De un necesario inventario
Escrito por Luis Barragán | X: @luisbarraganj   
Domingo, 16 de Octubre de 2011 12:38

altPoco o nada se sabe de la remodelación del llamado casco histórico de Caracas, excepto que Farruco Sesto es el gran capitán de una reconstrucción jamás evaluada en términos de proyectos e inversiones por las instancias edilicias y parlamentarias, por lo menos, públicamente. Hay restauraciones de merecido reconocimiento, como la de la Iglesia de San Francisco, aunque Santa Capilla exhibe un color exterior de heladería.

El inventario de inmuebles y terrenos que se ha hecho en los últimos meses, tiene por finalidad la captura de lugares para improvisar las viviendas que se le ha negado al pueblo venezolano todos estos años. Materia compleja y, sin lugar a duda, culpable, el Estado ha quedado en deuda también con nuestra memoria histórica, pues, repetimos, nada se sabe de la gigantesca y jugosa remodelación en ciernes mientras hay edificaciones que siguen su galopante deterioro, aunque ofrezcan indicios de un importante   interés histórico, cultural y arquitectónico.

Luce necesario inventariar esas edificaciones de significación histórica a los fines de su restauración, adecentada un poco más la mirada de una urbe que es sede de un inaudito deterioro. Y, creemos, por lo pronto, que ante el Estado impotente, fuerte únicamente para la represión, la sociedad civil organizada puede afrontar una tarea que es la de su indelegable memoria histórica: ¿acaso, el estudiantado universitario, específicamente el de arquitectura y urbanismo, no puede masivamente fotografiar la ciudad y sus detalles, publicando tamaña compilación en la red de redes?.

Tenemos presente, a guisa de ilustración, el cascarón superviviente del Hipódromo de El Paraíso que hoy aloja al Liceo Eduardo Crema. Ayer lo hizo con el celebérrimo Liceo de Aplicación que, en demanda reiterada de mejores instalaciones, se mudo para dejar un legado que otros deben soportar.

Lo curioso es que, a pesar de las historias que contuvo, el Hipódromo de El Paraíso quedó a su suerte después de inaugurada La Rinconada en los años cincuenta, sin que jamás recibiese la debida atención en los años bogantes del Instituto Nacional de Hipódromos. Ni siquiera para un museo hípico, aunque la vista exterior permite adivinar la añeja importancia recreativa y mercantil que tuvo para los sectores privilegiados y también los populares que quemaron incienso en sus altares taquilleros, esperando un afortunado golpe del azar.


Fotografía: Juan Vicente Gómez. El Padre Borges sugirió la fotografía a las puertas del hipódromo. Fotografía de Juanito Martínez Pozuela. Momento, Caracas, nr. 721 del 10/04/70.

@luisbarraganj


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