Ruin Country I, II y III
Escrito por Iván R. Méndez | X: @ivanxcaracas   
Jueves, 15 de Septiembre de 2011 12:50

altSi asumimos la historia contemporánea del país  como una variante de las novelas gráficas Sin City o V de Vendetta, y el esfuerzo imaginativo es breve, pues la vida en el país es una comiquita tragicómica;

él Presidente sería el malo que le daría fuerza a la historia y, de seguro, aparecería hasta en  tres secuelas fílmicas de la misma:

  • Ruin Country  (“La revolución milico-socialista como un virus troyano”);
  • Ruin Country II (“Ese dinero es mío, de Fidel y mis amigos. El robo más grande del mundo”)
  • Ruin Country III (“Las perras son más malas que ellos”)


El lector podrá, a su criterio personalísimo y subjetivo, encajar  esas películas, de muy bajo presupuesto, en el momento histórico que mejor le parezca. El punto de este articulista es subrayar la necesidad de un malo en cada historia e incluso de un malo repetido hasta tres veces (piensen en el Mr Smith de Matrix) o, en algunos casos aberrantes, hasta cinco, como la presencia resentida del Sr Darth Vader en Star Wars.

De malo a clown
En el país, hemos desbordado la presencia del malo hasta hacerlo intolerable incluso para sus siempre traicionados aliados. Acoto que las primeras víctimas del malo son sus compinches. Si la memoria les falla, visualicen al Joker (encarnado por el fallecido Heath Ledger) en Dark Knight, a quien no le importaba volar en pedazos a sus asistentes si con ese atentado podía maltratar al mismísimo Batman.

Nuestro malo es un triste malo que deviene en un clown cómico-lastimero, pues no cuenta con un héroe a quien mortificar y, él lo sabe, ante quien caer derrotado hasta su próxima aparición. Es un malo que juega sólo y se aburre. Se aburre mucho.

Las fases
El milico arrancó como un antihéroe que se enfrentó al Sistema enfermo y omnipresente (esa premisa infantil se la compraron medios de comunicación, religiosos, empresarios, militares, políticos, intelectuales); luego se versionó como otro dictadorzuelo tropical y, finalmente, es una víctima del brebaje del poder, que lo hace desconfiar de todos y, en su fase terminal, lo hace vivir con la sensación de que todo le queda pequeño.

En el país* estamos viviendo la tercera secuela o Ruin III, con un gobierno “de género” que no ha hecho otra cosa que degenerar a sus miembros y “miembras” en seres serviles al malo, miedosos de perder lo ganado tan rápida y astutamente y, muy por encima de todo, incapaces de sentir ya ninguna empatía ante sus semejantes.

¿Qué cómo termina la película? Esperemos que sin la aparición de un mesías que luego termine repitiendo el ciclo, pues luego de tanto mal en la pantalla del mundo real, los espectadores queremos ahora una comedia o un drama light, pues la vida debe continuar luego del 07 de octubre de 2012…

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Twitter: ivanxcaracas

Notas:
(*): Repito, del país, no de Venezuela, ojo, no hay parecido con la realidad.




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