Los padres fundadores de la Independencia
Escrito por Dr. Ángel R. Lombardi G. | X: @lombardiboscan   
Jueves, 12 de Abril de 2018 06:34

altNuestros “Padres Fundadores” de la nueva nación que surgió a partir del 5 de julio de 1811 fueron los blancos criollos.

Los blancos criollos representaron a la aristocracia señorial de la colonia hispánica porque estuvieron emparentados con los primeros conquistadores que arribaron a las Indias en el siglo XVI. Eran latifundistas, esclavistas e identificados con un catolicismo militante que les justificaba en la cúspide del poder político, social y económico. Y no querían saber nada con la Independencia, cuando mucho, aspiraron a una vaga idea de gobierno lo más parecido a una monarquía constitucional. 

Ante la ausencia de la Metrópoli en 1808, por la invasión de Napoleón Bonaparte, y las nuevas ideas ilustradas que sostenían un cuestionamiento al Derecho Divino de los Reyes y ofrecían algunas reivindicaciones “populares”, se asustaron mucho y lo primero que desearon fue mantener un inmovilismo social. “Cambiar para no cambiar nada”, esa fue la consigna de sus principales líderes ante una realidad cada vez más difusa y que ponía en duda sus inmensos privilegios. Nuestros “revolucionarios” todos fueron conservadores, por lo menos en ésta primera etapa que transcurre entre los años 1808 y 1811. Hasta Bolívar (1783-1830) mismo, en sus tempranas edades, no padeció del sarampión revolucionario porque su alcurnia social le permitió realizar numerosos viajes de placer hacia el exterior y casarse con una española en el propio Madrid en el año 1802. 

Los mantuanos tan sólo fueron 4.000 personas, el 0.31% de la población colonial venezolana, asentados alrededor de los cabildos y las capitales provinciales porque la Capitanía General de Venezuela (1777) fue un territorio federado conformado por Maracaibo, Cumaná, Valencia, Caracas, Coro y Guayana como sus capitales más señeras. Una Venezuela volcada al Caribe y con fluidos intercambios comerciales que permitió recibir las peligrosas nuevas ideas que empezaron a sacudir toda la cuenca atlántica norte desde que los ingleses decidieron cortarle la cabeza por primera vez a un rey en el año 1649. 

Nuestros “Padres Fundadores” se aglutinaron alrededor de 658 familias con una idea providencial alrededor de sus propias capacidades. No sólo eran los más ricos sino que se consideraron socialmente superiores. Se autodenominaban como “Padres de Familia” para distinguirse de la “Multitud Promiscual”, básicamente la mayoría de las castas “inferiores” a las cuales despreciaban y mantenían en un sometimiento feroz. No está demás decir que existió una estrecha alianza entre los funcionarios metropolitanos, apenas 1.500 antes de la declaratoria de la Independencia en 1811, y la elite mantuana; sólo puesta a prueba por algunas medidas reformistas impulsadas por Carlos III (1716-1788) que intentaron restarle influencia al poder de los blancos criollos. La muy poco estudiada y conocida “Conjura de los Mantuanos” del año 1808 es una perfecta radiografía de esto que apuntamos.

¿Cómo entonces nuestros “Padres Fundadores”, una auténtica clase social faraónica, contraria a la igualación social, decidieron lanzarse a una Independencia suicida? Este tema bien vale ser profundizado más allá de las construcciones mentales patrióticas que han deformado ese momento. Hay un trabajo esclarecedor de Aníbal Romero: “La Ilusión y el Engaño: La Independencia Venezolana y el Naufragio del Mantuanismo” (2001), que es completamente esclarecedor sobre éste enigmático asunto. 

Para Aníbal Romero nuestra Independencia fue un “acto político preventivo, de intención conservadora en lo social”. Quienes proclamaron la Independencia el 5 de julio de 1811 en realidad lo hicieron no para cambiar un orden político sino para preservarlo del jacobinismo revolucionario propugnador de la soberanía popular, el sufragio universal y la idea de nación centralizada. Nuestros “Padres Fundadores” fueron propietarios y esclavistas y la única libertad que conocieron fue la libertad de comercio desde un contrabando permisivo y hacer aquello lo que les daba la gana a expensas de una Metrópoli lejana y ausente. ¿Permitir el voto a los pardos? Nunca se les pasó por la cabeza ésta concesión liberal de tono moderno. Es más, cuando acabó la guerra, se animaron a proceder con algunas elecciones un tanto tibias estableciendo como condición que sólo podían participar los propietarios, es decir, ellos mismos. Tampoco les entusiasmó mucho la idea de una administración centralizada porque en nuestro caso la región estaba por encima de la nación, sí bien los caraqueños pretendieron imponer su hegemonía demográfica sobre el resto de las provincias cuando en 1810 se produce la primera ruptura.

Nuestros “Padres Fundadores”, hoy ya nadie los recuerda, es más, me atrevo a decir que son unos completos invisibles para los venezolanos de hoy. Miranda, Bolívar y Páez los han suplantado en el recuerdo deformado de ese momento crucial en que pasamos de colonia a republica (1750-1830) de una forma violenta y traumática echando al traste las previsiones conservadoras de sus iniciales promotores: la elite mantuana blanca. 

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