El guzmanato o la partida de los trenes |
Escrito por Iván R. Méndez | X: @ivanxcaracas |
Miércoles, 05 de Junio de 2019 08:26 |
Toneladas de hierro expandiéndose por el mundo, que “serpenteaba como raíles de ferrocarril a través de los continentes”[1] es la primera imagen (coloreada en un degradé amarillo) que me viene a la mente al pensar en Antonio Guzmán Blanco (Caracas, 1829 - París, 1899). Ese caudillo decimonónico, convencido de su tesis de la Gran Personalidad (“para el pueblo niño”[2], acota Tomás Straka) que debe gobernar a Venezuela, logró en los tres períodos de control directo e inmediato sobre la nación, denominados por la historiografía como el guzmanato, “la construcción de un sistema autocrático e impulsa un proyecto de modernización del país que lo tiene como centro.” (Pino Iturrieta, s/f)[3]. Liberalismos En la Venezuela del siglo XIX lo liberal se aclimata a la región y caudillo que lo proclama, un proyecto amalgamado a su agenda (o programa). Una muestra es la pluralidad de nombres que Guzmán Blanco acuñó para su partido: - Unión Liberal, 1869. - Partido Liberal de Venezuela, 1870. - Gran Partido Liberal Amarillo, 1870. Este último es el partido que lo acompaña durante el guzmanato. Aunque "el Ilustre Americano" afirmaba gobernar en nombre de la “Causa Liberal”, asegura Manuel Pérez Vila (s/f) que “el poder fue detentado autocráticamente por Guzmán Blanco”[4]. El autor relata que Guzmán Blanco se negó a crear un Instituto de Crédito Territorial (parecido al que existía en 1844) para favorecer a los hacendados, a petición del viejo dirigente liberal Felipe Larrazábal. Pero su “liberalismo” se desplegaría en otras instancias de su gestión, como veremos más adelante. —— La marca “liberal” tenía tanto arraigo en la mentalidad colectiva del siglo XIX, “que incluso sus adversarios políticos la incluyeron en la denominación de sus partidos, —— como ocurrió con el Partido Liberal Nacionalista del popular José Manuel Hernández, el Mocho. El general Cipriano Castro llamó a su régimen Restauración Liberal cuando se iniciaba el siglo XX, pero el partido como tal no ejerció mayor influencia durante su gobierno”[5]. Los lapsos de gobierno oficial, que debutan, de facto, con la Revolución de Abril (El Septenio, 1870-1877, que lo inicia en campaña militar por todo el país derrotando caudillos, hasta su nombramiento por el Congreso, en 1873 por un período de cuatro años bajo el título de Ilustre Americano, Pacificador y Regenerador de Venezuela”[6]; El Quinquenio, 1879-1884 y la Aclamación o Bienio, 1886-1888, pero estaba cansado, sólo gobierna un año y se regresa a París. Se pregunta Arturo Uslar Pietri, “¿Se da cuenta que no podría imponer de nuevo su cesarismo personal?”[7]) se alternacon aquellos en los cuales Guzmán Blanco cogobernó, enfrentando disidencias pasajeras, a través de sus acólitos (Francisco Linares Alcántara, 1877-1879; Joaquín Crespo, 1884-1886 y Hermógenes López, 1887-1888). En los años que Guzmán ejerció como Presidente Designado, durante la gestión del mariscal Juan Crisóstomo Falcón, atestiguaron que “no hace falta ser Presidente para mandar en este país”[8], pero ese lapso, entre Caracas y París (cuando no ejercía de designado), pueden computarse como su preparación para el ejercicio efectivo del poder. Política y negocios Los 18 años del guzmanato atestiguan una “colaboración sistemática entre la política y los negocios (…) uno de los rasgos más destacados del tránsito de Venezuela hacia la modernidad, que provocó la más consistente ruptura con las supervivencias del régimen colonial, después de la independencia.” (González Deluca, 1991)[9]. Guzmán Blanco accede al poder en un contexto mundial de “continuo y acelerado avance material y moral”[10]. Al ser Gran Bretaña, Francia y Estados Unidos la inspiración en esa visión futurista que lo impulsaba, era lógico que se consolidara la relación política y negocios, “como expresión de una coincidencia de objetivos globales entre el sector de los negocios privados y el sector político. La diferencia estaría en que mientras que en Europa y Estados Unidos los negocios movían la política, en Venezuela la política movía los negocios”.[11] Un país a la medida de la Gran Personalidad La alta correlación entre política y negocios bajo el gobierno de Antonio Guzmán Blanco se desarrolla en un país estratégicamente segmentado por él en cinco circunscripciones militares, que son administradas por sus caudillos-socios, que también ocuparán el poder en los interinatos entre las administraciones de “el Ilustre americano”. El sistema electoral se aleja, en este período, de las consignas liberales iniciales, y ahora se tienen elecciones públicas de segundo grado, con un Consejo Federal, aprobado en la Constitución de 1881 (“la suiza”), compuesto por caudillos inter pares del "Pacificador", que están a cargo de la elección presidencial. Estas políticas responden a una visión que configura el Proyecto Nacional en términos de incorporar a Venezuela, motorizada por el Estado, al capitalismo mundial como país productor-exportador y así “atraer inmigración, atraer capitales y atraer tecnología, sobre todo en comunicaciones, cámaras frigoríficas para usar en navegación, entre otras”[12]. Esos términos marcan el inicio de la República Liberal Autocrática en Venezuela y su búsqueda recorrerá un arco hasta 1935. La incorporación al sistema capitalista es el tema que marca la agenda a nivel mundial luego de 1848, “el triunfo de una sociedad que creía que el desarrollo económico radicaba en la empresa privada competitiva (…) del masivo avance en la economía mundial del capitalismo industrial, del orden social que representó, de las ideas y creencias que parecían legitimarla y ratificarla: en el razonamiento, la ciencia, el progreso y el liberalismo”.[13] América Latina no escapa a ese furor de la búsqueda de Orden y Progreso, quizá bajo otros rótulos. Guzmán Blanco requiere información para diseñar su plan modernizador. Así, crea la Dirección General de Estadística y se apoya en detallados censos que arrojan información demográfica, sobre los recursos forestales y naturales del país, entre otros datos. Crea el Ministerio de Obras Públicas que reactiva la reparación y construcción de puentes en Caracas que, bajo una visión positivista, aspiran transformar, con su sola aparición, a los venezolanos. Promueve el Decreto de Instrucción Pública en 1870, que indica, en su artículo 4º, “La instrucción obligatoria hace parte de la primaria, la cual puede limitarse a los conocimientos necesarios o extenderse a todos los que generalmente se tienen como elementales o preparatorios a juicio de la autoridad o individuo que la promueve”[14]. Esta propuesta educativa, que no logró consolidarse a nivel nacional, según Tomás Straka[15], se conecta con su visión de un pueblo educado, que logre evitar la seducción de los caudillos al pedirles su voto. Guzmán Blanco le dio peso a políticas de afirmación de la identidad venezolana mediante la enseñanza de los símbolos de la Historia Patria y el fortalecimiento del Culto a Bolívar. Obsesionado con la implementación de vías férreas, señal de modernidad, Guzmán Blanco sólo inauguró la línea Caracas – La Guaira, asociado al enigmático funcionario estadounidense William Anderson Pile, quien ocupó cargos relevantes en su país y en Venezuela. Esta pasión ferroviaria la compartía con el manejo financiero de su economía familiar, hasta el último detalle[16], inversiones en deuda rusa e incluso en ferrocarriles en Estados Unidos y Europa. “El Ilustre” participaba de las ganancias que obtenían las empresas ferroviarias a través de diversos mecanismos, y promovió importantes empresas con comerciantes (Boulton, Blohm, Erazo etc.), para depurar la recaudación de las aduanas, hasta entonces confiscada por los caudillos regionales para financiar sus alzamientos; de los puertos nacionales y así obtener recursos para impulsar sus políticas civilizatorias. Se crea la Compañía Mercantil de Crédito de Caracas y el primer banco con funciones de fiscalizar los fondos públicos. Según González Deluca[17], la economía creció y se movió al eje Andes - Sur del Lago de Maracaibo, por la producción del café, pero Guzmán Blanco erró al no invertir lo suficiente en agricultura, quizá por la falta de soporte de una burguesía agraria que arriesgaba muy poco. Durante el guzmanato, la estrategia de centralizar los recursos provenientes de las aduanas, así como los extractivos, se conectó con la de utilizar “el recurso de otorgar privilegios y de asociar a algunos de estos caudillos en los negocios que se formaron para explorar esos recursos, con lo que neutralizaba sus posiciones conflictivas”[18]. Esas élites económicas regionales tuvieron que ceder y aprender a operar con nuevo poder central que les permitiera operar sin mayores tropiezos. Esa “concepción instrumental de los negocios”, afirma González Deluca (1991), “fue particularmente importante en la búsqueda de aliados [internacionales]. Tanto en la crisis con Holanda como en el prolongado conflicto con Gran Bretaña por el territorio de Guayana, la política de concesiones en las áreas de conflicto persiguió el propósito de establecer allí intereses económicos, cuya defensa debía comprometer a esos mismos intereses en la defensa del territorio y del gobierno venezolanos”.[19] Bajo el guzmanato no se fortalecieron las instituciones de la república. Al contrario, asevera González Deluca (1991) que “el nivel institucional no alcanzó la fuerza y la autonomía de acción necesarias como para impedir el desarrollo de privilegios y monopolios, que dejaron un discutible beneficio para el país, aunque produjeron claras ganancias en los círculos políticos y empresariales. Puede concluirse que los negocios se convirtieron en el disolvente del proyecto de cambio planteado”[20]. La llegada al poder de Juan Pablo Rojas Paúl en 1888 marca[21] el inicio de la pérdida de influencia de Guzmán Blanco en la vida pública venezolana. Ese mismo año, el Congreso desaprueba jugosos contratos ferrocarrileros de allegados a Guzmán, que le abonaban comisiones. Los negocios y la política continuarán en el siglo XX, pero los actores serán otros: andinos y no menos ávidos extranjeros . … los trenes que recorrieron las primeras páginas de este ensayo se apagaron paulatinamente y, con éstos, el proyecto guzmancista de unificar al país mediante las comunicaciones ferroviarias sería relevado por el levantamiento de carreteras, más útiles a la estrategia de otro autócrata liberal que tomaría el poder (por 27 años) apenas dos décadas[22] después del pase a retiro de el Ilustre Americano.
Mapa, diseñado por Eric Hobsbawn[23] que refleja el kilometraje de vías férreas clasificado por continentes hacia 1880. Notas [1] Hobsbawn, E. La era del capital. Formato electroníco ePub (electornic publication). Pág. 31. [2] Straka, T. Venezuela 1861-1936 La era de los gendarmes. FRB, Caracas,2014. [3] Pino Iturrieta, E. Guzmanato. Diccionario de Historia de Venezuela, Fundación Polar. Edición digital, s/f recuperado de: http://bibliofep.fundacionempresaspolar.org/dhv/entradas/g/guzmanato/ [4] Pérez Vila, M. Liberalismo. Diccionario de Historia de Venezuela, Fundación Polar. Edición digital, s/f recuperado de: http://bibliofep.fundacionempresaspolar.org/dhv/entradas/l/liberalismo/ [5] Pérez Vila, M. Op. Cit s/p. [6] Straka. Op. Cit Pág. 125 [7] Uslar Pietri, A. Video Valores Humanos. (s/f). Recuperado de: https://www.youtube.com/watch?v=Jmwm6bAwRs8 [8] Perrone, L. Clase dictada en la FRB, 12-01-2019. [9] González Deluca, M. Negocios y política en tiempos de Guzmán Blanco. Universidad Central de Venezuela, Caracas, 1991. Pág. 267 [10] Hobsbawn, op. Cit. Pág. 20 [11] González Deluca, M. Op. Cit. Pág. 267 [12] González Deluca, M. Clase dictada en la FRB, 25-01-2019. [13] Hobsbawn, op. Cit. Pág. 26 [14] Decreto de Instrucción Pública. (s/f). Recuperado de: http://rafael.bervin.over-blog.es/article-34620029.html [15] Straka. Op. Cit Pág. 125 [16] González Deluca, M. Clase dictada en la FRB, 19-01-2019. Menciona que supervisaba las compras familiares, [17] González Deluca, M. Clase dictada en la FRB, 25-01-2019 [18] González Deluca, M. Op. Cit. Pág. 269 [19] González Deluca, M. Op. Cit. Pág. 269 [20] González Deluca, M. Op. Cit. Pág. 268 [21] Arráiz Lucca, R. Venezuela: 1830 a nuestros días. Unimet, 2007 [22] Aunque Tomás Straka (Op. Cit. Pág. 43) sugiere que la distancia entre Juan Vicente Gómez y Antonio Guzmán Blanco es mínima, sin obviar que el guzmancismo se extendió, aunque sin el Ilustre, hasta 1899. Y “no fue hasta 1910 cuando Gómez rompe de manera más o menos oficial con el Gran Partido Amarillo” [23] Hobsbawn, Ob.. Cit. Pág. 1364
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