Que el trofeo del cadáver del presidente Chávez nunca lo puedan exhibir
Escrito por Diego Arria   
Domingo, 07 de Junio de 2009 06:11

El diputado Mario Isea en una dramática intervención en la Asamblea Nacional celebrada este jueves sentenció: "apoyamos las investigaciones para esclarecer el plan magnicida para asesinar al Presidente Chávez. Haremos lo que sea necesario para que el trofeo del cadáver del presidente Chávez nunca lo puedan exhibir”.

Comento, que creo importante se le preste ayuda al diputado, claro, en el entendido que cuando se trata de fantasías, obsesiones y coartadas esto es difícil. La mitomanía es imposible de curar -igual que la falta de conciencia moral-. Ya van por 18 los "intentos de magnicidio" al punto que los humoristas criollos los califican como "minicidios".

Ahora bien, paralelamente es importante y urgente hacer algo, que no requiere ayuda de ninguna especie, para aclarar acciones criminales perfectamente documentadas -hasta en videos- y muy bien conocidas hasta por esta Asamblea urgida en declarar sobre fantasías, pero no de condenar realidades. Y se trata de lo siguiente:

- El 4 de febrero de 1992, efectivos militares al mando del entonces Teniente Coronel Hugo Chávez y de otros oficiales golpistas, intentaron derrocar por la fuerza al gobierno democráticamente electo de Carlos Andrés Pérez. Matar al presidente y a su familia fueron los objetivos ese día.

- Esa noche dispararon desde tanquetas a la oficina en el Palacio de Miraflores donde se encontraba el Presidente Pérez resistiendo esta ofensiva. Balazos por todos lados. Inclusive la muerte de un oficial golpista a la puerta del despacho presidencial cuando venía, no con intenciones de apresarlo, sino con instrucciones de matar al entonces Presidente de la República. No fue una fantasía sino una dolorosa realidad. Un intento de magnicidio frustrado. Pero crimen al fin. Simplemente no tuvo éxito como buscaban Chávez y sus compañeros golpistas

- Mientras intentaban asesinar al Presidente Pérez en el Palacio de Miraflores, por lo tanto, estando en pleno conocimiento de la ubicación del Presidente Pérez, los militares sediciosos atacaban la residencia presidencial de La Casona. Allí se encontraba la esposa del Presidente Pérez y sus hijas.

- Atacaron con ametralladoras y morteros la residencia presidencial, en un acto que no es calificable como magnicidio por no estar el Jefe de Estado, sino de intento criminal de asesinato de la esposa e hijas del Presidente. Un acto humanamente peor que el intento de magnicidio contra el propio Presidente Pérez. Una acción criminal y cobarde jamás registrada con anterioridad en nuestra historia, ni en la de América Latina.

- Sobre ese día no hay necesidad de esclarecer nada. Todo está clarísimo. El actual Jefe de Estado, Hugo Chávez, y sus principales colaboradores, no solo fueron golpistas sino también perpetraron crímenes de intento de magnicidio y de asesinato premeditado de la familia presidencial.

- Es increíble que los únicos golpistas oficiales, debidamente documentados, como son el hoy Presidente de Venezuela Hugo Chávez y sus compañeros golpistas, responsables directos por el intento de magnicidio y asesinato de la familia presidencial, se hayan convertido en los jueces y verdugos de venezolanos inocentes.

- Estos que hoy usan la mitomanía presidencial para halagar al Jefe del Estado, no creo le harán barra en el Tribunal Penal Internacional en La Haya, ya que muchos de ellos estarán también indiciados.

- Este tema debe ser retomado por la sociedad civil venezolana con la urgencia, seriedad e importancia que merece. Un intento de magnicidio frustrado (real) y de asesinato de una familia presidencial no prescribe, no importan las razones políticas que hasta ahora han permitido que estos hechos queden sin castigo.

 


(*):El suscrito era Embajador ante la ONU y había llegado ese día a Caracas a reunirse con el Presidente Pérez.  Le correspondió regresar desde Venevisión al Palacio de Miraflores con el Presidente, y el valiente Jefe de la Casa Militar, el Almirante Mario Iván Carratú Molina, esa madrugada fatal para la vida democrática del país. Pudo constatar personalmente lo descrito. En una camioneta de la Guardia Nacional, acompañado también por el Dr. Luis Alberto Machado, quién, junto con muchos otros demócratas, estaba en Venevision. Al bajarse del vehículo y atravesar la calle frente al Palacio de Miraflores, tuvieron que "saltar" por encima de los pobres soldados -rendidos boca abajo- que Hugo Chávez y sus golpistas arriesgaron a morir mientras los observaban “valientemente” desde el Museo Militar. En el umbral del despacho presidencial, del Palacio, aun había sangre del oficial que intentó matar al Presidente constitucional de Venezuela, Carlos Andrés Pérez.

Esa madrugada conoció al Teniente Coronel Hugo Chávez. Militar que traicionó su compromiso constitucional. Golpista responsable directo del intento de magnicidio y del intento de asesinato de la esposa e hijas del Presidente Constitucional de Venezuela (desde su escondite, a pocas cuadras del palacio presidencial).

Ese teniente coronel es hoy el Jefe del Estado venezolano. Permanece en libertad a pesar de hacer cometido los crímenes descritos, y otros el 11 y el 12 de abril de 2002. A pesar que la Asamblea nacional no ha cumplido su deber, nombrando una Comisión de La Verdad como se acordó en La Mesa de Negociación y Acuerdos. Se puede repetir, sin que quede la menor duda, la espada de la justicia pende sobre su cabeza.


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