La locura de votar |
Escrito por Leandro Rodríguez Linárez | X: @leandrotango |
Martes, 18 de Febrero de 2025 00:00 |
de las presidenciales del 28 de julio de 2024 es un hecho fatalmente determinante para el chavismo, más lo es, lo señalamos como venezolano más no como politólogo, el otro hecho donde el régimen y sus denominados “alacranes” ni siquiera hayan mostrado una sola acta distinta a las publicadas por Machado y González, eso fue lo determinante, es decir, no tienen pruebas para defenestrar las únicas actas publicadas que, dicho sea de paso, cuentan con mecanismos se seguridad que impiden falsificación. El otro factor determinante es que el desglose de resultados, por si fuera poco lo primero, también se omitió, el máximo órgano electoral está en desacato ante la orden del Tribunal Supremo de Justicia que exige la presentación detallada (el desglose) de los resultados, tal como exige la ley y ha sido la usanza. Todo esto sin mencionar que los testigos electorales internacionales que invitó el chavismo reprobaron las elecciones por oscuras e incumplir todos los procedimientos contenidos en las leyes electorales. El 28J fue determinante porque pudo demostrar con pruebas irrefutables y sin desmentidos lo que antes solo se denunciaba verbalmente: la inconstitucionalidad e ilegitimidad de los procesos electorales posterior a las parlamentarias 2015. Ahora bien, esto tampoco limpia los procesos electorales anteriores donde el ventajismo de los partidos del chavismo, primero MVR y ahora el Psuv, se usufructúan con fines electorales de los recursos del Estado en cada campaña electoral, el mismo Jorge Giordani, ministro de economía y de finanzas de Hugo Chávez, lo confesó en 2016… otra prueba irrefutable. Si todo lo citado aún no lo convence, hay un sinfín de otros elementos probatorios donde se exhibe flagrantemente el irrespeto al voto por parte de quienes conducen la nación desde hace más de un cuarto de siglo. En cada espacio geográfico que pierde el chavismo, llámense gobernaciones, alcaldías o poder público nacional, inmediatamente lo inutilizan, restan competencias, facultades, recursos e imponen poderes paralelos como los protectores, la “constituyente” de 2017 tristemente recordada y el retrogrado poder comunal. Incluso van más allá, como la eliminación inconstitucional de las alcaldías metropolitanas al verse imposibilitado de ganar a través del sufragio. En conclusión, el voto en Venezuela está eliminado como herramienta democrática lo cual es grave porque el sufragio es la gasolina de la democracia, la democracia en el país está muerta y esta realidad es solo hablando de lo electoral, sin inmiscuir otro escenarios no menos catastrófico. Los únicos beneficiados de estos procesos son los denominados popularmente “alacranes” porque son quienes reciben cuotas y demás dádivas por prestarse amaestradamente a estos eventos. Los “alacranes” se han dedicado a atacar a la oposición legítima, descaradamente, incluso usando mismo lenguaje y estratagemas del régimen. Son personeros impuestos por el chavismo, pues es éste quien les asigna direcciones de partidos, candidatos, recursos y pare de contar. Lo único que faltaba para desenmascarar los “procesos electorales” en nuestro país era certificar los fraudes y eso lo hicieron de manera ejemplar María Corina Machado y Edmundo González ¡Ya no hay nada más qué demostrar! En consecuencia, continuar votando es contribuir a un nefasto espejismo electoral, ser autodestructivos, premiar a los alacranes en su complicidad con el régimen. Como todo lo que ocurre en este país es sui generis; quienes llaman a votar son los antidemocráticos confesos, quienes llaman a la abstención son los verdaderos demócratas. Por último ¿Qué lógica tendría para la comunidad internacional participar en procesos electorales abiertamente denunciados y demostrados no se corresponden con lo expresado en las urnas por la ciudadanía? ¿Cómo es que un votante denuncia, pero se convierte al mismo tiempo en parte del delito? No tendría sentido. La política venezolana requiere al máximo coherencia por parte de sus actores, pero principalmente por parte de los venezolanos de a pie. Votar no premia, no castiga, ni genera cambios, el voto está muerto, solo obedece al beneficio propio del régimen y sus colaboradores. Permítannos cerrar reiterando que estas líneas, estas opiniones se corresponden con nuestra venezolanidad, sin apegos alguna profesión, ideología ni organización política, es mera lógica, racionalidad. |
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