Carlos Colina: “El sistema político actual está vulnerando el habeas data” |
Escrito por Iván R. Méndez | X: @ivanxcaracas |
Lunes, 15 de Diciembre de 2014 11:11 |
La privacidad, para el bolivarianismo, es un contravalor que exalta lo que el marxismo ataca de raíz: los derechos individuales, asevera Carlos Colina, sociólogo e investigador del Instituto de Investigaciones de la Comunicación (ININCO) de la UCV, en esta entrevista que sondea cómo se vive en Venezuela el inicio de una era “post-Snowden”, donde lo privado, junto a la neutralidad y la integración podrían ser atributos ajenos al Internet mundial y, con mayor énfasis, a la dimensión digital venezolana donde el “habeas data” se viola (recordemos las listas Maisanta y Tascón que hasta las venden en MercadoLibre ) desde la maquinaria gubernamental, el miedo se hace política pública y los tuiteros son perseguidos y encarcelados. —. Iván R. Méndez (IRM): ¿Por qué están en peligro la “privacidad” de los venezolanos tanto en Internet como en las redes sociales? —. Carlos Colina: La privacidad no está en peligro. No existe privacidad, ni en el sentido clásico, como secreto de las comunicaciones, ni en el sentido posmoderno, como garantías sobre nuestros datos de carácter personal. En el sentido tradicional, la privacidad se definía negativamente como la no injerencia de poderes externos, sobre todo, estatales, sobre nuestras comunicaciones privadas y nuestro hogar. En el sentido posmoderno, se relaciona con al autodeterminación informativa, es decir, una serie de derechos sobre el tratamiento de los datos nominativos que nos concierne conciernen: acceso, actualización, cancelación, rectificación, supresión, entre otros. De acuerdo con una de las raíces ideológicas del bolivarianismo, la privacidad, más allá de ser un valor, es un contravalor, porque tiene que ver con derechos individuales, que el marxismo niega rotundamente en función de un criterio comunitarista (comunal). La vigilancia del régimen actual niega toda noción de privacy. Cabe acotar que la vigilancia panóptica del sistema político bolivariano hay que verla integralmente. De esta manera, posee una dimensión interpersonal y una dimensión digital. La hegemonía (gramsciana) implica unidad ideológica, es decir, un principio hegemónico debe imponerse a toda la sociedad. En su momento, los mismos funcionarios hablaron de hegemonía gramsciana y si leemos detenidamente al autor de marras, constataremos que hay continuidad con los planteamientos leninistas del partido y del Estado. Gramsci complementa a Lenin, no lo supera. El colofón en este caso, no es la dictadura del proletariado sino la dictadura del lumpen-proletariado, que en resumidas cuentas sigue siendo la dictadura del círculo interior de la nomenklatura de turno. En términos manipulatorios, al sujeto mítico interpelado (proletariado, pueblo, lumpen-proletariado…) se le ofrece visibilidad simbólica y carnavalesca. En estos términos, la hegemonía es cultural, ideológica, moral y religiosa. Asimismo, comporta criterios concomitantes en el terreno político y económico. Lastimosamente, hoy sufrimos sus consecuencias, pero hace un lustro, cuando se hablaba cansinamente de hegemonía comunicacional, me atreví a vaticinar que el derrotero lo estaba señalando explícitamente el gobierno y uno de sus ideólogos fundamentales. Como indicábamos supra, hoy día, en lugar de privacidad a secas se suele preferir la expresión de protección de datos nominativos o de carácter personal. Pues bien, desde hace tiempo el sistema político actual está vulnerando el habeas data, consagrado en el artículo 28 de la constitución vigente: Artículo 28. Toda persona tiene el derecho de acceder a la información y a los datos que sobre sí misma o sobre sus bienes consten en registros oficiales o privados, con las excepciones que establezca la ley, así como de conocer el uso que se haga de los mismos y su finalidad, y de solicitar ante el tribunal competente la actualización, la rectificación o la destrucción de aquellos, si fuesen erróneos o afectasen ilegítimamente sus derechos. Igualmente, podrá acceder a documentos de cualquier naturaleza que contengan información cuyo conocimiento sea de interés para comunidades o grupos de personas. Queda a salvo el secreto de las fuentes de información periodística y de otras profesiones que determine la ley. Este artículo ha podido ser la base de una ley de protección de datos de carácter personal, como las que existen en la Unión Europea, pero a los sistemas de inspiración marxista no les interesa la defensa de los intereses individuales, la autonomía y la privacidad, sino todo lo contrario. La idea es que surja un hombre-masa gramsciano con un pensamiento único. En ese hombre-colectivo toda diversidad se ve colapsada. En nuestro país, en la legítima y loable resistencia, muchas veces se ha erigido la bandera de la libertad de expresión, en lugar de los denominados nuevos derechos ciudadanos, ligados a las tecnologías digitales y que tienen que ver directamente con los usuarios. No hay una tradición cultural propia de respeto a la privacidad y se desconoce que su ausencia pone en peligro derechos fundamentales. La comunicación total es totalitaria decía Paul Watzlawick. Otro asunto, es que epocalmente, estemos viviendo una redefinición de los espacios públicos y privados y que se trate de un derecho subjetivo, es decir, el sujeto puede renunciar a la misma en función de motivaciones políticas, literarias, entre otras. Hemos de recordar el lema feminista de los años setenta: los personal es político. Asunto aparte es cuando se almacenan, cotejan y comparan datos personales específicos, y se conculcan derechos civiles, como el derecho al voto secreto, la libertad de consumo, el derecho al trabajo y al libre tránsito. —. IRM: ¿Qué mecanismos utiliza el gobierno para vigilar y controlar la vida digital de los venezolanos? Pues, si viviésemos en un país democrático, y el desarrollo legislativo de del artículo 28 se hubiese dado, contaríamos con sanciones efectivas por el acopio de lo que, en la legislación internacional comparada, se denominan datos sensibles, es decir, todas aquellas informaciones sobre las que existe la prohibición de almacenamiento, por su potencial discriminatorio. Estamos hablando de datos sobre nuestras convicciones religiosas, filosóficas, políticas, orientación sexual o salud. Las máquinas captahuellas han llegado a conformar un voto vigilado que funciona como un dispositivo panóptico. Todo el mundo sabe que el CNE no es un organismo estatal sino gubernamental y, para algunos, existen las evidencias de que el voto pudiese ser identificado. Solamente la duda y las mismas denuncias de ciertos sectores de la oposición activan el mecanismo de sometimiento del votante, en este caso. No se sabe dónde está el inspector pero se conoce que las inspecciones se producen. El mismo mecanismo se activa con las escuchas telefónicas de la CANTV. El vigilado activa el mecanismo de vigilancia en cada caso. El control biométrico de la compra de alimentos y medicinas, lleva al paroxismo estos mecanismos de control. No tenemos libertad de comprar el artículo de nuestra preferencia ni en la cantidad que se nos antoje. El gobierno lo decide y punto. Si apelamos a la teoría matemática de la información, en donde la dimensión semántica está ausente, tampoco existe información. Esta última es la medida de la libre elección de un mensaje pero si voy al supermercado y no hay un producto o sólo una marca, no hay libre elección, no hay información. Lamentablemente, este tipo de vigilancia en el consumo consagra una suerte de servidumbre populista. El momento del consumo no es el instante donde ejerzo un tipo específico de libertad; es la ocasión en donde pierdo la dignidad en una cola soleada. Con la reglamentación de la televisión por subscripción, a través de la reformulación de la ley Resorte, se invade la privacidad en el sentido clásico del término, es decir, se produce una intromisión en el oikos griego u hogar. Estamos hablando ya de lo íntimo y la inviolabilidad del domicilio, que para algunos tiene un claro carácter antropológico. La CATV no es un servicio público como la TV de señal abierta. Es un servicio mixto (privado-público) y sus contenidos los pagamos para el disfrute de nuestro tiempo libre. En USA, la CATV y las compañías de telefonía móvil se conceptualizan como transmisores privados, es decir, prestan servicios entre actores privados y el estado no los regula, por lo tanto, pueden transmitir información sin rendirles cuentas a nadie, más que a las fluctuaciones del mercado. No obstante, la actual propuesta de Obama sobre la neutralidad de Internet pretende regular también a la CATV, pero esta vez, en función de garantizar la libertad de expresión. CADIVI y CENCOEX y todos sus registros vulneran nuestra libertad de tránsito y muchos otros derechos. No solo somos vigilados adentro del país sino que siguen nuestras pistas fuera de nuestras fronteras. —. IRM: Recientemente, en un foro realizado en la UCV, usted indicó que uno de los objetivos de estos controles es generar miedo. ¿Por qué quiere el régimen generar miedo entre los ciudadanos? ¿qué obtiene al sembrarlo y cultivarlo? ¿Qué servicios controla y vigila el gobierno fuera de Internet?
—. Carlos Colina: La gestión del miedo no es exclusiva del sistema político venezolano. Tal como plantea Zigmunt Bauman , con el terrorismo se ha globalizado el miedo, y los grandes estados han utilizado criterios de seguridad, en algunos casos igualmente terroristas, para combatir ese flagelo de la humanidad. Además de los dispositivos de control señalados anteriormente, los consabidos mecanismos para lograr la denominada hegemonía comunicacional y la criminalización de la opinión, generan censura y autocensura. Las denuncias sobre la agresión a los medios y los periodistas colman los legajos del Colegio Nacional de Periodistas y de instituciones como IPYS. En la esfera psicosocial e interpersonal, los altos índices de violencia criminal citadina han convertido a nuestros hogares en celdas con múltiples cerrojos. La ausencia de políticas estatales serias y efectivas nos habla de la existencia un mecanismo de control social indirecto de las clases medias. La ubicación de viviendas populares en sectores demográficos medios ha acentuado esta tendencia. La persona de raigambre popular suele naturalizar la violencia y convive con ella. El individuo de los sectores medios es más temeroso. Es preferible una familia de clase media encerrada en su hogar que marchando en las calles. Ahora bien, no podemos criticar el carácter totalizante y totalitario de cierto pensamiento y seguir esa misma perspectiva. El totalitarismo siempre es un proyecto porque el poder total es imposible. Existen fisuras por doquier y oportunidades de participación y resistencia civil. Esta entrevista es un ejemplo de ello. —. IRM: ¿Cuáles son los mecanismos para inducir miedo y aprehensión entre los usuarios de Internet? —. Carlos Colina: La orden de captura y detención de tuiteros son una clara señal de censura. Se trata de un mecanismo selectivo, coercitivo y preventivo. La autocensura en las redes sociales se percibe como nunca antes. En su experiencia en esta materia, en la cual tiene libros publicados, en qué ha ido variando la actitud vigilante y controlador del régimen a lo largo del tiempo? Es uniforme o hay etapas? En el artículo que publiqué en el Papel Literario, el 5 de septiembre de 2009, titulado “Hegemonía y Proceso”, señalaba, entre otras cosas, que había que rearticular las dos nociones contenidas en el título y que la hegemonía se enmarcaba en un proceso conducente a una dictadura. Hoy día, vivimos las consecuencias de la violación de todos nuestros DDHH. —. IRM: ¿Cómo evitar ser vigilados en la red, ¿qué debe hacerse? —. Carlos Colina: Los usuarios más expertos han activado mecanismos de contravigilancia como los VPN en las protestas de comienzos de este año. Debemos recurrir a los más alfabetizados en esa dirección, crear manuales de contravigilancia y difundirlos, con los distintos mecanismos que se propongan. Cuando rescatemos la democracia, tenemos que demandar el desarrollo de una Ley de Protección de Datos de Carácter Personal y la paralela creación de una Autoridad Nacional Independiente de Protección De datos, tal como existe en continente europeo. De lo que se trata es de proteger a los ciudadanos y sus derechos civiles. —. IRM: Actualmente, hay un debate global sobre la #NetNeutrality , incluso Obama ha tomado partido. ¿Cómo nos afecta a los venezolanos la baja velocidad y la intermitencia de los servicios de conexión en relación a la neutralidad de la red? —. Carlos Colina: En USA, la denominada neutralidad de la red pretende defender una internet abierta, accesible y gratuita, que garantice el libre flujo de información y la libertad de expresión, sin las coerciones de la lógica mercantil. En las redes, todos los servicios, sitios web y contenidos deberían tener un trato igualitario, sin las discriminaciones que posibilitan las tecnologías digitales. En nuestro país, las reglas que permitirían la neutralidad se están rompiendo pero en función de criterios ideológicos. No hemos estado exentos de bloqueos de sitios web o blogs. Los ciberciudadanos han reportado la estrangulación o ralentización de algunos contenidos. La transparencia en la administración del servicio por parte de la CANTV no siempre ha sido un hecho cierto, sobre todo, en los momentos de máxima conflictividad política. En estos casos, no ha sido inusual la intermitencia del servicio. —. IRM: Internet está cambiando, el propio Vinton Cerf creó un grupo para estudiar y anticipar consecuencias de la fragmentación de Internet, piensa que en Venezuela vamos hacia eso, una red aislada, centralizada en el Gobierno vigilante y que interrumpe o anula las conexiones hacia el exterior de los ciudadanos? —. Carlos Colina: La dirección que tomen los acontecimientos dependerá de la acción u omisión ciudadana. El inmovilismo, la pasividad o la desesperanza no nos ofrecen ningún futuro promisorio.
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