Una extravagante anécdota de un libro de Mario Vargas Llosa
Escrito por Alexander Cambero | X: @alexandercamber   
Martes, 22 de Abril de 2025 05:40

altHabía un florecer poético en el ambiente.

Las letras reñían al cielo plomizo que amenazaba con el ímpetu de una mañana pródiga en acontecimientos.

Un buen amigo llevó el libro del cual nos comentaba a cada rato. Lo lees en cuatro días  para que otro compañero lo utilice, me dijo. Entre mis manos estaba La Casa Verde, la segunda obra del escritor peruano Mario Vargas Llosa. Gracias a ella obtuvo el reconocido Premio Internacional Rómulo Gallegos en 1967. Su novela logró cruzar el Atlántico para llegar a las principales librerías europeas.

Andreu Lefevre era un empresario montpellieriano con gran afición por la literatura. Fue tan grande el impacto que causó la obra en él que decidió viajar a Perú con una idea tan sorprendente que dejó estupefactos a sus socios. Deseaba recorrer el ambiente natural en donde se desarrolló la entretenida historia. Llevaba entre sus alforjas un proyecto para darle vida a la ficción. Desde París hasta Lima en donde permanecería cuatro agitados días de encuentros y reuniones. Luego hasta su destino final en el noroeste de la nación, concretamente Piura. Sin perder tiempo se dirigió a la municipalidad para llevarle el proyecto. Su idea era recrear la obra en la ciudad. Les planteó construir un moderno prostíbulo que se llamaría como el de la novela: La Casa Verde. Allí contratarían chicas de diversos países. Hembras negroides del Chocó con edades comprendidas entre quince y veinte años. Brasileñas y venezolanas de la costa. También europeas para darle un aire cosmopolita al ambiente. Construirían un hotel cinco estrellas con toboganes y piscinas con parques para los niños hasta horas tempranas. Mientras el lupanar sería en horas de la noche con un sinfín de atractivos que harían de Piura el epicentro de la regocijo en la región. Con modernas vías donde también tendrían un centro comercial. Entre sus argumentos hablaban de incentivar la economía, garantizándoles empleos y oportunidades para todos. Les indicó que vendrían muchos turistas europeos y norteamericanos en una serie de tours que organizaría con sus agencias de viaje. La municipalidad pidió tiempo para estudiar el asunto. La iglesia católica inició una campaña para impedir el proyecto. Fue así como toda aquella temeraria idea feneció. Andreu Lefevre no se quedó con eso. Le envió el proyecto al Presidente de la República para la época General Juan Velasco Alvarado, allí tampoco encontró un decidido respaldo. Buscó conversar con el escritor de la obra, pero este se negó.

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