América Latina con la expresión unidad en la diversidad. Dos países y dos realidades diferentes y semejantes en la usurpación territorial inglesas (Malvinas – Esequibo).

El recuerdo perpetuo de un espacio lleno de diagonales, avenidas, parques, el museo natural; es la alegría de una ciudad universitaria que entre el club gimnasia y estudiantes, hace del futbol una realidad de pertenencia a unos paisajes llenos de  sueños y alegrías, entre campeonatos y copas libertadores de américa, hacen del futbol un sentir más de mi recuerdo anhelado de poder ir aun partidos del clásico de La Plata, con lobos y pincha ratas, eso amigos argentinos están diluidos en la fotografía de mil y un recuerdos, entre el día del ñoqui, el asado con hueso del club (con el manteca), el chori pan expresión del pancho, la empanada de cantimpalo que siempre acompañamos en la picada con el queso gruyer, jamón crudo, fritas, aceitunas, palitos y mucho más que una Quilmes un Fernet o una Champaña. 

A 143 años de su creación, la ciudad de La Plata, (donde nos graduamos hace una década en su Doctorado en Historia), la magia de sus diagonales, nos proyecta una capital que seguirá creciendo y desarrollando conocimiento al sur de la América del Sur, en una perspectiva democrática que nos haga forjar ideas integracionistas que espoleen el bien común de nuestros ciudadanos y paisajes.  

Entre calles y diagonales, la estatua de Simón Bolívar cerca de la plaza Moreno, y la célebre frase de Raúl Alfonsín: “Sigan las ideas y no a los hombres.” Hoy recuerdo que para los que vivimos en La Plata, el número 129 era el colectivo del Grupo Plaza (Autopista – Retiro 9 de Julio) por lo que los platenses que viajamos frecuentemente a Buenos Aires, conocíamos mejor esta bella ciudad en el recorrido de Retiro a 9 de Julio, más que los mismos porteños.  Al llegar a la ciudad de las diagonales, por la diagonal 74, nos enteramos que es la diagonal Simón Bolívar y es cuando recordamos que los venezolanos somos parte de ese país de emigrantes cuya capital es Buenos Aires y la capital de esa Provincia es la ciudad de La Plata.

|*|: Miembro Correspondiente de la Academia Nacional de la Historia de Venezuela por el Estado Mérida. Profesor Titular de la Escuela de Historia de la Facultad de Humanidades y Educación, de la Universidad de Los Andes (ULA), Mérida-Venezuela. Magister en Historia de Venezuela por la Universidad Católica Andrés Bello. Doctor en Historia por la Universidad Nacional de La Plata-Argentina. Coordinador del Doctorado en Estudios Políticos ULA.

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