El 22 de octubre pasado, "La Otra Noticia" cumplió 20 años continuos de transmisión. Con agradecimiento recibimos homenajes y felicitaciones.
"Nada te turbe nada te espante todo se pasa; Dios no se muda, la paciencia todo lo alcanza. Quien a Dios tiene, nada le falta. Solo Dios basta."
Escrito en el breviario de Santa Teresa de Ávila (1515-1582), doctora de la Iglesia Católica.
Hace 20 años comenzó el programa radial "La Otra Noticia" como una forma novedosa de comentar las informaciones a dos voces, masculina y femenina. Mucho humor, variedad, rapidez, calidez. El programa se convirtió rápidamente en la tribuna del acontecer valenciano y en el puerto obligado donde recalaban los visitantes, especialmente políticos.
"El show informativo de la radio", como dice su slogan, se convirtió en un habitual en las radios de los vehículos, distracción necesaria en las cada vez más intensas colas de la capital carabobeña. Medíamos la intensidad de las entrevistas por el reporte de quienes no se apeaban del vehículo estacionado hasta que el programa terminara. Miles de horas preparando la secuencia de noticias, escogiendo los invitados, contratando la publicidad que permitía su permanencia al aire. Cientos de anécdotas graciosas algunas, dolorosas otras. Mi inefable compañero de programa J.J. Schroedel y yo recibíamos denuncias, felicitaciones, alabanzas e insultos.
El premio a tal trabajo diario era el logro de soluciones para las denuncias, las gracias cuando se resolvían problemas, los abrazos y besos de personas desconocidas que almorzaban mientras nos oían, que vivían durante todo el año las fiestas y funerales de las noticias diarias que "La Otra Noticia" les ofrecía como banquete de información.
Miles de entrevistados, políticos, economistas, artistas, sindicalistas, movimientos gremiales y vecinales y también desconocidos con ideas y proyectos novedosos, utilizaron los micrófonos de "La Otra Noticia" para su proyección. Algunos temían las ácidas preguntas pero todos sabían de la audiencia asegurada. El programa era la referencia obligada para quienes tuviesen algo que decir en Valencia o para Valencia.
Las Navidades, nuestros cumpleaños, los días del periodista o los santos eran celebrados con los oyentes. Y hasta las gripes merecían oportunas y caseras recetas de los seguidores entendidos en medicina casera. La tristeza por la muerte de queridos personajes del acontecer de la ciudad o el recogimiento por la muerte de un Papa, la alegría por la escogencia de otro. Detrás de esos micrófonos seguimos, reportamos, entrevistamos, analizamos y opinamos el golpe de Hugo Chávez en 1992, la intentona de noviembre de ese año, el defenestramiento del Presidente Pérez, las presidencias relámpago de Lepage y Velázquez, el gobierno de Caldera, la llegada de Chávez y el intenso calvario del país durante estos últimos 12 años.
Han sido dos décadas siguiendo la noticia intensamente para transmitirla, entrevistando a los actores de la vida nacional y regional, siendo portavoces de los reclamos ciudadanos, usando el programa como trampolín para llegar a los oídos de los gobernantes. Hemos sentido la mirada azul relampagueante de Henrique Salas a quien no le gusta que le contradigan; levantamos como un resorte a Carlos Andrés Pérez cuando en 1997 le preguntamos por qué no se casaba con Cecilia Matos; Hugo Chávez candidato a la Presidencia nos cantó "Sabana" cuando no supo qué responder a una pregunta; Acosta Carlez nos entonaba "Lástima que seas ajena" cuando tratábamos de entrevistarle por teléfono mientras eructaba con la catira. Hemos conocido, entrevistado y comentado lo que ha sucedido en esta Venezuela de los últimos 20 años.
Agradecemos todas las hallacas, tortas negras y leche de burra que nos enviaron en Navidad, las tortas de los cumpleaños, las flores del día del periodista, las cartas y mensaje de cariño que constituían el alimento diario de J.J. y mío, las palabras alentadoras que nos inyectaban fuerza para tener esa explosiva hora y media diaria de información, entrevistas, análisis y opinión. Gracias, mil gracias hasta por los insultos, porque de ellos también hemos aprendido a calibrar el alma humana y superarnos. Cada minuto en que vivimos en peligro, cada minuto de logros, los recordaremos y guardaremos como la ganancia absoluta de estos 20 años de trabajo y entrega como comunicadores.
Una mención especial para quienes han conformado el equipo de producción del programa a través de tantos años, para todos nuestros asistentes y operadores, locutores y publicistas. Sería imposible nombrarlos a todos, por temor a olvidar a alguno, pero a todos ellos les hacemos llegar nuestro eterno agradecimiento por haber colaborado en forma tan eficiente a hacer de "La Otra Noticia" el programa líder de opinión en la región.
7.300 días haciendo la crónica diaria de un país no es cualquier cosa. El 22 de octubre pasado, "La Otra Noticia" cumplió 20 años continuos de transmisión. Con agradecimiento recibimos homenajes y felicitaciones. Confieso que mi compañero y yo nos hemos sentido a veces agotados, estresados por la carga de malas noticias que son las que abundan por estos días. Y hasta pensamos en culminar nuestro ciclo al cumplir este vigésimo aniversario. Pero se impuso el amor, el deber, la responsabilidad absoluta que sentimos hacia nuestros oyentes y acordamos seguir en 2012, un año que consideramos, como lo considera todo el país, crucial para el destino de Venezuela. "La Otra Noticia", que ha tragado tantas verdes, también debía estar allí para ver las maduras, pensamos.
Pero otros decidieron por nosotros. Una disputa por la posesión de la emisora entre el concesionario y la compañía operadora desembocó en la abrupta salida del aire de Cosmopolitan 107.9 FM por la cual se transmitía nuestro programa y muchos otros programas conducidos por periodistas y productores de gran talento, que habían logrado con entusiasmo y calidad una programación exitosa de gran sintonía. "La Otra Noticia" ha quedado fuera del aire, así como toda la programación de Cosmopolitan. Igual que pasó con RCTV, sustituida de inmediato por la señal de Teves, Cosmopolitan fue sacada del aire y suplantada de inmediato por una emisora llamada Frenesí. Los intríngulis legales entre los interesados y Conatel deben revelarlos ellos, si es que les importa dar alguna explicación a todo el personal que laboraba en la emisora, a los relacionados, a los anunciantes con los cuales se mantenían contratos publicitarios y sobre todo, al público que diariamente seguía a la emisora por señal abierta, internet y las redes sociales. Un medio de comunicación social no es solamente un negocio. No es un abasto ni una empresa particular. Según el gobierno, los medios son del pueblo y a él hay que darle explicaciones. A menos, claro, que esto se trate de un asunto personal de política y negocios.
He hablado en pasado de la experiencia más gratificante y a la vez ardua de mi vida profesional. Hoy, cuando escribo esta columna, me he levantado por primera vez en 20 años sin un programa que producir, sin una noticia que buscar. Cuando estaba a punto de entristecerme, pensé en las miles de personas que esperan que esta historia no termine así. Y no terminará mientras seamos periodistas. Es decir, nunca. Así que prepárense. Pronto les tendré noticias.
Esta dirección electrónica esta protegida contra spam bots. Necesita activar JavaScript para visualizarla
NT
|
Siganos en