La demencia política
Escrito por Ricardo Ciliberto Bustillos   
Lunes, 24 de Junio de 2024 00:00

altSi hay algo que está ausente en este gobierno es el acatamiento a las normas, el respeto a las instituciones fundamentales

y a los valores democráticos. Desde 1999, el brincarse a la torera las regulaciones, la imprescindible convivencia, el reconocimiento del adversario, el diálogo constante y fecundo, ha sido una conducta permanente y que, a estas alturas, continúa sosteniéndola sin ningún tipo de recato y sin propósitos de rectificación.

Lamentablemente, el régimen nunca ha entendido que en democracia no existen victorias ni derrotas definitivas. En otras palabras, jamás ha aceptado que el poder es algo transitorio, sujeto a balances y acuerdos, y con estricta observancia de la constitución y demás leyes que conforman el andamiaje institucional.

Para nada sorprende -entonces- que la persecución, sin pudor y medida alguna, resulte un hábito muy propio del oficialismo y para colmo, sin ningún atisbo de reconsideración, como ya se ha dicho.

La campaña electoral se nos presenta difícil, compleja, con riesgos de toda índole. Las amenazas abundan, aunque ya no impresionan. Los voceros gubernamentales y dirigentes de su partido deslizan opiniones hostiles al libre desempeño del trabajo y la movilización de los opositores por todo el territorio nacional. Dificultar accesos, retener o detener seguidores, cerrar locales, hoteles, expendios de alimentos, aun los más humildes, y utilizar el poder con la mayor desfachatez y agresividad, son cosas que sufrimos cotidianamente y que en nada contribuyen a crear un clima electoral sano, pacífico, creíble. Sin embargo, de sobra saben que, a fin de cuentas, ya no

causan el efecto pretendido y mucho menos confusión en la gran mayoría de los venezolanos.

El llamado al entendimiento, la civilidad, al reconocimiento mutuo y al apego a las reglas electorales, constituyen la columna vertebral de las declaraciones, intervenciones, entrevistas y conversaciones de MCM y Edmundo González Urrutia.

Desafortunadamente, da la impresión de que cayeran en saco roto, cuando no en menosprecio. Actitudes que denotan -por demás – no solo el poco talante democrático, sino también una desesperación rayana en una inocultable demencia política.

Esta fábrica de dolores está a punto de cerrar. Las santamarías han iniciado su ruidoso descenso. Algunos lo hacen con disimulo, otros sin mayores rodeos y reservas. Faltan pocos días para que dejemos atrás, de una vez por todas, tanta insensatez e infortunio.

La democracia que reconstruiremos asombrará a propios y extraños. Y es, bajo estas difíciles circunstancias, que sería oportuno recordar las sabias palabras del estadista alemán Konrad Adenauer: “Nunca se debe decir demasiado tarde. Incluso, en política, nunca es demasiado tarde. Siempre es hora de un nuevo comienzo”. La alborada democrática toca las puertas de todos. La noche está a punto de terminar.

|*|: Especial para www.opinionynoticias.com


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