¿Militarismo o civilismo?
Escrito por Antonio José Monagas | X: @ajmonagas   
Sábado, 13 de Julio de 2024 06:15

altAunque la teoría del desarrollo no es mayormente explícita en diferenciar problemas que se dan en gobiernos que confunden militarismo con civilismo,

o que combinan gajes militaristas con facultades del poder civil, sí lo hace la teoría política, Más cuando explica las relaciones entre el mundo militar y el ámbito civilista. Así, pudieran contenerse equivocadas consideraciones ante gruesas contradicciones que arremeten contra la institucionalidad establecida por el ejercicio político-jurídico sobre el cual se formaliza un Estado-Nación. 

 

Atravesado y abusivo poder político

En naciones que juegan con el poder, encubriéndose los correspondientes procesos con una narrativa democrática, en función de intereses y necesidades de carácter fáctico o que rayan con sistemas políticos autoritarios, la relación militarismo- civilismo actúa como un criterio de gobierno. Criterio éste, casi siempre manipulado o aprovechado según circunstancias dominantes que tienden a justificar medidas represivas o impositivas necesarias a los fines de asegurar el poder político al gobernante.

Este pastel ideológico, como el que sirvió de base conceptual y metodológica al proyecto de gobierno impuesto en 1999 en Venezuela, constituyó una burda contrariedad cuyas secuelas fijaron los guiones del esquema político económico que comenzó a fracturar la idiosincrasia del venezolano, tanto como la estabilidad económica del país. Aunque también acusó razones de gobierno para que la gestión pública en curso, se desquiciara en términos de lo que hasta entonces había fungido como articulador y conciliador entre política, economía y sociedad. 

Haber entendido que el principio de no deliberación iba a enrarecer procedimientos que soportaban el devenir del mundo civil, ocasionó fuertes choques que terminaron desvirtuando tanto el proceder militar como el funcionamiento social que una sociedad apegada a la civilidad se arrogaba como fundamento de vida política. 

 

Militarismo avieso

El sector militar se pervirtió como resultado de decisiones que se vieron infectadas por la corrupción propia de la politiquería venezolana. Tanto fue así, que militares de alta graduación comenzaron a desplazar del gobierno a civiles preparados para administrar la estructura gubernamental. Esos militares, no ayudaron en nada a la tarea de corregir rarezas que el mundo civil había inculcado con el ímpetu que el despelote del administrativismo gubernamental, había permitido. 

Así, llegó a exaltarse la violencia como falaz argumento gubernamental para reivindicar posturas de supuestas medidas de democratización “revolucionarias”. Igualmente, la esfera militar ajustó buena parte de su comportamiento a pseudo valores que tendieron a desfigurar el contenido del compromiso institucional (asumido) de defender la República y de actuar al margen de posturas politiqueras. (Léase los artículos 328 y 330 constitucionales).

De todos modos, tanto el militarismo como el civilismo mientras se comprendan -respectivamente- como ideologías de presumidos de uniforme o de inconformes de la política, o como la degradada rivalidad entre la acción y la razón, la política pudiera ser causa de desórdenes. Más aún, sumadas estas realidades a las ya pesarosas realidades que cunden por doquier. Vale reflexionar ante la debacle que puede devenir de decisiones tomadas con base en transgresiones instrumentales que pueda forjarse de la duda equivocadamente afianzada de si las realidades han de pautarse según ínfulas de ¿militarismo o civilismo?


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