A confesión de parte
Escrito por Héctor Strédel   
Lunes, 26 de Octubre de 2009 01:22

altEn entrevista que se le hiciera en una planta nacional de televisión, sobre la cual este diario publicó lo medular de la misma, el ministro de Planificación, doctor Jorge Giordani, reconoció paladinamente que la gestión del Gobierno del cual es figura descollante e influyente “ha sido ineficaz en materia productiva, lo cual ha impactado negativamente en áreas como el crecimiento y la inflación”.

Es un reconocimiento de tanta mayor validez por suscribirlo uno de los principales puntales del Gabinete Económico del Gobierno. Lo común y cotidiano, al respecto de la cuestión económica, es que los voceros oficiales nieguen a rajatablas que el país sufre dramática situación como directa consecuencia de la ineficacia, de la incapacidad manifiesta y probada, de la total ausencia de planes que exhibe el Gobierno en la administración de los presupuestos nacionales y en la inversión positiva de esos presupuestos para impulsar el desarrollo armónico del país, resolver los problemas capitales de los venezolanos y garantizar el avance nacional hacia cada vez más sólidos y estables estadios de bienestar colectivo.

El ministro Giordani admitió en la citada entrevista que la economía venezolana “se contrajo en 1% durante el primer trimestre de este año”, y que “la inflación ha continuado con la tendencia alcista”. Y, como era de esperar, para contrarrestar en cierto modo sus negativas declaraciones, anunció la pronta ejecución de medidas orientas “a revertir la desaceleración económica”, medidas entre las cuales citó la promoción de “la inversión pública y privada en áreas como la construcción y la agricultura”. Promesa, que evidentemente, constituye no otra cosa que otro nuevo engaño a la nación, a la confianza pública, puesto que, mientras tal anuncio se formula, los funcionarios nacionales desarrollan en todo el territorio nacional una “razzia” feroz contra el empresariado rural venezolano, que hasta hoy ha sido despojado arbitrariamente, mediante la expedita expropiación, sin fórmula de juicio, de más de seiscientas fincas que, al momento de ser ocupadas y entregadas a presuntos campesinos desde luego rojo-rojitos, se encontraban en franco proceso de producción. Con la rúbrica insensata de que además, esas fincas fueron inmediatamente destruidas, destruidas sus siembras, destruidas sus instalaciones.

En el mismo orden de ideas vale recordar, a propósito de esa promesa del ministro Giordani de promover la inversión privada, que hasta hoy, y desde su instalación en el Poder, ha sido política sistemática del Gobierno la persecución mortal de la empresa privada, de la industria nacional, política cuyo balance actual revela que las más de doce mil instalaciones industriales que integraban el aparato productivo nacional en 1999, año de arranque del Gobierno, se han reducido a menos de cinco mil. A lo que se suman la permanencia del control cambiario, el aumento constante de los impuestos, la hostilidad manifiesta y militarista de todos los organismos de control contra le inversionista privada, la absoluta inseguridad jurídica que impera en el área y que desde luego, ahuyenta al inversor extranjero e, incluso impulsa al capital nacional a evadirse hacia países que ofrezcan mínimas garantías para sus actividades.

No es nada halagüeño el porvenir nacional. Las perspectivas son de acentuación de la pobreza, del desempleo, camino a la miseria total.

...relevo de pruebas, pues..


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