Del trinar de una década
Escrito por Luis Barragán | X: @luisbarraganj   
Lunes, 16 de Diciembre de 2024 00:00

altLos años sesenta del veinte venezolano, parecen y solo parecen circunscribirse a la insurgencia castrista.

E, incluso, por entonces, fracasada, dio pie a un superlativo mito de izquierda, el de aquella que realmente dilapidó enormes recursos políticos y simbólicos, más tarde condicionada por las bonanzas petroleras, como poder cultural, al fin y al cabo; y a otro de una derecha enteramente satanizada que, por ironía, en buena o muy buena medida, es necesario estudiar el fenómeno, sobrevive y también explica el socialismo de la presente centuria.

La década en cuestión, entre nosotros, apenas, ahora, comienza a recuperar la identidad que le concedió una riqueza extraordinaria de hechos y circunstancias, inquietudes y rebeliones, perspectivas y pareceres, escenarios y actores, esperando por el interés de historiadores y sociólogos. Nada casual, la industria televisiva estaba encaminada a convertirse en un referente de poder, como ya lo era la radial, con figuras de una extendida fama que, por cierto, excepto las muy posteriores tentaciones, se sabían de un ámbito particularmente diferente al medio político.

Anteriores a Berkeley y Nanterre, la universidad latioamericana y, particularmente, venezolana, había sentado sobrada cátedra de esfuerzos por la libertad y la liberación; creemos, el tiempo se ha encargado de reducir a un alboroto los sucesos de mayo de 1968. Empero, la era de la protesta industrializada, la de los países de bienestares y elevadas condiciones de vida, tuvo en Venezuela una importante expresión (contra)cultural.

En efecto, se hizo sentir en el gesto y el mensaje de inconformidad de los intérpretes de la canción de un amplio y creciente reconocimiento público, como Trino Mora, recientemente fallecido, convertido en un ícono del rock que cultivaba con devoción. De una gran popularidad como cantante y compositor, “Libera tu mente” y “Sé tú mismo”, por ejemplo, fueron sonados éxitos que rápido contrastaron con las letras de una producción nacional presuntamente conforme con  su mercado natural.

Ignoramos si alguna vez, un partido consolidado o emergente le ofreciera a Trino la candidatura a una curul parlamentaria o edilicia, dispuesto a aceptarla,  publicitara a un aspirante presidencial, pero lo cierto es que no confundió su vocación, talento y oficio artístico con el partidista, por contestatario que fuese. Algo muy distinto es que simpatizara ideológica y políticamente, como al final de su vida ocurrió, a lo que tenía perfecto derecho, lo cual no le quita de ningún modo sus méritos como una persona del espectáculo.

Lentamente, la década de los sesenta, múltiple y vigorosa, se va esfumando. En cuestión de semanas, se nos fueron Rudy Hernández, Gerry Weill y, ahora, Trino, expresiones cabales de la cultura venezolana anterior a las bonanzas dinerarias; incluyamos a un líder político de izquierda del calibre, valor y honestidad de Héctor Pérez Marcano, quien denunció el presente socialismo como una experiencia completamente ajena  al que soñó desde joven.

En el fondo, va diluyéndose la década de los sesenta, cuyos mitos necesitamos desmontar para bien apreciar toda su gran valía. Las ilusiones de entones, es necesario decirlo, no se compadecen con la muy prolongada realidad actual.

alt


blog comments powered by Disqus
 
OpinionyNoticias.com no se hace responsable por las aseveraciones que realicen nuestros columnistas en los artículos de opinión.
Estos conceptos son de la exclusiva responsabilidad del autor.


Videos



Banner
opiniónynoticias.com