| Ese color, esa consigna |
| Escrito por Colette Capriles |
| Jueves, 04 de Agosto de 2011 07:42 |
La naturaleza aborrece el vacío y los seres humanos aborrecemos la incertidumbre, que es su equivalente cognitivo. La ambigüedad, la indefinición o la confusión
son situaciones para las que el cerebro está siempre produciendo soluciones, es decir, recomponiendo los datos disponibles para darles sentido. El cerebro es como una fábrica incesante de teorías de la conspiración, en la que distintos eventos se encadenan para proporcionarnos una experiencia de continuidad cognitiva, a través de una estructuración causal (o al menos con la apariencia de causalidad) que ordena (y, modestamente, trata de explicar) los acontecimientos.Quizás la política, en el sentido de relato o "narrativa" sobre el poder, cumple exactamente esa función tranquilizadora. De modo que cuando los hechos o las experiencias colectivas desbordan el marco explicativo que puede ofrecer la política, quedamos a merced de nuestra propia manufactura teórica, bastante artesanal en muchos casos, para dar cuenta de lo que pasa y tratar de sustraernos al principio de incertidumbre. Así, ocurre que ciertos episodios francamente irracionales o inesperados, que no pueden ser integrados a la lógica política, no son admitidos como acontecimientos singulares (lo que no resolvería la incertidumbre de la que nos queremos deshacer), sino que se les adjudica una racionalidad oculta y una lógica de la confabulación. Siempre hay quien recurre a la versión básica de la teoría de la conspiración, a saber, que existe algún centro oculto y omnisciente, urdido panópticamente, para ver todo sin ser visto, del que emana una estrategia maestra según la cual todo está previsto y milimétricamente orquestado, quizás desde hace años. En lo público, en lo político, hay fortuna e infortunios. Maquiavelo lo enseñaba, y en realidad seguía a los antiguos, que entendían la prudencia o el juicio práctico como una habilidad para la incorporación de lo imprevisible dentro de un esquema general, pero no definitivo, de las cosas humanas, es decir, políticas. Lo verdaderamente asombroso es que en este país gobernado por ocurrencias -según la acertadísima expresión de Raúl González Fabre en su esclarecedor artículo "Socialismo a la venezolana, cinco problemitas", cuya vigencia sigue intacta desde su publicación en la revista SIC, en marzo 2007-, lo que aparezca en algunas superficies de la conciencia colectiva sea precisamente lo contrario: la impresión de que se cumple la obsesión planificadora y el control totalitario propio del socialismo científico o "computacional", como podría llamársele ahora, y de que en consecuencia, lo que aparece como infortunio, eventos inesperados y dinámica aleatoria propia de la vida humana, sea interpretado - contra los hechos mismos- como el resultado de una voluntad política innominada. Claro que bajo la sombra de la amenaza y de las prácticas de abuso de poder, nada más natural que sentir que la propia vida está subordinada a otra voluntad difusa. Tal es la experiencia de los regímenes autoritarios. La acción del gobierno, reducida en estos días a una incesante exhibición de la enfermedad presidencial, pero que se construye a la vez como negación de esta misma enfermedad, es como la cumbre de la ambivalencia y de la incertidumbre, lo que parece evocar en muchos la idea de que luce simplemente como el escenario visible de una tramoya orquestada desde algún sótano habanero. Las nuevas directrices emanadas del líder en proceso de renacer (lo que es en sí mismo un oxímoron, una imposible conjunción de vida y muerte) borran las minúsculas certezas identitarias: ese color, esa consigna, ese estribillo que unían, quedan ahora redirigidos al basurero de la historia. Esto tiene un costo que se pretende cancelar con las presuntas ventajas asociadas a la reinvención de un chavismo transpolítico y místico, pero la realidad es que tiene un alto precio: más puede la sed de certezas, más puede el horror vacui que la promesa de un culto ultraterreno. @cocap EN |
Teatro Río Caribe presenta “Memorias Danzadas: Voces Ancestrales de Mujeres Negras”Este sábado 22 de noviembre a las 5:00 p.m., Río Teatro Caribe abrirá sus puertas para presentar “Memorias Danzadas: Voces Ancestrales de Mujeres Negras”. |
Digitel se alía a Soutec para dar un salto con IA en la experiencia de sus clientesDigitel ha sellado una alianza estratégica de varios años con Soutec, la empresa integradora venezolana, y Genesys, empresa líder global en tecnología de orquestación de experiencias y contact centers... |
Acto de Grado de MiCondominio.comHoy convocamos para celebrar algo más que el final de un Acto de Grado: celebramos el triunfo del compromiso, la constancia y la fe en Venezuela. |
La Unión Europea en Venezuela promueve la inclusión de personas con discapacidadEn el marco del próximo Día Mundial de las Personas con Discapacidad, que anualmente tiene lugar el 3 de diciembre, la Delegación de la Unión Europea |
Equipos licenciados bajo marca Compaq disponibles en VenezuelaAunque la empresa Daka lleva un buen tiempo comercializando monitores Compaq, los distribuidores de la marca licenciada realizaron un lanzamiento para anunciar su presencia en Venezuela. |
Una breve historia de las intervenciones de USA en el CaribeSi consideramos solamente las intervenciones militares unilaterales de un país de América en el mundo, desde 1960 hasta la fecha, quien encabeza el ranking es Cuba. |
Periodista vocacionalMucho se ha hablado del ex Presidente Luis Herrera Campíns en el Centenario de su nacimiento. |
Lo que niegas te somete, lo que expresas te liberaLos venezolanos necesitan reencontrarse con su propia idiosincrasia, para lo cual es necesario que conozcan y ejerzan el perdón como método de lucha, lo que no es un llamado a desconocer la aplicación... |
¿Adiós al pensamiento crítico?Sobre cosas “muy locas” de “los viejos tiempos”, un stand-up de la comediante, actriz y escritora norteamericana Natasha Leggero, |
La complejidad venezolana: Entre el desorden y la posibilidadVenezuela vive un proceso que, más allá de su superficie política o económica, puede entenderse como una transición sistémica. |
Siganos en