Cerrar la brecha
Escrito por Ramón Guillermo Aveledo   
Miércoles, 28 de Diciembre de 2011 04:20

altEn un país como Venezuela el Gobierno debe tener una preocupación central en superar la pobreza, en promover a los pobres a una posición de dignidad y de oportunidades reales de mejoría.

Cerrar la brecha de la desigualdades equilibra y armoniza la sociedad, a la vez que le da el piso para un desarrollo estable, duradero y creciente. Esa brecha no se cierra bajando a los que están arriba sino subiendo a quienes están abajo. Prosperidad trae justicia y justicia, prosperidad.

Esa nivelación por arriba pasa por educación de buena calidad para todos, servicios de salud adecuados a las necesidades de la población y eficientes en su operación que liberen del riesgo de la enfermedad. Educación que promueve y salud que protege, no para que seas un pobre educado y sano a la cubana, te conformes con eso y resuelvas la supervivencia, sino para que tengas las herramientas para vivir bien y mejorar.

Educar con calidad y proteger la salud de todos, cuesta. Solo una sociedad productiva y de progreso alcanza las cotas de bienestar que requiere, la sociedad debe ser productiva y de progreso. El Estado, proveedor básico de esos servicios esenciales, debe ser liderado con sabiduría, y gerenciado con eficiencia y honradez.

Pero aún un Estado tan rico como el venezolano, si preside un país indigente no podrá hacer nada que valga la pena y acabará conformándose con repartir migajas. Para que la sociedad produzca como se requiere para que todos tengan oportunidad de progresar, debe haber seguridad, tanto de vidas y bienes como jurídica, con un marco cierto de leyes justas que se cumplen bien. Políticas macroeconómicas sensatas que fortalezcan la estabilidad y permitan planificar a largo plazo. Impulso sincero a los emprendedores, premio a la idea y el esfuerzo creador, alianza con empresarios, trabajadores y centros de educación e investigación, atracción sistemática de inversiones.

Valorar el trabajo es la columna vertebral de una política que pretenda un desarrollo integral y armónico. Como en una de las tantas frases felices de Andrés Eloy Blanco: "Trabajo es lo que hay que dar, y su valor al trabajo".

Venezuela no es un país de zánganos. Ofende a los venezolanos aquel poderoso que actúa como si así fuera, porque los menosprecia. Pero además, se equivoca de medio a medio. Lo que los venezolanos queremos es vivir y progresar en paz.

Feliz Navidad a todos, y un Año 2012 nuevo de verdad.

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