Xiomary Urbáez: “quiero hacer literatura para las masas” |
Escrito por Iván R. Méndez | X: @ivanxcaracas |
Martes, 19 de Marzo de 2013 15:57 |
La escritora debutante entrega una novela en clave de historia fabulada donde el dato histórico no le roba territorio a la acción que envuelve a esa redescubierta heroína venezolana, la femme fatale llamada “Catalina de Miranda” (Planeta, 2012). La novela alcanzó su quinta reimpresión en pocos meses y casi demanda, por sí misma, su propagación hacia los anaqueles hispanoamericanos e incluso su versión cinematográfica. La obra es fresca y ágil, casi visual, funciona como espejo de las mujer venezolana (y Latinoamericana), que hace de las dificultades un detonante para alcanzar, con alegría y desenfado, sueños que perduran por siglos. La narradora muestra sus cartas desde el principio: datos históricos, fabulación sobre éstos personajes muy bien delineados en una geografía que va “de los colores de los cuadros de Murillo y Velásquez hacia el verde caribeño”, asevera Urbáez; un entorno de acción e intrigas y un lenguaje contemporáneo, del siglo XXI, que no demanda mayor esfuerzo de un lector que recibe fácil un caudal de datos y detalles del siglo XVI. — ¿Qué conexión hay entre “Catalina de Miranda” y la obra histórica de Walter Dupuy, “Catalina de Miranda, primera cortesana de la conquista”? — Xiomary Urbáez (XU): Se me atravesó el nombre de ella en una crónica cualquiera que leí en Aporrea (el artículo es de Manuel Taibo, aquí lo puedes leer. Describe a Catalina así, “una hetaira célebre, una buscona como la Catalina de Miranda, natural de Sevilla, un bombón de 18 años, una bellísima mujer que dejará huella en la historia”), donde se refieren a ella como una barragana, muy feo el término, muy poco gentil. Decía también que ella, de la mano de Juan de Carvajal, funda El Tocuyo, lo cual me llama la atención, pero al leer que nació en 1527 y murió en la recién fundada Caracas en 1610, saqué la cuenta y vi que eran 83 años, que para el siglo XVI eran demasiados en una época donde la gente no vivía más allá de los cuarenta. Ella tenía que ser una mujer especial. Para escribir a “Catalina” yo sentí que era clave tener el respaldo de los documentos históricos y realicé una investigación muy ardua, con los legajos de los archivos de Indias, los cronistas primigenios (De las Casas, Castellanos, Galeoto Cey, que aparece como personaje en el libro). Busqué y no encontré la obra de Dupoy. Luego me lo envió David Chacón, secretario del hermano Nectario María, pero ya la novela estaba publicada. — ¿Cómo empiezas a estructurar al personaje? — XU: Yo empecé a tomar notas sobre Catalina sin pensar en una novela sino por esa inquietud que sentimos y nos mueve a quienes nos gusta escribir. Lo hacía mientras iba investigando sobre el personaje, pero ni siquiera conocía cómo era la estructura de una novela. Siento que la escribí de una manera muy ingenua y eso ha hecho clic, de alguna manera, en los lectores. La Xiomary de ahora está mucho más preparada y puedo adelantarte que está experimentando con su segunda novela (ambientada en los últimos años de Cubagua, antes de ser arrastrada por un maremoto), porqué Catalina tiene una estructura lineal, ideal para un guión cinematográfico, que en sí es un estilo de narrativo. Además, si ese estilo lineal funciona y posibilita que los venezolanos empiecen a leer entonces es válido. — ¿Por qué ese cambio en la estructura, ese romper la linealidad? — XU: La linealidad en Catalina funcionó por el tipo de historia casi cinematográfica, recuerda a Jorge Luis Borges cuando se preguntó quién se imagina un Quijote que no sea secuencial. Pero ahora “desestructuro” para nutrirme yo como escritora, para retarme siguiendo los pasos del irlandés James Joyce o de Virginia Woolf que lo hizo muy bien.
— La novela funciona muy bien, tanto que quizá uno se plantea que lo que defines como ingenuidad al escribirla esconde algo más… ¿Publicaste cuentos u otra novela con anterioridad? — XU: ¡No he publicado narrativa con anterioridad! sólo material periodístico. Pero tienes razón, hay una gran “cuentera” influenciada por mi papá, que era un gran cuentero. Cuando viajábamos de Valencia a Caracas y pasábamos frente al “Ingenio Bolívar” él nos contaba todo lo que había ocurrido en esa casa de Simón Bolívar, y eso hizo mella en Xiomary a quién siempre le gustó la historia.
— Una fortaleza de la novela es la forma como presentas a los personajes, están muy bien caracterizados física, histórica y psicológicamente. No hay personajes absolutamente secundarios, sino que todo el que aparece es porque tiene una vela en esa historia… No hay el abultamiento en el cual caen muchos narradores. — XU: Me llama la atención tu pregunta, yo he tratado con varios tipos de lectores, desde el más “light”, el que arma un grupo de lectura y te pregunta sobre la historia, pero me enfrento contigo a uno muy preparado, que me nutre (la autora sonrojó al entrevistador). Cómo te la respondo, creo que cada personaje de “Catalina” y de los que vienen en la siguiente novela, tienen un poquito de Xiomary. No se puede deslindar una cosa de la otra, ellos nacen en el ideario del autor, quien al momento de darles un perfil psicológico a esos personajes se tiene a él mismo como modelo, es la persona que mejor conoce.
— ¿Cómo insertas la investigación histórica en una voz contemporánea? — XU: Siento que los historiadores son muy críticos con los novelistas, cuando inquieren sobre la fundamentación histórica, yo les digo que para mí no es un halago que me digan que está apoyada en una bibliografía histórica de alta factura porqué yo no hice una Tesis de Grado. Yo modernicé los diálogos para la puedan disfrutar todos los lectores, lo hice así porqué me siento heredera de grandes autores venezolanos que tenemos que seguir leyendo como Enrique Bernardo Núñez y Eduardo Blanco, que retrataron los paisajes venezolanos de una manera que parecían cuadros. Creo que en la escuelas y en el bachillerato tendríamos que seguir leyendo a un González León, un Silva, un Núñez, un Blanco, pero combinados con Xiomary Urbáez (risas).
— ¿Y Francisco Herrera Luque? — XU: Me encanta y siento que él, antes que yo, revindicó a personajes históricos, como fue el caso de Manuel Piar. Eso es lo que intento hacer con “Catalina”. Siempre repito que la historia la escriben los vencedores, pero en el caso de las mujeres ha sido doblemente injusta dejándolas de lado. Catalina, mujer, en una historia escrita por los hombres que ha sido muy injusta. Eso también afecta a otras instancias, por ejemplo, en el Tocuyo celebran su fundación en el mes de diciembre, pero yo me voy por la corriente que asegura que Galeoto Cey acompañó a Carvajal y se indica que fue a finales de octubre. Me inclino por la corriente que perfila a Juan de Carvajal como un tipo idealista, que se enfrenta al mayor Poder del momento, a los Welser, aliados a la Corona. No niego que cometió un crimen horrendo, pero también planteo que estos individuos del siglo XVI y nosotros en el XXI seguimos siendo iguales. Esos españoles tenían sed de dinero y aventuras, tenían en una mano la espada y en la otra la Biblia. Así era Catalina, una mujer buena que hizo cosas no tan buenas, cómo diferenciarla de mí que puedo ser ángel y demonio.
— ¿Piensas que el éxito de “Catalina de Miranda” afectará negativamente a tu segunda obra? — XU: Yo nunca me planteo nada como un obstáculo, creo que el Universo tiene un complot, pero a mí favor. Veo para adelante, no pretendo ser una escritora de una sola novela y no le temo a la página en blanco. Yo soy lectora antes que autora, desde muy niña me gustan los “clásicos”, como Mark Twain, que también viene del periodismo. Yo soñaba con “El Príncipe y el Mendigo”. También amo a otro al cual he visitado en su casa de La Habana y de Key West, me siento en las piedras, conversó con él y si estuviera vivo habría sido su amante: Ernest Hemingway. — Catalina de Miranda es un personaje atemporal, por su fuerza, su capacidad de conectarse con las emociones de los demás y su temple para defender a los suyos y alcanzar sus objetivos. Desde un principio la concebiste así, ¿qué mujeres tomaste como modelo para esculpirla? ¿Qué mujeres venezolanas, a tu juicio, tienen un temple como el Catalina? — XU: Yo tenía que darle un perfil psicológico y la data que tenía era que nació en 1527, pero no tenía ni el día. Por eso ella escoge y celebra su cumpleaños el 7 de noviembre, es una escorpiona (la autora es del 8). Ella representa a las mujeres venezolanas, todas somos irreverentes, apasionadas, aventureras y las que echamos para adelante. Hay “Catalina de Miranda” en los pueblitos más chiquitos y en las ciudades más grandes. Catalina nació en Sevilla, pero de allí en adelante ella se hizo a sí misma. Dicen que de Catalina descienden muchos de los apellidos mantuanos.
— ¿Ese apasionamiento de Catalina responde a la época? — XU: Ella vive el amor en todas sus etapas, desde los 15 años hasta los 40 cuando encuentra a su verdadero amor. Es un personaje complejo, no sólo ligera de faldas, sino también una gran empresaria, ya que termina sus días con muchísimo dinero que ella misma produjo junto a Manolo. “Catalina” es erótica, quizá porque quiero escribir con la pasión con la cual hacemos el amor. Estoy segura que si escribo otros libros que reflejen a la literatura como una suerte de acto sexual, y encima logro hacer el amor como escribí a “Catalina”, créeme que me voy a sentir absolutamente realizada.
— ¿Cómo tejiste ese entramado de piratas, conquistas y amoríos? — XU: Escribí con muchísima ayuda de mi Socio Mayor, de Dios. Yo tomo el hecho histórico y con la data que tenga, que en este caso era muy poca, comienzo a novelar. Me consigo a una Catalina que nace en 1527 y vuelve a aparecer fundando El Tocuyo con 17 años. ¿Qué ocurrió en el medio de todo eso? Es allí donde empiezo a hacer ese tejido novelado, me planteo inventarme un pirata, pero resulta que esa no fue la época de los piratas, ellos vinieron 40 años después. Empiezo a investigar aún más y resulta que sí estaba navegando aquel pirata que fue Jean François de Roberval (la autora se imagina a Edgar Ramírez encarnando el papel), que asaltó Cartagena, Santiago y La Habana. Otro ejemplo, Paredes y Narváez, fueron amigos de toda la vida, fundadores de ciudades venezolanas es un hecho histórico. Y ambos fueron amantes de Catalina, según las Crónicas… Eso era un plato servido para mí. Los dos murieron por Guaicaipuro, los dos murieron en manos de Catalina, ¡eso es un trío! (risas). — Estás por lanzar una breve novela infantil, ¿piensas alternar ambos géneros? — XU: Te voy a contar la historia dentro de la historia. Tanto “Catalina de Miranda” como “El viaje de Emma” las escribí al mismo tiempo, en el año 2009, y fueron producto de una gran tragedia, la muerte de mi cuñado en manos del hampa. Ese año fue feo, me estaba maltratando con inseguridad, el asesinato de mi cuñado, el hurto de mi automóvil en el estacionamiento del Sambil, me quedé sin trabajo… Ese fue el año que me preparó para lo demás, porque de las tragedias salen cosas buenas. Comienzo a escribir “Catalina” porque eras más sabroso andar en guayuco y navegar en piragua en un siglo donde a la gente no la asesinaban por un teléfono. Mientras que “El viaje de Emma” se inicia con ella como espermatozoide y le gana la carrera a los demás, nace, viene a Venezuela y cuando la van a bautizar se cierra esta primera entrega, Planeta me pidió dejarla así, como una serie infantil. “El viaje de Emma” está inspirado en los cuentos de mi cuñado, que mi hermana me los narró en medio de una gran tristeza. A él lo asesinan cuando vino a Venezuela a bautizar a mi sobrina de apenas tres meses. Lo mataron unos malandros mientras celebraba con unos amigos en una parrilla justo antes del bautizo. Miguel, mi cuñado, le decía a mi hermana que ella había quedado gorda porqué Emma tenía adentro su peinadora y se sentaba a cepillarse el cabello… Por eso digo que Emma es el regalo para los niños de Venezuela narrada por su tía cuentera. Con esta obra paso del erotismo al cuento infantil. Sobre Xiomary Urbáez Como su personaje Catalina de Miranda, la escritora valenciana (“por elección propia”, pues nació en Maracay) Xiomary Urbáez es una luchadora que hace de las dificultades una nueva oportunidad. Ella no se desconecta, a pesar de la súbita fama, de su cotidianidad como madre (de tres hijos, uno de los cuales es poeta como el abuelo José Rafael), comunicadora (egresada hace 25 años de la Universidad del Sur de la Florida Mención Audiovisual, revalidada en Venezuela, Mención en Desarrollo Comunal) y profesora (tiene Maestría en esa área), que es su otra pasión. Como persona, Xiomary es afable y muy asertiva en su hablar. No le teme a las expresiones populares (¡vacié carajo!) o a las citas cultas, y no dudó en reclamar mayor apoyo para los escritores venezolanos, “tienen que ser apoyados por las grandes casas editoras y por los mismos lectores. Hay un problema generalizado de falta de lectura, que nos tiene rezagados con respecto a otros países y hay un problema de promoción por parte de las editoriales y de los medios de comunicación”. También fustiga a los autores que se creen exquisitos, “tienen que bajarse de su Olimpo, si quieren superar al pequeño nicho que ahora los lee. Yo quiero hacer literatura para las masas, quiero que la gente al escuchar mi nombre piense en Venezuela, quiero ser como Isabel Allende”. “Catalina de Miranda” es una novela que brilló internacionalmente antes de imprimirse para el gran público, ya que figuró como segunda finalista del V Premio Iberoamericano Planeta-Casa de América 2012 con 454 novelas presentadas, el cual se llevó el mexicano Jorge Volpi con la obra “La tejedora de Sombras”. El jurado que la escogió entre ese selecto grupo estuvo conformado por Alberto Manguel (Argentina), Carmen Posadas (Uruguay), Clara Sánchez (España), Imma Turbau (directora general de Casa de América), Carlos Revés (director editorial del Grupo Planeta) y Ricardo Sabanés. Actualmente, la autora está luchando por su distribución en todo el mundo hispano y su versión como eBook para venderse en iTunes y Amazon. Urbáez se confiesa lectora de los clásicos y una admiradora del trabajo que está haciendo Inés Quintero al devolverle el perfil que le corresponde a la mujer venezolana en la historia.
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