Los proyectos del gobierno
Escrito por Luis Fuenmayor | X: @LFuenmayorToro   
Lunes, 11 de Agosto de 2025 00:00

altContinuamente oímos, a miembros de la cúpula gubernamental, hablar de la existencia de múltiples proyectos de desarrollo, tantos que no se comprende como seguimos estando en el subdesarrollo.

Será que esos proyectos no se ejecutan como es debido, o se cogieron esos reales, o será que fueron mal diseñados, nos preguntamos muchas veces. 

Lo cierto es que, en las comunidades, específicamente en las comunas, hay miles de proyectos financiados por Nicolás Maduro (gracias presidente), que no por el Estado. Incluso, votamos por algunos de ellos en los últimos comicios, lo que nos permitió saber realmente de qué tratan. Los diferentes ministerios, sus gobernaciones, que son todas; sus alcaldías, que son casi todas; tienen también sus proyectos y de nuevo “importantísimos” para el desarrollo nacional, aunque el esquivo desarrollo, siga sin aparecer.  

Algunos llegan a decir que son proyectos científicos; no sé si sabe de qué hablan,  y nunca falta el adulador ignaro, que mira hacia las universidades, con ojos de reclamo, pues “ellos están haciendo lo que éstas no hacen”. Indignidad, producto de la osadía de todo ignorante, con una comparación que es un exabrupto totalmente improcedente, pues no hay paralelo ninguno entre esos supuestos proyectos “estratégicos”, con los reales proyectos de investigación científica, que aún nuestras universidades se empeñan en realizar, a pesar del hostigamiento gubernamental, y que aunque no sean conocidos ni comprendidos por el común de la gente, son del tipo de los que han marcado el desarrollo y bienestar de los pueblos avanzados del mundo actual. Pero, peor aún, estos serviles, ocultan perversamente el maltrato que reciben nuestras universidades de quienes en ellas se formaron, sin tener que pagar nada, con excelentes profesores, con bibliotecas y laboratorios, transporte gratuito y un comedor de medio dólar el almuerzo.

Y todo eso logrado por el pueblo venezolano en sus luchas del siglo XX, a partir principalmente de 1936, con gobiernos que Jorge Rodríguez se atreve a calificar homogéneamente como de derecha, opinión tremendista que postula que en Venezuela no hubo izquierdas gubernamentales hasta que apareció Hugo Chávez, quien, de paso, en sus primeros años de gobierno, afirmó ser de centro y defensor de lo que se llamaba “la tercera vía”. No son lo mismo, Jorge, los gobiernos de Juan Vicente Gómez y de Isaías Medina Angarita. Pero volviendo a nuestro tema central, proyectos parece haber muchos y, en su mayoría, no se trata ni de proyectos de investigación dirigidos a dilucidar las causas de nuestra crisis, con miras a dejar de seguir dando bandazos en estas materias, ni tampoco se trata de proyectos estratégicos que buscan el desarrollo del país. 

Los proyectos de los consejos comunales son pequeños programas dirigidos a satisfacer necesidades comunitarias particulares: recreativas (construcción de canchas deportivas), urbanística (construcción de parques o plazas para el disfrute ciudadano, rehabilitación vial), educativas (alfabetización de adultos, talleres de habilidades para el empleo), productivas (huertos urbanos, cría de animales, venta de comidas y bebidas, transporte de materiales), sociales (mejoras de viviendas, cubrebocas hechos a mano, creación de casas hogares para niños o ancianos) y otras por el estilo. Son en realidad planes de acción comunitaria decididos, ejecutados y supervisados, por las propias comunidades receptoras de los mismos, lo cual es positivo pues promueven la participación de la gente, descentralizan la ejecución y garantizan una supervisión por los mismos interesados, tanto de los trabajos que se realizan como del uso de los recursos asignados.

Es sin duda un programa positivo, pero que no se deben presentar como proyectos estratégicos de desarrollo nacional, ni el gobierno considerar que con los mismos está resuelto el futuro productivo y de servicios del país y satisfechas las necesidades de la gente. Tampoco pueden ser equiparados ni competir con los proyectos de investigación científica y tecnológica de universidades, institutos especializados de investigación y grandes empresas productivas y de servicios, cuyas complejidades, magnitudes y resultados son de un nivel muy superior y cualitativamente estratégico. No se trata de que el Estado abandone estos proyectos menores por otros más importantes para el desarrollo nacional, pero mucho menos se trata de que se conforme con la existencia de los mismos y no asuma la necesidad estratégica de los otros. “Alargar la vida de la ropa” es un proyecto importante para la gente, pero fabricar satélites artificiales y los cohetes que los colocan en sus sitios es importantísimo para la nación. ¿Se será capaz de entender esto? 


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