Venezuela: y su política energética
Escrito por Boris Gómez Úzqueda (Bolivia)   
Sábado, 18 de Diciembre de 2010 08:11

altHe recibido varios emails de amigos de Caracas en donde me han congratulado por comentar temas de política energética venezolana que son directamente de interés para Bolivia. Y me envían datos y criterios sobre el particular.

Con una correcta alianza entre Bolivia y Venezuela se podría lograr importantes proyectos que posicionen a ambos países en situación pivilegiada de suministro de gas, petróleo y productos de valor agregado, al Continente. Pero sucede todo lo contrario: el presidente de Venezuela tiene una fijación con el gas boliviano: no permite que sea desarrollado ni menos industrializado porque siente que sería competencia como suministrador de energéticos de bajo coste en éste lado del Cono Sur.

Es una lástima que Venezuela –que es una potencia petrolera de peso mundial- esté tan mal regentada en sus políticas públicas de hidrocarburos y energía. Prima el despilfarro por sobre la cordura. Aquí otro ejemplo: el presidente de Venezuela necesita mucho más dinero para seguir financiando su costoso proyecto político “socialismo del siglo XXI” –y seguir subvencionando a sus gobiernos satélites que le siguen incondicionalmente.

Y para ello debe echar mano de sus exportaciones de crudo, de sus reservas y de sus bienes en el exterior. Produce 2,2 millones de barriles de crudo al día. La bella Venezuela podría ser más lujosa y rica que Qatar, Arabia Saudita o tener el mismo nivel de vida de Canadá o Estados Unidos. Sin embargo, por el despilfarro, sigue siendo un país pobre sin viviendas suficientes, con programas de salud muy criticables y con su principal metro de transporte capitalino, el de Caracas, que necesita una remodelación urgente. Fueron promesas del “socialismo del siglo XXI” incumplidas hasta el momento.

El despilfarro de dinero es impresionante: ordenó además la emisión de bonos de su estatal petrolera –cuando lo lógico sería administrar razonablemente la multimillonaria cantidad de recursos que recibe Venezuela que está entre los diez países más importantes en exportación de volumen de crudo, de producción, refino y percibe una gran rentabilidad de esas operaciones.

El presidente de Venezuela ya anunció públicamente que tiene pensado vender la compañía petrolera Citgo (venezolana) que opera en Estados Unidos y que tiene un gran cuartel ejecutivo en Houston.

Esa compañía que tiene a su cargo una larga distribución y comercialización de combustible en varios estados de la Unión y además opera tres refinerías en Louisiana, Texas e Illinois. Quizá así podría cumplir su amenaza de ya no suministrar de crudo a Estados Unidos.

Esa compañía venezolana en suelo estadounidense llevó crudo a Estados Unidos, lo refinó y comercializó por más de veinte años. Hoy el ministro de Energía de Venezuela tiene la difícil misión de encontrar comprador para esa compañía –valuada por el régimen en USD 10 mil millones-. Tarea difícil: quizá logre venderla –a duras penas- en unos 4 mil millones. Y no porque no tenga valor, sino porque -dicen los expertos amigos de Caracas en temas de hidrocarburos- fue mal administrada y utilizada políticamente.

Para mis muchos amigos de Caracas y expertos exiliados en Estados Unidos y que conocen muchísimo mejor el tema energético venezolano esa venta quizá no sea una decisión inteligente: en algún momento de la historia Chávez tendrá que irse del poder y Venezuela, sin Citgo, estará muy en desventaja y fuera del mercado norteamericano. Reconstruir la presencia venezolana en el principal mercado de combustibles y crudo del Continente será, posteriormente, muy complejo.

Venezuela tiene sus mayores ingresos por venta de crudo a Estados Unidos.

La amenaza del presidente de Venezuela de reemplazar ese gigantesco mercado por China es, técnica y logísticamente, muy difícil. Los entendidos en transporte de crudo por barco y de refino de diferentes tipos de crudo pueden explayarse explicando éstos escollos del plan “alternativo”.

En todo caso de ocurrir esa venta el presidente de Venezuela tendrá muchísimo dinero para seguir despilfarrando en su proyecto retórico continental, en sus alianzas con Irán y en su financiamiento a Cuba, Bolivia y otros países que le dicen "creer" en su proyecto político. Y seguirá habiendo cinturones de pobreza, hambre y falta de educación y salud en la bella Caracas y en principales ciudades venezolanas. Aunque hace unos años prefirió regalar combustible a un barrio bajo de Nueva York, en vez de proporcionar energéticos baratos a los venezolanos.

Quizá la venta no llegue a darse porque, entre otros problemas a los que se enfrentaría el presidente de Venezuela es a arbitrajes por "nacionalizaciones" (a grandes multinacionales petroleras norteamericanas en 2007) y porque quizá esas mismas gigantes petroleras le cierren la posibilidad de lograr el precio al que aspira. La moraleja es no insultar a quienes podrían comprarte posteriormente. Y la moraleja es, también: no despilfarrar las bendiciones de Dios en politiquería.

Este es otro gran ejemplo de las erráticas políticas energéticas del presidente de Venezuela.

* Máster en Administración de Empresas. Consultor del sector privado en enegía, industria, tecnología e hidrocarburos.

Fuente: www.hoybolivia.com


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