La Campaña Libertadora de Oriente (1813) |
Escrito por Javier Escala |
Sábado, 19 de Octubre de 2013 08:38 |
La campaña de Oriente concluye, militarmente, con la liberación de casi todas las zonas importantes del oriente. a) Aproximación Histórica El proceso libertador de 1813 no inició como comúnmente se cree por Bolívar en el occidente, sino en el oriente, y gracias a la voluntad de un número minúsculo de hombres que, contra todo pronóstico, lograron apoderarse de tres valiosas ciudades (Maturín, Cumaná y Barcelona), poniendo en jaque al régimen de Monteverde[1]. Lamentablemente la historiografía la ha ensombrecido o a lo sumo minimizado por la Campaña de Bolívar en el occidente, iniciada, hacia mayo de 1813, cuando ya la de Oriente comenzaba a consolidarse en su área de operaciones. Un grupo de servidores del depuesto gobierno republicano se trasladó a la isla de Trinidad, controlada por los ingleses desde 1797. Allí, concretamente en la hacienda de doña Concepción Mariño ubicada en el islote de Chacachacare, planearon reconquistar el territorio venezolano para las armas de la República Federal. El 11 de enero de 1813 firman un documento en el que se comprometen libertar Venezuela de las manos de Monteverde. El Acta de Chacachacare manifestaba que: "Violada por el jefe español D. Domingo Monteverde la capitulación que celebró con el ilustre general Miranda, el 25 de julio de 1812; y considerando que las garantías que se ofrecen en aquel solemne tratado se han convertido en cadalsos, cárceles, persecuciones y secuestros, que el mismo general Miranda, ha sido víctima de la perfidia de su adversario; y, en fin, que la sociedad se halla herida de muerte, cuarenta y cinco emigrados nos hemos reunido en esta hacienda, bajo los auspicios de su dueña la magnánima señora doña Concepción Mariño, y congregados en consejo de familia, impulsados por un sentimiento de profundo patriotismo, resolvemos expedicionar sobre Venezuela, con el objeto de salvar esa patria de la dependencia española y restituirle la dignidad de nación que el tirano Monteverde y su terremoto le arrebataron. Mutuamente nos empeñamos nuestra palabra de caballeros de vencer o morir en tan gloriosa empresa; y de este compromiso ponemos a Dios y a nuestras espadas por testigo"[2]. Para esta empresa fue electo por conceso como jefe el joven coronel Santiago Mariño. Jean Baptiste Bideau[3] y Pablo Pietri[4], poco mencionados por la historiografía, tuvieron un papel destacadísimo en esta expedición. Bideau, mulato, natural de la isla antillana de Santa Lucía, por entonces colonia francesa, fue el encargado operacional de la empresa a través del reclutamiento de hombres y la compra de embarcaciones. Pablo Pietri, comerciante corso, fungió como encargado de negocios, además fue amigo muy cercano de Mariño. El día 12 de enero, Mariño con un grupo de hombres[5] zarparon rumbo a Güiria, localidad que tomó la madrugada del 13, poniendo en fuga al jefe militar realista Juan Gabazo. Consecutivamente, dos días después, José Francisco Bermúdez a la jefatura de 75 hombres conquistó Punta de Piedra e Irapa. Gabazo consiguió entonces reunirse en Yaguaraparo con Francisco Xavier Cervériz, el cual traía refuerzos de Cumaná. Ambos jefes realistas reorganizaron una ofensiva de 400 soldados con el objeto de recuperar en Irapa, no obstante, fueron derrotados el día 25. Los realistas, buscando neutralizar el foco insurgente, comienzan a recibir refuerzos terrestres desde Maturín y flotillas provenientes de Cumaná y Guayana para bloquear Güiria y obligar así la rendición republicana. Santiago Mariño, después de estas victorias y contando entre sus filas con un número mayor de soldados, mandó una columna a cargo de Bernardo Bermúdez y Manuel Piar para Maturín, sumándola a su haber de poblaciones tomadas el 2 de febrero. Antonio Zuazola, oficial de inefables procederes, fue enviado por Monteverde con 300 hombres para sofocar a los sublevados. Inmediatamente consiguió batir a los republicanos en Los Magüeyes y Aragua de Maturín el 16 de marzo. Así dio cuenta a Monteverde su esbirro Eusebio Antoñanzas: "... después de haber tomado al enemigo el interesante punto de Magueyes resolvió atacarlo el 16 a las nueve de la mañana en el Pueblo de Aragua (...) La acción fue obstinada, pero a las dos de la tarde logró Suasola (sic) derrotarlos completamente"[6]. Concluido el ensañamiento contra los vencidos, mutilando, asesinando y quemando las propiedades de los habitantes de aquella zona, Zuazola reinició su avanzada rumbo a Maturín, atacándola junto a de La Hoz de manera infructuosa el 20 de ese mes[7], pues las tropas defensoras obtienen rechazarlo tras dura batalla. El mismo resultado bélico alcanzaron Fernández de La Hoz y Remigio Bobadilla el 18 de abril. La situación compelió entonces a Monteverde movilizarse directamente al teatro de operaciones, prometiendo una victoria rotunda contra los insurgentes. El 25 de mayo, con un mayor número de tropas (las fuentes hablan de 2.000), Domingo Monteverde era derrotado por Manuel Piar y Francisco Azcue en el sitio denominado Alto de Los Godos, próximo a Maturín. Doblegado y con grandes problemas dentro de la Capitanía[8], Monteverde tuvo que retornar a Caracas. Mariño, quien lideraba la resistencia en Güiria[9] contra el bloqueo naval y terrestre realista, compuesto de 1.500 hombres y 13 buques comandados por Francisco de Sales Echeverría, obligó a los monárquicos levantar el sitio para enfilarse ahora sobre Cumaná, contralada entonces por Antoñanzas. Se inició entonces la incursión de Mariño y sus huestes para tomar una de las principales ciudades del oriente nacional. En el trayecto se apoderó de Los Magüeyes, Corocillos y Cumanacoa. La ciudad cumanesa le hizo una fuerte resistencia que se prolongó durante diez días, cayendo finalmente el 2 de agosto de 1813. Mariño tomó Cumaná, en parte, gracias a la ayuda proferida por Juan Bautista Arismendi, quien se había hecho con el control de Margarita en junio[10]. Conquistada la ciudad, Mariño hizo fusilar a 47 europeos y fue proclamado Libertador de Oriente. Por otra parte, al conocerse la caída de Cumaná, el pueblo de Yaguaraparo fue abandonado por Cervériz y ocupado por las tropas republicanas de José Francisco Bermúdez. Ahora las miras de Mariño apuntaban a Barcelona, otro importante reducto realista, para tal acometida ordenó a Piar moverse por tierra con 700 soldados, mientras otro contingente era dirigido por mar. Cariaco, Carúpano y Río Caribe, a su vez, capitularon ante los republicanos. Finalmente, el 19 de agosto de 1813, el jefe realista Cajigal huía de Barcelona dejándola a merced de Mariño. La campaña de Oriente, cuya duración fue de ocho meses y en la que se logró diez triunfos de armas (dos en Güiria, dos en Irapa, tres en Maturín, uno en Cumaná, uno en Yaguaraparo y uno en Barcelona), concluye, militarmente, con la liberación de casi todas las zonas importantes del oriente, exceptuando Guayana, y con la elección, por unanimidad de los jefes involucrados, de Mariño como General en Jefe de las armas del Oriente en su natal Margarita. b) Importancia Histórica Es necesario resaltar de forma inicial que esta campaña ha sido maltratada por la Historia tradicional, pues es designada deliberadamente, y con fines de empequeñecer su aporte histórico dentro del proceso independentista, con el nombre de "invasión de Chacachacare", calificativo impreciso, ya que puede tomarse, en una primera lectura, como un asalto hacia el islote de Chacachacare en vez de lo inverso. El gravamen de aquella postergación, aún visible en este Bicentenario[11], es el de una historiografía con fuerte culto a la figura de Bolívar y de preferencia, casi irrestricta, a la historia de la Provincia de Caracas, sumándosele a ello el recelo que los panegiristas bolivarianos han sostenido contra la imagen de Mariño por la animadversión que mantuvo hacia el proyecto de Bolívar. La maniobra de Mariño fue cuidadosamente preparada por éste desde finales de 1812. Caracciolo Parra Pérez, uno de los contados historiadores que se dignó a sacarlo del baúl, afirmó que: "Tres meses empleó el héroe en preparar la expedición que iba a destacar su nombre en nuestra historia y a colocarle entre los más ilustres padres y servidores de la patria"[12], todo ello burlando a las autoridades inglesas de Trinidad, desconocedoras de esta aventura. Nada que ver con la usual representación de una expedición preparada sobre la marcha en la hacienda de doña Concepción Mariño. Los recursos fueron en principio escasos. El Jefe expedicionario tuvo que pagar la recluta con su limitado peculio, pues sus propiedades se encontraban confiscadas:"... las condiciones en que se realizó la expedición demuestran que Mariño sólo dispuso de algunos centenares de dólares, con los cuales reclutó cuarenta o cincuenta hombres y compró unos cuantos mosquetes (...) Su empresa era, a la verdad, osada cual ninguna y nunca acometiósela de tal importancia con tan pocos medios. Los veteranos de Colombia recordáronla siempre impresionados"[13]. Mérito, sin intenciones apologistas, de ser remarcado no sólo en Mariño, sino en los hombres denodados que le acompañaron en un empresa plenamente adversa en todos los sentidos, de parco material bélico, con escaso personal militar y sin respaldo internacional de ningún tipo. Otro éxito de Santiago Mariño como estratega fue el revertir ese infortunio y levantar, sea pagado, voluntaria o forzosamente, un ejército de 1.500 hombres, gracias, es justo mencionarlo, a las gestiones de Manuel Valdés, personaje no muy célebre pero de suma importancia en la guerra de independencia. En el campo diplomático el apoyo británico fue inexistente. El contexto mundial no favorecía a la empresa de Mariño y los suyos. Inglaterra, convenida con la España borbónica, o a lo que quedaba de ella tras ser invadida por las tropas napoleónicas, en la lucha contra Francia, no se proponía apoyar momentáneamente incursiones independentistas dentro de las colonias de su aliada. Los esfuerzos del militar margariteño por obtener el apoyo o al menos la neutralidad inglesa fueron infructuosos. Las autoridades de Trinidad, William Monro (gobernador entre septiembre de 1811 y junio de 1813) y Sir Ralph Woodford (gobernador desde junio de 1813 hasta enero de 1828), vieron con preocupación la empresa libertaria, debido al creciente número reclutas franceses provenientes de las Antillas[14]. Temían también que una desbordada revolucionaria de esclavos por el Caribe iniciase una guerra racial y dañase la económica de las colonias inglesas en la zona, dependientes aún de la mano de obra negra. El régimen de Monteverde, buscando acentuar mucho más el repudio inglés a la hazaña de Mariño, ayudó a crecer esos temores, sin embargo, no pudo impedir el buen éxito de la empresa: "El gobierno legítimo de Venezuela ha visto en la invasión de Güiria una revolución de franceses, que han armado la esclavitud de los habitantes, ofreciendo la libertad a los esclavos y proclamando la igualdad de hecho entre la gente de color que es la que compone aquella población, y teme que millares de negros y mulatos franceses revolucionarios que se hallan regados sin asilo alguno en San Bartolomé, Santa Lucía, Granada, Martinica y Guadalupe desciendan a la Costa Firme, fomentando una llama que puede devorar no sólo las Provincias de Venezuela, sino las Colonias Británicas, y especialmente la Trinidad por su inmediación y el número de mulatos franceses que comprende".[15] La Campaña Libertadora de Oriente se caracterizó en incorporar a sus filas esclavos y negros libres. Esta singularidad, motivada por las circunstancias de una franca deficiencia numérica o por un espíritu de sincera igualdad en Mariño, fue única en ese momento, como también fue única la proclamación emancipadora decretada por Bideau en 1815, un año antes de que Bolívar lo hiciera en Carúpano. Ese decreto, inserto en un contexto desfavorable para los republicanos, pues habían perdido el control sobre las zonas conquistas en 1813, es muy poco destacado en los fastos de la guerra de independencia. El hecho debe de nuevo su relego al limitado tratamiento, ya no sólo de la campaña, sino a las acciones políticas establecidas por los subalternos de Mariño en el Oriente. En términos marciales la incursión permitió que la Campaña Admirable de Bolívar no contara con fuertes ofensivas realistas provenientes del este, garantizando, además, una zona rica en recursos para las armas de la República, al no ser, en parte, dañada severamente por el terremoto de 1812. Los sucesivos triunfos bélicos debilitaron al mismo Monteverde y sus sargentos (Antoñanzas, Zuazola y Cervériz), a un punto, que estos últimos cayeron en desgracia[16], mientras los ejércitos que comandaban quedaron disgregados. La estrella militar de Mariño no acabó en Barcelona, pues sus éxitos militares se extendieron al centro-occidente del país. En auxilio de Bolívar contra Boves y sus fuerzas populares, obtuvo importantes victorias en Bocachica (31 de marzo de 1814), la cual salvó temporalmente a Valencia de la furia del caudillo realista y los sitiados en San Mateo de una inminente derrota. Vencido por Ceballos en El Arao (16 de abril de 1814), volvió a ganar en la primera batalla de Carabobo (28 de mayo de 1814), ejerciendo la conducción mutua con El Libertador. El joven de 24 años, que salió en condiciones desfavorables del islote de Chacachacare, se habría transformado en el segundo militar más poderoso de la primera restauración republicana (1813-1814). Finalmente, la Campaña Libertadora de Oriente no sólo catapultó el prestigio su líder dentro de la guerra independentista sino también el de los oficiales que le acompañaron. José Francisco Bermúdez, Manuel Carlos Piar, Antonio José de Sucre, incorporado durante el sitio de Cumaná, y el mismo Mariño, alcanzaron el grado de Generales en Jefe, el máximo rango del Ejército Libertador. Todos ellos grandes conductores de tropas; Bermúdez, vencedor del Rodeo y El Calvario, operaciones de gran ayuda para los ejércitos de Carabobo; Piar, triunfador en San Félix, acción que permitió la toma de Guayana en 1817; Sucre, ganador de Pichincha y Ayacucho, enfrentamientos de índole internacional. Entretanto, José Tadeo Monagas, inscrito a las filas orientales en Maturín, Manuel Valdés, Andrés Rojas, apodado El Centauro de Cuchivero y Gobernador de Maturín en 1817, fueron gratificados con el nombramiento de Generales de División. Por último, José Gregorio Monagas, Pedro Maria Freites, defensor de La Casa Fuerte, y Juan de Escalona, miembro del primer triunvirato ejecutivo de 1811 y comandante en el enfrenamiento de Cumarebo contra el realista Inchauspe, quedaron premiados con el puesto de Generales de Brigada. Estos hombres se curtieron en el arte de la guerra con Mariño en el Oriente, todos ellos tuvieron una influencia y un papel destacado dentro del proceso, son, el última instancia, las caras visibles y proyectadas de la Campaña Libertadora de Oriente. Notas
[1] Monteverde actuó bajo criterio propio, no respetando, contraviniendo las órdenes de la propia Regencia, la capitulación que firmó con Francisco de Miranda en San Mateo. Elías Pino Iturrieta colocó todas las arbitrariedades cometidas por un jefe que actuaba con una legalidad personalista y no institucional: "Desconoce la autoridad del capitán general Miyares y lo sustituye en la provincia sin esperar los bandos correspondientes. Ordena a los tenientes de justicia la prisión de sospechosos sin otra evidencia que la palabra de sus secuaces. Estorba el restablecimiento de la Audiencia en la ciudad de Valencia, ordenada por el comisionado Regio Cortabarría. Se niega a contestar pliegos oficiales que le envían de Puerto Rico para evitar los consejos de prudencia y las novedades sobre las cortes de Cádiz. Se niega a editar un bando de clemencia redactado en la isla de León, pese a que lo ha solicitado expresamente don Pedro de Urquinaona, comisionado de la Regencia para mediar en los conflictos de Venezuela y la Nueva Granada". Elías Pino Iturrieta, Nada sino un hombre (los orígenes del personalismo en Venezuela), pp. 47-48.
[2] Jesús Manuel Subero, Mariño documental, p. 43
[3] Juan Bautista Bideau (1780-1817), como era conocido, inició sus servicios en las fuerzas republicanas en el año de 1811, poniendo a servició su bergantín Botón de Rosa. Tomó parte en el combate fluvial de Caño Macareo en la desembocadura del Orinoco, el 27 de febrero de 1812, en el cual él y el alférez de navío Felipe Esteves derrotan a la escuadra realista. El 25 de marzo fue derrotado en Sorondo. Una vez derrocada la primera República, logró huir con un grupo de independentistas rumbo a Trinidad. En la expedición de 1813 llegó a ser el segundo de Mariño y, además, gobernador militar de Güiria, ciudad que defendió hasta el final. Murió el 7 de abril 1817, durante la caída de la Casa Fuerte en Barcelona.
[4] Pablo Pietri (?-1814) no se conoce mucho de este personaje, se sabe que residía como comerciante en Trinidad y que fue ajusticiado por manos enemigas en 1814.
[5] La cantidad literal de 45 hombres se ha puesto en duda, Caracciolo Parra Pérez sostuvo que fueron 40, 11 venezolanos y 29 extranjeros. Estimaciones más ponderadas hablan de 100 o 200 hombres. El número 45 ha sido tomado fielmente por los historiadores del relato expuesto por Mariño meses después: "...acometimos la empresa de tomar el pueblo de Güiria, el 13 de enero último, con cuarenta y cinco hombres y seis fusiles, a pesar de que su comandante, don Juan Gabazo, precavido en nuestras operaciones, se dispuso a resistir la invasión con trescientos soldados y nueve cañones de batir".
[6] Parte del Sr. D. Eusebio Antoñanzas, Gobernador interino de Cumaná en Gazeta de Caracas, 28 de marzo de 1813, nº 46. p. 7.
[7] Generalmente se cree que el primer grito de vuelvan caras lo dio Páez en la batalla de las Queseras del Medio el 2 de abril de 1819, no obstante, esta técnica de guerra, que consistía en hacer engañar al enemigo con una falsa retirada para luego volver y atacar intempestivamente, quedó registrada de forma inicial en la primera batalla de Maturín, el 20 de marzo de 1813. José de Austria en Bosquejo de la Historia Militar de Venezuela, p. 188, escribió que: "cuando La Hoz contaba con la victoria en la retirada de Piar con sus pocos jinetes, volvió este cara sobre el enemigo, y con su vigorosa carga, lo derrota completamente".
[8] Monteverde había sido advertido por el doctor Oropesa, leal suyo en Caracas, de que su encargado Juan Tíscar conspiraba con sus detractores (Urquinaona, Coto Paúl, Toros, Santinelli y Sojo) para desplazarle del poder. Esta noticia es lo que promueve la retirada total de Monteverde, sin embargo, al llegar se entera del avance de Bolívar, por lo que sale a su encuentro. Tras sufrir sucesivas derrota él y sus subalternos (Taguanes, Bárbula y Las Trincheras) decide dejar la Capitanía y retirarse a Puerto Rico a finales de 1813. Puede afirmase que la derrota en Maturín fue uno de los factores generadores en la caída de Monteverde.
[9] Este sitio sobre Güiria no ha sido muy tomado en cuenta por la historiografía patria. Caracciolo Parra Pérez escribió que: "Los historiadores mencionan apenas esa larga defensa de Güiria, realizada entre terribles sufrimientos y oscuros diarios de combates, que permitió a los tenientes de Mariño alcanzar en otras partes triunfos resonantes". Caracciolo Parra Pérez, Mariño y la Independencia de Venezuela, p. 199.
[10] La rebelión contra el gobernador Pascual Martínez, impuesto por Monteverde y odiado por sus métodos de retaliación, se produjo el 12 de junio de 1813. Los insurrectos obligaron a Pascual Martínez liberar del Castillo de San Carlos de Borromeo a Juan Bautista Arismendi, preso desde inicios de año por conspirador. Una vez en libertad, los margariteños descontentos con el gobierno de Martínez encarcelan a éste y nombran como nuevo gobernador y comandante general de la isla a Arismendi, el cual entabló contacto con Mariño a través de un comisionado en Guanaguana, ofreciéndole, para la toma de Cumaná, 600 fusiles , un cañón a 18 y una flotilla, formada por tres goletas y catorce buques pequeños, a cargo del corsario italiano Giuseppe Bianchi.
[11] La conmoración actual como en el primer Centenario han sido tenue. Los Estados orientales son los únicos interesado en darle un puesto de igualdad frente a la Campaña Admirable de Bolívar. Los actos de renombre, llevados a cabo, fueron una conferencia del profesor Vladimir Acosta el 26 de enero de 2013 en la Villa Santa Inés, una conmemoración en la Academia de la Historia del Estado Sucre y en diversos sitios de aquel estado como Irapa y artículos sueltos en varios diarios del Estado. Cosas aisladas y para nada equiparadas al desborde que ha tenido la Campaña Admirable de Bolívar.
[12] Caracciolo Parra Pérez, Mariño y la Independencia de Venezuela, p. 146.
[13] Ibídem, pp. 156 y 170.
[14] Cabe mencionar que el número de reclutas aumentó una vez la expedición tocase tierra firme y se hiciese de los recursos realistas. Previo a ello Parra Pérez registró los nombres de los presuntos acompañantes foráneos de Mariño en el desembarco de Güiria, a decir por ellos casi todos de nacionalidad francesas, estos eran:, Francisco Ochoa y Felicien, John Victorie, John Louis, Joseph Julien, Michael Lorie, Bernard Nathan, Louis Victorie, John Julien, Pierre Seguis, Jean Joseph, Francis Ryan, Charles Julien, Julien Allen, Callis Mantadore, Julien Besson, Louis Hingge, Agricole Ferney, Remy Guian, Alexis Leno, Joseph François, José Domingo, los negros libertos Mathew Sellow, Charles Laroche, Alexis Gral y los mulatos Juan Bautista Bideau, Miguel, Francisco y Gabriel.
[15] Documento citado por Caracciolo Parra Pérez, ob.cit, pp. 225-226.
[16] Antonio Zuazola huyó del cerco de Cumaná pero no por mucho tiempo. Fue capturado y ajusticiado por el ejército de Bolívar en Puerto Cabello. Eusebio Antoñanzas, escapó gravemente herido de Cumaná para ir a morir a Curazao. Francisco Xavier Cervériz, asesino de Bernardo Bermúdez, tras retirarse de Yaguaraparo ante la avanzada de José Francisco Bermúdez, se internó en Guayana.
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