Donís: "El Esequibo es legítimamente venezolano"
Escrito por Grace Lafontant León   
Jueves, 11 de Mayo de 2023 00:00

altUn total de 159.542 km². Esa es el área de la zona en reclamación, o el Esequibo, territorio ubicado al este del país

(entre las desembocaduras de los ríos Orinoco y Esequibo) que desde 1841 se encuentra en disputa con Guyana (anterior Guayana Británica).
 
El pasado 6 de abril, la Corte Internacional de Justicia (CIJ) rechazó las objeciones que hizo Venezuela sobre la demanda presentada por Guyana, ante ese tribunal, para resolver este conflicto histórico. Según el gobierno nacional, el órgano judicial de la Organización de las Naciones Unidas no era competente para conocer este caso. En su sentencia, la CIJ estableció (por 14 votos a favor y uno en contra) que «puede decidir sobre el fondo de la República Cooperativa de Guyana», es decir, que conducirá un juicio para determinar a quién le pertenece esa región.Tras el fallo, instruyó a las partes a presentar sus argumentos en el plazo de un año.
 
¿CÓMO LLEGÓ EL DIFERENDO A LA CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA?
El antecedente más próximo del reclamo por parte de Guyana a Venezuela -por casi dos tercios del territorio Esequibo- se remonta a 2018. Así lo recordó Manuel Donís, doctor en Historia, profesor universitario e investigador del Instituto de Investigaciones Históricas P. Hermann González Oropeza, S. J. (IIH) de la UCAB.
 
El también Individuo de Número de la Academia Nacional de la Historia (ANH) afirmó que tal reclamo «no debió ser porque es una clarísima violación al Acuerdo de Ginebra», convenio firmado en 1966 , en Suiza, por Guyana y Venezuela, el cual establece que ambas naciones resolverán el diferendo de manera pacífica y satisfactoria para las partes.
 
«Guyana, desconociendo el Acuerdo de Ginebra y de manera unilateral, decidió acudir a la Corte Internacional de Justicia e introdujo una solicitud de procedimientos institucionales contra Venezuela para resolver de forma definitiva la controversia. El territorio es legítimamente venezolano», dijo el investigador.
 
Donís aseguró que la demanda de 2018 pasó a manos de la CIJ gracias al secretario general de las Naciones Unidas, Antonio Guterres. «¿Qué podía hacer nuestro país? Lo que hizo inicialmente: desconocer el hecho, recordar que era un hecho violatorio y que no acudiríamos a esa instancia y que, por lo tanto, no nos ajustaríamos al procedimiento que exige la corte para que cada parte presente su alegato. Pero esto es muy complicado porque la CIJ aceptó la demanda», agregó.
 
El historiador recordó que la CIJ resolvió (el 18 de diciembre de 2020) que tenía jurisdicción respecto a la solicitud de Guyana y podía decidir sobre el fondo del asunto. Por ello, fijó el 8 de marzo de 2022 como fecha máxima para la entrega de las memorias de las partes. Venezuela presentó una excepción preliminar contentiva de sus objeciones el día 7 de junio de ese año, la cual fue rechazada por la Corte el 6 de abril de 2023.
 
«Hay quienes están de acuerdo, otros no. Si nos atenemos a lo que está establecido, Venezuela no tenía por qué ir a la CIJ. Pero, por otro lado, estaba perdiendo una magnífica ocasión para alegar a su favor sus títulos históricos y jurídicos sobre dicho territorio. El gobierno presentó un documento donde argumentó las razones por las que no acudía a la instancia, pero sí presentó los títulos que tenía para justificar que el territorio le pertenece. Guyana no lo aceptó. Y la CIJ también dijo que no procedía. Lógico. ¿Por qué no lo hizo antes?«, sentenció.
 
Sin embargo, Manuel Donís considera que todavía hay una oportunidad para Venezuela para recuperar el Esequibo. El país tiene hasta el 14 de marzo de 2024 para contrademandar y responder al documento de 500 páginas presentado por el gobierno guyanés, donde desarrolla sus argumentos de por qué el territorio de casi 160.000km² le pertenece. «Deberá hacerlo con mucha prudencia. Sin entrar en el punto sobre la nulidad o validez del Laudo Arbitral de 1899 y basándose en el Acuerdo de Ginebra, válidamente contraído y aceptado», sostuvo.
 
¿POR QUÉ SE RETOMÓ EL RECLAMO DEL TERRITORIO ESEQUIBO?
En el 2015 la petrolera Exxon-Mobil encontró un importante yacimiento de crudo en la costa de Guyana. Particularmente, en el Esequibo. Hace ocho años, Delcy Rodríguez -para entonces ministra de Relaciones Exteriores- pidió a la compañía trasnacional que cesara el trabajo de exploración de hidrocarburos. La petrolera respondió que no tenía parte en la disputa territorial entre ambas naciones. Y en 2017 Guyana le dio las licencias correspondientes a la compañía para explotar petróleo y gas. En 2022 Exxon-Mobil descubrió dos yacimientos adicionales.
 
«Aquello es una riqueza que puede transformar a Guyana en el segundo Kuwait del mundo. En petróleo son reservas inmensas. Pero ellos, entendiendo nuestro contexto actual, recurrieron a la CIJ. Y estamos, entonces, en una situación muy difícil», precisó Donís.
 
EL ESEQUIBO SEGÚN EL LAUDO DE PARÍS DE 1899
Para los guyaneses, explicó Manuel Donís, el Laudo Arbitral de 1899 (sentencia de un tribunal de arbitraje reunido en París para definir la disputa sobre la frontera al este de Venezuela y al oeste de Guyana, para entonces colonia británica), es un documento juzgado, sentenciado y aceptado. En ese dictamen, el juzgado decide adjudicar a Reino Unido el territorio que Venezuela reconoce como Guayana Esequiba, de 159.500 km², ubicado al oeste del río Esequibo.
 
«Esta es la verdad procesal, pero no la verdad real. Venezuela no ha aceptado de forma legítima y expresa, ni durante ni después, la ejecución del laudo», apuntó el experto, recalcando que una vez conocidas sus interioridades en 1949, gracias al memorándum de Severo Mallet-Prevost, abogado de Venezuela y secretario de la comisión creada en 1895 para investigar e informar lo concerniente a la controversia entre Venezuela y Gran Bretaña, «el país no ha dejado de protestar y solicitar la rectificación de la injusticia cometida en 1899″.
 
A partir de 1949, continuó el historiador, «dos jesuitas que estaban estudiando en Londres, haciendo su filosofado, Hermann González Oropeza y Pablo Ojer, fueron invitados a hurgar en los archivos británicos para buscar y analizar la documentación que apoyara a Venezuela en su potencial reclamo del Esequibo. Ambos se abocaron a esto y remitieron al gobierno los documentos que se encuentran en el Archivo de la Cancillería. Metros de microfilms, centenares de documentos copiados a mano, cartografía histórica. Una investigación que hizo posible el ‘Informe que los expertos venezolanos para la cuestión de límites con Guayana Británica presentan al Gobierno nacional’, entregado al gobierno de Rómulo Betancourt en marzo de 1966″.
 
Según Donís, el documento presentado por los sacerdotes jesuitas estableció que el tribunal de arbitraje trabajó sobre una línea limítrofe falsa:
«Así conocemos que las cuatro líneas de (Robert) Schomburgk no son producto de expediciones realizadas por el naturalista prusiano», a quien Gran Bretaña le encomendó una expedición botánica y geográfica a Guyana, su colonia, para definir las fronteras con Venezuela.
 
«El primer mapa de Schomburgk (1935) reconoce la frontera por Gran Bretaña en 1830, pero cuando la presenta al gobierno británico, este decidió ocultarlo. Para 1839, los británicos contemplaban dos objetivos fundamentales: la desembocadura del Orinoco (para controlar la parte norte de Suramérica) y el oro. Al occidente del río Esequibo se encuentra uno de los yacimientos de oro más grandes del planeta (en la cuenca del Yuruary). Pero Schomburgk se prestó a los intereses británicos y trazó una línea que abarcaba 142.000 km2 de territorio venezolano. Ese es el territorio que reclaman los guyaneses«, puntualizó.
 
El académico agregó que, 20 años después de la muerte de Schomburgk, los británicos adulteraron las planchas de cobre de su segundo mapa y trazaron dos líneas más, en 1887 y 1897. Esta última suma más de 200.000 km2 de suelo venezolano. De esa forma, para Guyana, Venezuela sí aceptó el Laudo de París, con esa última línea divisoria.
 
«Es cierto, y eso pesa bastante a la hora de un tribunal. Guyana, empeñada en que Venezuela debe demostrar la nulidad del Laudo de 1899, asume nuestros planteamientos como una suposición y pide que lo demostremos. En realidad, el tribunal le dio carácter jurídico y legal a una línea que no existe, y sobre esto se fijó la frontera. No reconocen que Venezuela fue obligada a aceptar la decisión arbitral, la verdad real. En ninguna línea del Laudo dice por qué se trazó la frontera. ¿Dónde está la motivación? Eso es exceso de poder porque el Tribunal estableció normas para asuntos que no le competían», subrayó. Además, recalcó que en 1899 la prensa británica y de otros países consideró la decisión arbitral como una «grosería y un atropello a un país pobre».
 
ACUERDO DE GINEBRA Y OTROS HITOS
En 1966, la Segunda Guerra Mundial ya había terminado. El Reino Unido se encontraba en una situación difícil por la descolonización de sus territorios de ultramar. Guyana fue uno de ellos. Ese año obtuvo su estatus como nación independiente. Venezuela, por su parte, era una importante potencia petrolera (el segundo país productor y exportador a nivel mundial). «Ya no éramos aquel país pobre y teníamos convenios económicos con Gran Bretaña», dijo Manuel Donís, lo que cambió las condiciones de negociación.
 
«En el Acuerdo de Ginebra se estableció una comisión mixta con el encargo de buscar soluciones prácticas y satisfactorias para resolver el diferendo. Pero los guyaneses se mantuvieron firmes en cuanto a que Venezuela debía demostrar que el Laudo de París era írrito. Llegados a este punto muerto, la comisión fracasó luego de cuatro años. Guyana vendió la idea de que Venezuela era un país grande que estaba arrebatando el territorio a un país pequeño. Perdimos cuatro años. Venezuela ofreció ayuda económica y el desarrollo de la zona en reclamación, pero no se lograron los objetivos porque esto implicaba para Guyana entregar parte de su territorio», aseguró.
 
Prosiguió el investigador que, debido al fracaso de la comisión mixta y al clima de hostilidad política desarrollado por Guayana en el Caribe, se firmó en 1970, durante el gobierno de Rafael Caldera, el Protocolo de Puerto España. En él se estableció un plazo de 12 años para retomar el asunto en mejores condiciones. No tuvo éxito y al expirar el Protocolo, en 1982, el presidente Luis Herrera Campins decidió no renovarlo.
 
Finalmente, en julio de 1986 la cancillería venezolana convino en proponer la figura de los Buenos Oficios. Esta fue acogida por el secretario general de la ONU y aceptada por Guayana. Pero esta figura tampoco tuvo éxito. Así, el 29 de marzo de 2018, Guyana, desconociendo el Acuerdo de Ginebra y de manera unilateral decidió acudir a la Corte Internacional de Justicia.
 
LO QUE VIENE: LUCHA JURÍDICA Y DIPLOMÁTICA
El historiador, autor de textos como El Esequibo, una reclamación histórica (publicado por abediciones en 2016), sostiene que los próximos pasos corresponden más al orden de lo jurídico que al de los historiadores. Sin embargo, recalcó que estos son muy importantes ahora para recopilar la documentación y alegatos necesarios.
 
«Yo creo, como historiador, que en este asunto, en la situación en la que se encuentra, los abogados tienen un papel fundamental. Es un problema de jurisprudencia, de legalidad», afirmó.
 
Más allá del juicio en la Corte Internacional de Justicia, el doctor en Historia señaló que, en el futuro próximo, Venezuela tiene dos opciones:
 
«Le decimos a la CIJ que vamos a acudir a otras instancias, como el secretario general de la ONU, que vamos a demandar a Guyana por no cumplir con lo establecido en el Acuerdo de Ginebra y declaramos que el fallo de la CIJ no procede porque está violando lo establecido en ese convenio. Luego está la otra solución, desde punto de vista político, diplomático. ¿Qué puede pasar? No lo sé. Nadie lo puede saber», finalizó.
 
El libro El Esequibo: una reclamación histórica, del profesor Manuel Donís, puede ser adquirido, en su versión electrónica, en la librería digital de la UCAB, haciendo clic aquí: https://abediciones.ucab.edu.ve/producto/el-esequibo-una-reclamacion-historica/
 
Fotos: Manuel Sardá

Puedes leer la nota, publicada en @elucabista, aquí


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