¿Cuál es la carambola? Álvaro Uribe Vélez, de salida de la Presidencia, pues le quedan escasas dos semanas en la misma, jugó una carta dura que en definitiva favorece a Santos, quien no ha dicho “esta boca es mía” sobre el tema y también a su país

El “impasse” que se presentó esta semana pasada en la Organización de Estados Americanos, OEA, en la sesión del 22 de julio en la que el embajador colombiano Luis Fernando Hoyos, hizo una serie de denuncias sobre la presunta presencia de las FARC y el ELN en Venezuela, amparados por el gobierno de Hugo Chávez y la respuesta del delegado nacional Roy Chaderton, conllevaron a la decisión unilateral del gobierno de romper relaciones diplomáticas con el hermano país.

El embajador Hoyos no tuvo la contundencia esperada. Como periodista esperaba ver fotografías y escuchar grabaciones de Nicolás Maduro, Rodríguez Chacín o Elías Jaua con los comandantes de las FARC, Iván Márquez, el Mono “Jojoy” o con “Thimochencko”. Lo que vimos fue tomas satelitales de supuestos campamentos; guerrilleros matando un cochino, lo cual no satisfizo la expectativa creada por el propio presidente Álvaro Uribe desde las denuncias hechas al respecto el 15 de julio.

La reacción venezolana fue desmedida, pero calculada, los efectos de la ruptura, hasta hoy no han pasado del ámbito político, permanece el tráfico normal de transeúntes y vehículos, no se conocen medida extremas, salvo el anuncio de Chávez de decretar una militarización de la frontera, que aún no se ha hecho efectiva.

Todo ello hace pensar que en esa jugada de Colombia hay “gato encerrado”, en perfecta connivencia con el gobierno venezolano. El propio sainete, donde la sangre nunca llegará al río y por el contrario es previsible un reencuentro de voluntades una vez que Juan Manuel Santos asuma el 7 de agosto la presidencia de Colombia. Una carambola a tres bandas.

No es un escenario caprichoso. Mientras Chávez anuncia militarización de la frontera. Uribe destaca que no enviarán tropas a la misma ¿Entonces? Queda descartada la hipótesis del conflicto bélico. La sesión de la OEA terminó en un dimes y diretes entre Hoyos y Chaderton y lo único que logró fue una movilización internacional para que se restablezcan las relaciones entre ambos países hermanos, desde España, Estados Unidos, República Dominicana, Argentina y Brasil.

¿Cuál es la carambola? Álvaro Uribe Vélez, de salida de la Presidencia, pues le quedan escasas dos semanas en la misma, jugó una carta dura que en definitiva favorece a Santos, quien no ha dicho “esta boca es mía” sobre el tema y también a su país, uno de los principales socios comerciales de Colombia. ¿Cuál es esta? El restablecimiento pleno de las relaciones diplomáticas políticas y económicas entre ambos países que saldrían favorecidos en un lapso que no creo que pase del 26 de septiembre. Chávez se saca el San Benito de respaldar al terrorismo y al narcotráfico y Santos logra reactivar la economía fronteriza de su país.

El presidente entrante de Colombia, cachaco, de la godarria bogotana, ha anunciado que nombrará de canciller a la ex embajadora en Venezuela, María Ángela Holguín, persona sobre la cual individuos como Roy Chaderton o José Vicente Rangel han emitido elogiosos criterios. Por si ello fuera poco “El Tiempo” de Bogotá, anunció el sábado que será designado como embajador en Venezuela el ex alcalde de Santa Fe de Bogotá, Luis “Lucho” Garzón, destacado líder del Partido Verde de Antanas Mockus, de tendencia izquierdista ¿Qué quiere decir ello? Nada distinto a que la mesa está servida.

Rafael Correa, Lionel Fernández Lula Da Silva, Cristina Kitchner, Alan García, entre otros presidentes el 7 de agosto irán a la toma de posesión de Juan Manuel Santos. De allí vendrán a armar este ajedrez diplomático, donde no habrá ningún “jaque mate”, sino que será un juego que terminará empatado con ganancias para ambas partes. Eso es lo que indica la lógica y las señales. Lo otro, la confrontación abierta, sería un suicidio y hasta donde dan mis conocimientos, nadie lo hace en primavera.