“Bloodline” : todos contra los Rayburn |
Escrito por Iván R. Méndez | @ivanxcaracas |
Jueves, 02 de Junio de 2016 00:34 |
Los exitosos productores Todd Kessler, Glen Kessler y Daniel Zelman entregaron una producción del calibre de “Damages”, su éxito en FX. Para muchos críticos, “Bloodline” fue la mejor serie de Netflix en el 2015. Trece capítulos de intriga familiar, secretos emergentes y un fratricidio que dejó sin suspiro a miles de espectadores. La dirección, la fotografía, la música y las actuaciones destacadas del australiano Ben Mendelsohn y del neoyorquino Kyle Chandler (“Early edition”) impulsaron al resto de un elenco (Linda Cardellini, Norbert Leo Butz, Jamie McShane) y compensaron las débiles actuaciones de Sissy Spacek, Sam Shepard, Enrique Murciano y una desaprovechada Chloë Sevigny.
“La gente muere, los secretos no” La segunda temporada de “Bloodline” queda resumida en el eslogan: “la gente muere, los secretos no”. La desaparición de Danny abre un abanico de eventos que, todos lo sabíamos, alcanzarán a los “perfectos” Rayburn. La llegada de Nolan (Owen Teague), el hijo de Danny, y de su madre son apenas algunas de las líneas de tensión que mueven a la serie. Las complicaciones con Wayne Lowry (el distribuidor de drogas) y los problemas de dinero de Kevin suman enredos que rayan en lo inverosímil (o lo innecesario) con la aparición de Ozzy Delvecchio (el típico delincuente de librito que siempre nos entrega John Leguizamo). Los enredos convergen en el personaje que recibió el testigo para llevar sobre sus hombros los 10 capítulos de la temporada: John Rayburn (Kyle Chandler), ahora candidato a Sheriff y, sin adelantar mucho, el eje dramático que no logra compensar las costuras en el guion. El recurso de flashback con Danny y su presencia en los momentos más tensos para John (incluso en sueños) , refuerzan la tesis del peso que Ben Mendelsohn le imprimió a su personaje y a la serie dramática.
Así, la segunda temporada de Bloodline abandona la elegante propuesta de mostrarnos el alcantarillado de una típica familia clase media alta norteamericana, por el ansioso thriller que intenta crear al menos cinco subtramas: la cacería de los Rayburn por todos, especialmente por los colegas de John usando a un testigo estrella; los problemas con el cartel de drogas local (Wayne Lowry); la aparición del malandro Delvechhio y sus forzados intentos de soborno; la ambigua presencia de Evangeline (Andrea Riseborough) , la madre de Nolan , quien comete un delito con tarjeta de crédito en el hotel y luego los guionistas lo soslayan; y la inquietante aparición del millonario patrocinante Ray Gilbert (Beau Bridge). En balance, esta temporada nos premia con John, quien nos hace vivir todo lo que uno haría para “proteger” a su familia. El paisaje sigue siendo un actor clave, la humedad, los atardeceres, el sudor que acompaña a los personajes. Hay momentos de tensión muy logrados (los ataques de culpa de Kevin). Pero Bloodline frustra a ratos por la debilidad de los otros personajes (de pronto Marco, el ex de Meg, decide ir a por ellos con una furia no contextualizada) y por las subtramas forzadas y no resueltas que demandan una tercera temporada, que luce improbable, aunque igual la esperamos. Volviendo al trío de creadores (Todd Kessler, Glen Kessler y Daniel Zelman), éstos replican el error de la última y fracasada temporada de “Damages”: meter capas narrativas muchas veces inconexas, exagerar la tensión y castigar al espectador con pocas respuestas a éstas. Es innegable que a pesar de todo, si te conectas con la trama , los 10 capítulos se deslizan en una o dos noches. La costumbre de Netflix de colgar toda la serie de una sola vez produce la misma compulsión que si nos dejaran abierta una caja de bombones sobre la mesa del comedor. Lo que sí queda claro, es que los Rayburn sí son malas personas, y John no lo ve venir. Esta dirección electrónica esta protegida contra spam bots. Necesita activar JavaScript para visualizarla | @ivanxcaracas |
César Pérez Vivas presentó a jóvenes de la UCV su plan "Sueño Posible"Este martes, el candidato a las elecciones primarias, César Pérez Vivas, sostuvo un encuentro con la comunidad universitaria |
Plataforma Unitaria Internacional instala capítulos en México, Brasil y AlemaniaPlataforma Unitaria Democrática de Venezuela instaló Comisión Internacional en México, Brasil y Alemania, este miércoles 7 de junio, |
Millones de venezolanos viven en desiertos de noticiasEl Instituto Prensa y Sociedad de Venezuela (IPYS Venezuela) actualizó su estudio “Atlas del silencio”, |
Benjamín Scharifker dictó cátedra en la puerta de la USBEl exrector de la universidad Simón Bolívar Bolívar y de la Universidad Metropolitana, profesor Benjamín Scharifker, |
Capi: ¡Morrales que inspiran!Capi es una corporación fundada en 1971 por un emigrante argentino, el profesor Marcos Ricardo Rabinovich quien arribó a Venezuela en 1959 |
Reglas básicas para supervisar el home office y evitar los excesosPara adoptar el teletrabajo de manera eficiente y no caer presa de malas prácticas, debemos tener en cuenta: |
Con Rusia hay que negociarLa voladura de la represa y la central hidroeléctrica de Nova Kajovka, al sur de Ucrania, |
Batalla naval del lago de Maracaibo (1823): la gran estrategiaLa Guerra de Independencia “acabó” en la Batalla de San Félix en 1817. Luego “acabó” en Boyacá en 1819. |
Cuando la vil mentira se encuentra con la verdadLos regímenes acentuados en el populismo se yerguen sobre la fantasía para desde ahí construir su mentira. |
PDVSA: un balance (Parte II)En los últimos 23 años la petrolera venezolana vendió decenas de sus activos en el exterior, sin rendir cuentas de los recursos obtenidos. |
Siganos en