La construcción de la unidad
Escrito por Luis Homes J. | @luishomes   
Lunes, 26 de Octubre de 2009 00:49

La Construcción de la Unidad
Luis Homes Jiménez
Es importante la iniciativa de construir la unidad opositora,  pero más importante son los carpinteros que la construirán, independiente de quienes se sienten auto invitados a la iniciativa.   Si deseáramos  construir la unidad que satisficiera nuestras apetencias individuales o aspiraciones políticas, entonces el  resto de los actores se sentirán discriminados y marginados.  La reflexión  viene al caso porque en la importante iniciativa de la “mesa de la unidad”, he podido observar algunas actitudes regionales y nacionales que se traducen en algo así como: “Creo en la unidad, siempre que yo esté” o expresiones pragmáticas como: “La unidad es la alternativa para que yo sea diputado”. Un ejercicio de cátedra  política y de altruismo ciudadano  podría ser la siguiente invitación publica: “Se buscan interesados en participar en la mesa de unidad, que no quieran ser diputados”.  Vamos a ver cuantos interesados aparecerían.  Y ojalá sean unos cuantos que nos sorprendan con sus deseos de hacer patria. Hombres probos, honestos, virtuosos, capaces de entender la magnitud de la crisis política e institucional en que está sumida la República.  Y el momento histórico que nos corresponderá asumir en los próximos dos años.
No se pueden construir la unidad solamente con los  aspirantes a diputados o sus organizaciones: Con ellos no basta, ni es suficiente. Tampoco con los cogollos. Hace falta una representación plural,  interdisciplinaria, de personas y actores de la sociedad civil que sientan que su participación en los asuntos públicos trascienda la coyuntura electoral y asuman que la unidad es algo mucho más complejo que la convocatoria y asistencia  a unas elecciones parlamentarias. Absolutamente ningún sector  de la oposición puede solo con este monstruo tan amorfo y pesado en que se ha convertido el Estado autocrático y militarista, puesto todo al servicio de la voluntad de un hombre que ha manifestado su clara intención de perpetuarse en el poder.  La unidad que se intente construir en estos momentos debe responder a las vicisitudes que se presenten antes, durante y después del hecho electoral del 2010, porque el régimen no cesará en los subterfugios para irrespetar y atropellar la voluntad popular. Para muestra, basta ver las reacciones que ocasionó el triunfo de la oposición en la Alcaldía Mayor y los municipios de la capital de la República.  Hoy, a menos de doce meses de ese triunfo electoral, tenemos gobernadores y alcaldes con menos poderes y más disminuidos antes su electores.
Asumamos todos    el compromiso de construir  la unidad no solo electoral, si no la unidad necesaria que el país reclama.
altEs importante la iniciativa de construir la unidad opositora,  pero más importante son los carpinteros que la construirán, independiente de quienes se sienten auto invitados a la iniciativa. Si deseáramos  construir la unidad que satisficiera nuestras apetencias individuales o aspiraciones políticas, entonces el  resto de los actores se sentirán discriminados y marginados.  La reflexión  viene al caso porque en la importante iniciativa de la “mesa de la unidad”, he podido observar algunas actitudes regionales y nacionales que se traducen en algo así como: “Creo en la unidad, siempre que yo esté” o expresiones pragmáticas como: “La unidad es la alternativa para que yo sea diputado”. Un ejercicio de cátedra  política y de altruismo ciudadano  podría ser la siguiente invitación publica: “Se buscan interesados en participar en la mesa de unidad, que no quieran ser diputados”.  Vamos a ver cuantos interesados aparecerían.  Y ojalá sean unos cuantos que nos sorprendan con sus deseos de hacer patria. Hombres probos, honestos, virtuosos, capaces de entender la magnitud de la crisis política e institucional en que está sumida la República.

Y el momento histórico que nos corresponderá asumir en los próximos dos años.  

No se pueden construir la unidad solamente con los  aspirantes a diputados o sus organizaciones: Con ellos no basta, ni es suficiente. Tampoco con los cogollos. Hace falta una representación plural,  interdisciplinaria, de personas y actores de la sociedad civil que sientan que su participación en los asuntos públicos trascienda la coyuntura electoral y asuman que la unidad es algo mucho más complejo que la convocatoria y asistencia  a unas elecciones parlamentarias. Absolutamente ningún sector  de la oposición puede solo con este monstruo tan amorfo y pesado en que se ha convertido el Estado autocrático y militarista, puesto todo al servicio de la voluntad de un hombre que ha manifestado su clara intención de perpetuarse en el poder.  La unidad que se intente construir en estos momentos debe responder a las vicisitudes que se presenten antes, durante y después del hecho electoral del 2010, porque el régimen no cesará en los subterfugios para irrespetar y atropellar la voluntad popular. Para muestra, basta ver las reacciones que ocasionó el triunfo de la oposición en la Alcaldía Mayor y los municipios de la capital de la República.  Hoy, a menos de doce meses de ese triunfo electoral, tenemos gobernadores y alcaldes con menos poderes y más disminuidos antes su electores. 

Asumamos todos  el compromiso de construir  la unidad no solo electoral, si no la unidad necesaria que el país reclama.                     


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