La paz, que dure
Escrito por Ramón Guillermo Aveledo | @aveledounidad   
Miércoles, 22 de Octubre de 2025 00:00

altEl mundo ha recibido con alivio y esperanza la firma del cese al fuego en la franja de Gaza y con ella, el comienzo de la primera fase del plan de paz.

Las celebraciones en la calle, la vuelta a casa de los rehenes sobrevivientes y el multitudinario regreso a su tierra de los palestinos desplazados, así como de los prisioneros son, de suyo, buenas noticias.

Han sido dos años largos y dolorosos, en un conflicto muy antiguo y complejo. Desde el ataque alevoso de aquel 7 de octubre a Israel, absolutamente inaceptable, se inició una escalada de violencia en una región especialmente conflictiva que pudo extenderse peligrosamente. La amplia condena internacional a aquella agresión al pueblo judío fue como olvidándose, antes las continuadas noticias de bombardeos, destrucción y hambre en Palestina. En la guerra, el sangriento reino de la violencia, la justicia y el derecho siempre son bajas. 

El vasto y significativo apoyo a los acuerdos promovidos por Trump confiere a este paso una fortaleza excepcional. Otros muy importantes como los de Camp David auspiciados por Carter en 1978, los de Oslo en 1993 y los de Camp David II, apadrinados por Clinton fueron anunciados en la Casa Blanca. Éstos de 2025 negociados por representantes de Israel y Hamas, se formalizan en El Cairo por EEUU junto a Qatar, Egipto y Turquía, tres gobiernos de países musulmanes, ante más de veinte líderes mundiales y el secretario general de la ONU.   

Donald Trump se anota un éxito diplomático indudable. Los dificilísimos trabajos para lograrlo comenzaron tan pronto se inició la guerra, pero en este juego, la carrera de ganar la ha impulsado el actual mandatario. Esa es la historia.

La alegría de hoy no puede llevarnos a ignorar las dificultades por delante, dados los asuntos por resolver son grandes, aunque la mayoría quiera superarlos sus raíces son profundas. La paz requiere la seguridad que merece el pueblo israelita y el reconocimiento del pueblo palestino. La constitución del gobierno en Gaza no es simple. La solución de dos estados que creo justa y es aceptada crecientemente en la comunidad internacional, no lo es por el gobierno de Netanyahu, aparte de dificultades prácticas como la distancia entre Cisjordania y Gaza, condicionada por los conflictos entre palestinos. Que Hamas se convierta en partido político implica su desarme, a lo cual resistirá su ala militar alegando la desconfianza en Israel que también desconfía de ellos y de los demás árabes. Son muestras de la empinada y resbalosa cuesta por subir.     

En cuanto a las Naciones Unidas, esta vez más público que protagonista, entendamos que las organizaciones internacionales son lo que los estados miembros quieran que sean. Hace más de setenta años, Maritain hablaba con clarividencia de la necesidad de un gobierno mundial. Es obvio que hay grandes problemas por naturaleza transnacionales y así lo ameritarían. Pero esa posibilidad es todavía muy distante. Lo que no quita que la ONU pueda y deba ser útil.  

Mi abuela repetía un dicho: mientras el palo va y viene la costilla descansa. Ese es el caso y no es poca cosa, una victoria definitiva es aún lejana e incierta, pero la paz es siempre bienvenida.


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