“Malapropismo”
Escrito por Douglas C. Ramírez Vera   
Jueves, 09 de Enero de 2025 00:00

altSí se va Maduro, ¿de quién haremos memes?,

¿de quién nos podremos burlar por hablar con pajaritos chiquitos que le comunican con el comandante eterno super saya yin?, ¿de quién haremos chistes por saludar a “millones y millonas”?

Sin Maduro nos quedaremos entonces, sin mucho material para escribir.

Nicolás Maduro, es el gobernante de Venezuela desde el 2013, ha sido protagonista de numerosas declaraciones que han generado polémica, risas y confusión por su tono absurdo o cómico. A lo largo de los años, sus discursos han dado lugar a una rica colección de frases que desafían las normas del lenguaje, la geografía y la lógica. Por no decir del sentido común en general.  Hasta en el habla popular se ha inventado la palabra “Maduradas” para expresar este sin sentido.

Maduro ha cimentado una reputación como un excelente ejemplo de lo que no se debe hacer para gobernar y también un gran ejemplo de cómo no se debe hablar. Al final Maduro ha quedado como el mejor ejemplo, del peor ejemplo.

En inglés hay una palabra que no tiene una traducción exacta en castellano pero que algunos la traducen como “Malapropismo”. El escritor irlandés Richard Brinsley Sheridan (1751 - 1816), en su obra de teatro The Rivals (1775), crea el personaje de la señora Malaprop. La señora Malaprop es conocida por utilizar palabras que suenan similar a la palabra correcta, pero que tienen un significado diferente. El nombre del personaje, proviene de la frase francesa “mal à propos”, que significa "inapropiado", o incorrecto, o que no viene al caso.

La palabra “malapropismo” es la castellanización del vocablo inglés malapropism, que es el uso incorrecto de palabras parónimas. Se refiere a un tipo de error o gazapo en el que se sustituye una palabra por otra de un sonido similar pero diferente significado, bien de manera accidental o como un juego de palabras con fines de comedia. Pero no hay que confundir “malapropismo” con oxímoron. Un ejemplo del “malapropismo” de Maduro es cuando hablo de la multiplicación de los penes, en sustitución de los peces y panes.

Otro gazapo cuando habló de la recolección de firmas para el apoyo a su candidatura, fue muy creativo, al hablar que esto se estaba haciendo en los cinco puntos cardinales del país. Así como la vacunación del 102,6% de la población total del país, en el 2020. Con esos cálculos se entiende que, en el referéndum del esequibo, que votaron alrededor de 1 millón de personas a lo sumo, terminan multiplicándose en más de 10 millones de electores, o que, perdiendo contra Edmundo, quien obtuvo más del 67%, termine diciendo que él gano. Obviamente apoyado por los poderes cooptados del país, poderes que deberían salir del voto popular, como establece la constitución.

El malapropismo en el lenguaje de Nicolás Maduro no es solo un tema de entretenimiento. Sus implicaciones abarcan desde la percepción pública de su incapacidad de gobernar, hasta la ineficiencia comunicativa de su gobierno. Aunque algunos errores pueden ser vistos como meras equivocaciones, su recurrencia subraya un patrón significativo en su manera de abordar la política y la comunicación.

El malapropismo se refleja entonces no sólo en la confusión de términos, en la creación de frases inexistentes, en los errores históricos, geográficos y numéricos. Estos gazapos evidencian su desconexión de la realidad, su falta de credibilidad y el uso de la propaganda ideológica como mecanismo de la imposición de un discurso, de un relato.

La conducción de Maduro al frente del país, ha evidenciado las criticas que se le han hecho, especialmente cuando en cada nueva elección, desde el 2013, su principal promesa ha sido que él va arreglar los entuertos del presidente anterior.

Durante su mandato, Venezuela ha enfrentado una severa crisis económica, con hiperinflación, escasez de alimentos y medicinas, sin contar con la escasez del gas y hasta del papel de higiénico, además de una caída significativa en la producción de petróleo y gas. Lo que ha resultado la mayor migración de un país sin una guerra declarada. Mejor dicho, de una guerra del gobierno contra el pueblo, que ha tenido como política el empobrecimiento de la población para igualarlos todos hacia abajo, polarizando el país con un 82% de pobres frente a una burguesía socialista con instituciones extractivista. En un país donde las instituciones socialistas, de cada 100 dólares producidos, el socialismo se apropia de 60 dólares generados, por medio de los diferentes impuestos, incluyendo el impuesto inflación.

Maduro ha sido acusado en la Corte Penal Internacional de adoptar medidas autoritarias para mantenerse en el poder, incluyendo la disolución de la Asamblea Nacional y la represión de la oposición. Su gobierno ha sido señalado por altos niveles de corrupción, lo que ha exacerbado los problemas económicos y sociales del país.

La situación en Venezuela es compleja y está marcada por la controversia y la polarización. Nicolás Maduro se ha mantenido en el poder, en gran parte, gracias al apoyo de la élite militar. A pesar de las acusaciones de fraude electoral y la falta de transparencia en los resultados de las elecciones del 28 de julio, Maduro ha sido declarado ganador por el Consejo Nacional Electoral (CNE), sin mostrar ninguna acta que conecte el resultado desde la mesa hasta la totalización nacional. Es decir, no existe trazabilidad que sustente la declaración del CNE y tampoco de la sentencia del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ).

El apoyo de la cúpula militar es crucial para su sostenimiento en el poder, ya que le permite controlar las instituciones y reprimir a la oposición. Sin embargo, la legitimidad de su gobierno sigue siendo cuestionada tanto a nivel nacional como internacional. La capacidad de Maduro para mantenerse en el poder dependerá de varios factores, incluyendo la lealtad continua de las Fuerzas Armadas, la presión internacional y la capacidad de la oposición para movilizarse y presentar una alternativa viable.

Si las bases de las Fuerzas Armadas se revelaran, esto podría representar un desafío significativo para su gobierno. Sin embargo, el alto mando militar encabezado por Padrino López ha reiterado su lealtad a Maduro. La posibilidad de una rebelión podría depender de varios factores, incluyendo la cohesión dentro de las Fuerzas Armadas, la presión internacional y la capacidad de la oposición para movilizarse. La situación es dinámica y cualquier cambio en el apoyo podría tener un impacto considerable en la estabilidad del gobierno de Maduro.

Sin el apoyo del soberano, la viabilidad de un régimen siempre resultará insostenible, porque lo único seguro es que este ya tiene el sol que se oculta detrás de sus espaldas.  Entonces la pregunta es, cuándo porque todos sabemos que ya finalizó.

A la larga, no hay una cosa más incomoda que sentarse demasiado tiempo, encima de bayonetas y sables.

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