El retorno de los jacobinos
Escrito por Martín Márquez Windevoxhel   
Jueves, 29 de Diciembre de 2011 05:15

altAlgo pasó en el alto gobierno robolucionario, que Chávez desechó a los desaliñados e ineficientes altos

 funcionarios para traer a gobierno al sector militar de su grupo, a los jacobinos. Fíjense que a Maduro, ¿Quién iba a pensarlo?, su pupilo, su en algún momento sucesor emérito y con el aval de Fidel Castro, “un canciller difícil de encontrar”   diría Hugo para suavizar el tanganazo, ahora va con destino al degolladero que  significa ir a buscar la gobernación de Carabobo, no porque sea mala pero si le es muy cuesta arriba,      a Maduro lo conocen  en Carabobo sólo por televisión y allí la oposición está muy bien plantada. Elías Jaua, el Vicepresidente Ejecutivo, el segundo de abordo, se había ilusionado con un fallecimiento inesperado y una sucesión que esperada, ¡Qué vaina chico…!, ahora tendrá que ir a competir por la Gobernación de Miranda con; Enrique Mendoza tremendo ex gobernador de ese Estado y líder indiscutible, o quizás con ese joven dirigente mirandino Carlos Oscariz,  Alcalde del Municipio Sucre Petare con una excelente obra , como la de todos los gobernadores y alcaldes de la oposición, que son eficientes  a pesar del cerco económico que tienen pero que hacen milagros. Obedecerá Jaua sin duda alguna al mandato del jefe, porque no puede, ni tiene con qué revelarse. Otro degollado  es el Ministro de Relaciones Interiores, Tarek el Aisame, el peor hombre que ha pasado por ese Ministerio que se le ha convertido en  mucho camisón pà Petra, no tendrá vida en el estado andino y frente a un César Pérez Vivas que ganó completa la elección de la Asamblea Nacional en su estado.

Este deslave del gobierno debe tener su origen en el alzamiento del sector militar golpista del 4-F. Su líder Diosdado Cabello,  estaba en el ostracismo de una Asamblea Nacional Insípida, dando y recibiendo acusaciones de corrupción. Cabello lidera un buen grupo de ex militares golpistas, casi todos execrados, rumiando su torpeza. Deben haberle puesto un parao a Chávez y obligarlo a sacar a ese poco de civiles, que nada tienen que ver con la lucha librada por años en las Fuerzas Armadas hasta llegar al 4-F, para masacrar a un pueblo y a buena  parte de sus compañeros de armas y luego rendirse con el desparpajo de la traición a sus principios si es que los tenían. Esbozarían ante Chávez  la tesis de que la sucesión  no puede ser una designación  suya, sino que en todo caso tendría que salir del consenso del grupo, “este gobierno nos pertenece a todos” habrían proclamado. El hombre valoraría esta sorpresiva “deslealtad” de sus pares e irónicamente aceptaría de muy buena gana los pedimentos, alegaría que “Ya lo había pensado pero se me adelantaron”. El camino es largo, para el 7 de Octubre faltan escasos diez meses y un conflicto interno en este momento sería fatal, pero el alacrán es traidor  y ya estará fraguando una reacción ponzoñosa  lenta pero precisa.
 

Los cambios no son todos los que anunció Chávez, mencionó sólo a los más encumbrados; el Vicepresidente, el Canciller, el Ministro de Relaciones Interiores, el más alto gobierno pues, de esa manera no suena a Poliedro  el número de execrados . Y ya deben haber pedido su participación en el mando del gobierno a partir de este nuevo año.


Mientras tanto Chávez anda en campaña, cuando escribo le oigo su discurso a un grupo militar que ascendía y al que entregaba carros nuevos, mientras atacaba  a la oposición, “un reducido grupo de la población que me adversa” dijo que no podrán llegar al gobierno nunca, que deberían más bien apoyar a la revolución, la gente lo oía en silencio sepulcral, pensaban en las veces que Chávez repetía, “no podrán ganar”, expresando una preocupación por la campaña de la oposición, “gastando dinero que les manda el imperio”, y alegando que él todavía no estaba en campaña, que aún no era candidato y que sólo comenzaría en el nuevo año, cuando elijan…  ya no el pre majunche, sino el propio majunche. El mismo discurso de siempre, solo que esta vez iba de civil para un acto militar y cuando el acto es civil entonces va de militar y qué bueno que no se desprenda de ese uniforme que en su momento fue vejado y atropellado por ellos y que lo perdió, después de haber llorado a los pies de un Capitán que lo custodió hasta la Orchila. “Yo lo vi llorar”, le contó a Agustín Blanco Muñoz, el Capitán Otto Gebauuer, “El hijo de Dalile”. Los venezolanos debemos tener como Presidente a un civil, un hombre o mujer que pueda gobernar, sin galones de mando, el ejercicio presidencial debe estar en la civilidad y en democracia.
Mucho gusto.




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