La ciudadanía, más allá de la política
Escrito por Antonio José Monagas | X: @ajmonagas   
Sábado, 10 de Mayo de 2025 00:00

altSin despreciar la razón que encarna el concepto de política, las realidades obligan a considerar problemas que,

por sus implicaciones, parecieran trascender su esencia. Sobre todo, aquella vinculada o asociada a lo que concibe la política cuando del hombre, en todas sus manifestaciones, se trata.

 
Propósito primigenio

Mucho se ha escrito de política. Desde conceptos que rayan con la filosofía, hasta otros que rozan acepciones de ontología o deontología relacionadas con la etimología de todo lo que envuelve la palabra que es centro de esta disertación: la ciudadanía.

De ahí la intención que asiste la idea de reevaluar la ciudadanía considerando la política no sólo como su fuente epistemológica y sociológica. Sino, además desde lo que la noción de política le aporta. Desde dicho vértice conceptual, se induzca una explicación que trascienda por encima de la política. Al menos, en lo que concierne a esta disertación o ejercicio de dialéctica política. ¿O por qué no decirlo, de narrativa política?

 
La “ciudadanía” en la política

Resulta imposible esconder todo cuanto se ha dicho y especulado de “ciudadanía”. El discurso político utilizado por cualquier ideología política y acuciado por innumerables programas de gobierno, se ha valido de la palabra “ciudadanía” para argumentar buena parte de alevosas propuestas. Así como para enmendar, buen número de sus errores. Asimismo, para urdir objetivos tramados en complicidad con factores políticos empeñados en usufructuar la candidez de potenciales prosélitos para sumarlos a las filas de adeptos manipulados. Todo ello, con perniciosos intereses.

Si bien “la política reposa sobre un hecho: la pluralidad humana”, tal como explicaba Hannah Arendt, entonces la ciudadanía descansa sobre la dinámica social que evidencia el hecho conversacional que se da entre personas que, sin comulgar un mismo ideario político, son capaces de encontrarse en medios públicos para acordar todo acuerdo o conciliación en procura de ganar una mayor y mejor calidad de vida. No sólo a modo individual. También a nivel del grupo o sector poblacional donde suscribe su vida personal o profesional. O donde radica su vida social, cultural o política.

Construcción de “Ciudadanía”

Tanto como la política busca afianzar sus razones en el ejercicio de un modelo de convivencia social que arraigue sus proyectos de vida en las libertades democráticas, la ciudadanía se plantea opciones de vida que acercan al individuo a las libertades, la igualdad de oportunidades y a la reciprocidad como condición de coexistencia y compromiso entre personas que conviven bajo el mismo cielo.

 
Epistemología de ciudadanía

La ciudadanía, aunque muchas veces definida con la dificultad que implica concebir una narrativa psico-socio-política, tiende a adquirir un sentido disperso. Sin embargo, ello es posible de pensarse si acaso el problema ocurre en una situación mediada por la disposición de un proyecto político intrigante.

Aunque el mismo podría servir para articular un concepto que envuelve la vida misma. Más, si tal concepto comprende a la política como su contexto. Y es porque no sólo la ciudadanía es en esencia un concepto político. También, porque al ser de naturaleza política, el ejercicio de ciudadanía respondería a intereses y necesidades que sólo la vida puede insuflar y determinar.

 
A modo de conclusión

Construir ciudadanía, no es asunto de leyes. O de deberes y derechos. Aun cuando la Constitución de Venezuela (1999) haya empaquetado la noción de ciudadanía. En concreto al establecer que sólo la ciudadanía pueden ejercerla venezolanos exentos de acusaciones ante tribunales de la República, o de inhabilitación política. Sin embargo, y aunque tan simplificada declaratoria luce incipiente, indiscutiblemente, hhabrá que admitir que la ciudadanía es más que eso.

El ejercicio de ciudadanía toca la conciencia de la persona. Afecta susceptibilidades. Condiciona sentimientos. Y motiva conductas en aras de integrar la población como país, nación, Estado, gobierno, sociedad y familia.

Por eso cabe reconocer que construir ciudadanía, pasa por innumerables fases que trascienden el espacio público en donde ésta se manifiesta. Por esta razón, igual vale aceptar que la ciudadanía engloba la vida en tanto que significado, verdad, oportunidad y realidad. Por esa razón, y de cara al paradigma que incita la vida humana desde una perspectiva profundamente horizontal, deberá considerarse a la ciudadanía, más allá de la política.

 


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