Sónar 2014: Crónica de un festival anunciado
Escrito por Cherry Adam | @cherryflins   
Sábado, 28 de Junio de 2014 07:18

altSon las 6:00 am del domingo. Llueve y hace un poco de frío, aunque mi atuendo dice “verano” a gritos. Estamos felices (o borrachos),

buscando un taxi entre la multitud de gente igual de feliz, mojada y confundida. Finalmente se detiene uno, el conductor,  Gustavo, es un colombiano muy risueño que emprende la aventura de dejarnos en nuestras casas. Mientras R le explica cómo llegar y B habla de cuánto debemos pagar cada uno, yo le hablo de fútbol y de aquella gran selección que fue la Colombia de René Higuita.

La fira Gran Vía es el mismo espacio donde tiene lugar el MWC, así que me resulta familiar su arquitectura y sus accesos. Faltan sólo 15 minutos para el inicio de Massive Attack, Four Tet está calentando el ambiente con su DJ Set y sorpresivamente el espacio no está a reventar, ni de cerca al volumen de gente de Kraftwerk el año anterior. Al día siguiente leeré que el Sónar 2014 contó con 109.000 visitantes, el segundo mejor registro de su historia.  Lo que prometía ser un cartelazo no atrajo a tanta gente como antaño.

altEl show de Massive Attack es sólido y muy similar al que ofrecieron en Barcelona en octubre de 2010, sólo que los titulares y sus political statements ya no hablan sobre Belén Esteban, una suerte de pop star de la clase media baja española, sino de la abdicación del Rey. Sigue el turno de Matthew Dear pero nos movemos al Sónar Pub a oír la selección de James Murphy (LCD Soundsystem), luego de sus 18 horas en Despacio y como antesala a Chic. En un derroche de absoluta fantasía disco, Nile Rodgers y compañía superaron todas las expectativas. Sin dejar de lado ninguno de sus grandes temas, todos los asistentes pudimos bailar al ritmo de "Le Freak", "We Are Family", "Like A Virgin", “Let’s Dance” y hasta “Get Lucky”.

Es sábado y son cerca de las 4:00 pm, ya estoy lista para el tercer y último día del Sónar de Día. Con cada año que pasa mi resistencia disminuye (los años, you know), así que ahora selecciono cuidadosamente lo que veré en cada jornada. Hoy la asistencia es bastante mayor, como era de esperarse, aunque el público se divide en sólo dos espacios: el SónarHall para el regreso triunfal de Neneh Cherry -luego de 16 años sin lanzar un disco- y Despacio, la discoteca de McIntosh, Murphy y 2ManyDjs.

Más adelante tocaría el turno de Kid Koala y su Vaudeville 2.0. A pesar de la temperatura el Kid lleva su traje de Koala y sus tres platos; habla con la gente, cuenta historias y tiene tres bailarinas que son un encanto. Esto es un delirio de gente bailando bajo el sol. Uno de los mejores momentos del festival. De esta tarde también resalto la interesante propuesta de Audion, proyecto paralelo de Matthew Dear, con una hermosa estructura en el escenario, y las presentaciones de Dâm Funk y Tokimonsta en el SónarDôme.

altJueves de tarde y viernes de noche

Estamos en la Avenida Paralel esperando por al autobús que nos llevará a la Fira Gran Vía (la del Sónar de Noche), el pasaje son €2,50 y no hay garantía de estar sentado. Una vez que entran todos, hasta completar la capacidad del transporte, empieza el recorrido. En este instante puedes reconocer el público del Sónar: el grupo de rubias hablando alemán, el grupo de mexicanos y el de venezolanos -dos de las comunidades de mayor crecimiento en Barcelona-, los ingleses, que nunca faltan, y desde hace un par de año muchos norteamericanos. Todos son jovencísimos, algo que noté en la sesión diurna del jueves. Calculo que no superan los 25 años.

Esta noche viene signada por nombres claves: Röyksopp & Robyn, el dúo noruego y la cantante sueca con una presentación excepcional; Woodkid con una gran puesta en escena y esa voz dramática y poderosa, y Moderat, el proyecto de Apparat y Modeselektor. Una vez más -porque decidí repetir luego de verlos en el Primavera Sound 2014- logré desconectar, me liberé de la cámara y de la responsabilidad inherente de reportar lo que ocurría y me dejé llevar por un set realmente inolvidable. Luego disfruté de minutos de Gessafelstein, Caribou, Todd Terje y volví a casa.

La tarde del jueves es relajada. No hay demasiada gente y si quieres estar en primera fila es una tarea sencilla de emprender. Lo primero que hago es ir a Despacio, ese concepto de discoteca ideal, con 50.000 vatios de sonido provistos por McIntosh y con la selección personal de James Murphy y 2ManyDjs. Hay que decirlo, el espacio y el sonido te atrapan como un agujero negro y por minutos te olvidas que afuera hay todo un festival que te espera. De este día me quedo con dos artistas: Machinedrum (Ninja Tune), interpretando en directo su gran álbum “Vapor City” y “Ethermachines”, algo así como máquinas etéreas, la propuesta minimalista y de marcada tendencia industrial de Ben Frost que tuvo lugar en uno de mis espacios favoritos, el auditorio del SónarComplex.

Son las 3:00 de la tarde y ya estoy en la Fira Barcelona. En la entrada lateral está la zona de prensa y me toca hacer una fila y esperar para recibir mi acreditación. Cuando toca mi turno me siento en un pequeño escritorio, entrego mi DNI y me sacan una foto con la webcam del portátil -una de las peores fotos de mi vida-, luego imprimen mi carnet y me colocan un brazalete dorado: mi golden ticket. Al salir, recojo el bolso de este año, un backpag de Adidas lleno de material promocional, revistas, cupones de descuento y CDs, que pesa lo que pesa la responsabilidad de estar ahí con tu pase de prensa. Es hora de festejar pero también de trabajar. Estamos en la víspera de una nueva edición a punto de darnos la bienvenida. Es un año más de Sónar, un año más de un festival que vale la pena vivir una vez más.

@cherryflins



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