Los 36 millones y la conspiración divina |
Escrito por Edgar Rocca | @EdgarRocca |
Domingo, 02 de Abril de 2023 08:29 |
Pasan los días y uno no sale de su asombro. Treinta y seis (36) millones de dólares en efectivo en una habitación de servicio, en tu ciudad, mi ciudad. Inevitablemente, no pude dejar de pensar que ese monto es el doble de dinero que los cines recaudaron en 2022 a nivel nacional. De igual forma, pensé que ese monto representaba 6 meses de salarios de 4 millones de personas en este país. Y ahí dos ejemplos precisos del drama local, la pérdida del poder adquisitivo y el daño a la empresa privada, todo superado por la corrupción. Hace poco tomé una moto para llegar más rápido a un lugar. Y como cosa normal entre dos venezolanos en este país, comenzamos a hablar del tema político de moda. El conductor, un tanto mayor que yo, decía con precisión “imagínate las cosas buenas que se podría hacer con ese dinero en el país”. Luego decía desde la más profunda decepción “uno ya sabe que todo político es corrupto, pero si al menos hicieran el paro con obras de caridad, nadie diría nada”. Y ahí se ejemplifica el estado de disimulo de nuestra sociedad. Al llegar a mi destino, le pregunté si podía esperarme, pues yo sólo iba a retirar algo y me regresaba a mi punto de origen. Él aceptó. Cuadramos el viaje de regreso por la aplicación y le pedí que me sostuviera un disco duro pues no me cabía en ningún bolsillo y la moto era de esas con una maleta enorme, donde hay que emplearse físicamente a fondo para montarse. Al recibir el disco duro, el conductor leyó en voz alta la etiqueta que rezaba “Conspiración divina”. Ya en la moto, me lo entrega y me dice ¡ah, tu eres uno de los conspiradores! Yo sonrío, entendiendo la relación con el tema que veníamos hablando y no pude sino decir: ¡Ojalá! Este disco contiene una película. Él se sorprende pues probablemente nunca había imaginado como llegan las películas a los cines. Y así entendió que yo trabajo con el cine. Le comenté que la película es importante, que había ganado un premio internacional y que contaba la historia de cómo un inocente se ve envuelto en un conflicto político-religioso. Él me pregunta: ¿Y cómo es ese negocio? ¿Hay rial? A lo que le respondo, “muy próspera y mueve mucho dinero mundialmente, solo que aquí está muy mal”. Le comenté el hecho de que los 36 millones reportados era el doble de lo recaudado por los cines en Venezuela para el 2022. A él no le pareció poca cosa, ¿18 millones y te quejas? a lo que repliqué que antes vendía más de 100 millones. Así entendió la gravedad de la caída, llevándolo a afirmar de forma lapidaria: “es que no hay competencia contra ver una película en la casa, o desde el celular”. Después de ese viaje en moto, me quedé pensando sobre cómo aportar a subir los números de los cines. Históricamente hemos sido la entrada más económica del continente. Antes se sostenía por la “solidez” de nuestra economía, donde parecía no importar hacer 60 millones anuales cuando se podía hacer 120. Y esto llevó a 22 años del precio congelado de la entrada de cine de 1974-1996. Se fijó en el primer gobierno de CAP y se liberó con el segundo gobierno de Caldera, según me cuenta el politólogo Sebastián Cova. Eso dejó una herencia terrible como aquella del precio de la gasolina, que actualmente ha cambiado. Es por eso que ahora, cuando hemos sincerado nuestra realidad económica, es el momento de equilibrar el precio de la entrada que nos permitiría como mercado ser más competitivos. Si con casi 6 millones de entradas, a un precio en 2,5 se recaudaron más de 15 millones de dólares en 2022, con el precio de la entrada en 5$ y la misma cantidad de entradas vendidas tendríamos 30 millones de dólares; un aumento del 100% que nos beneficiaría en todos los niveles (aunque es menos de lo que se consigue por ahí, en un cuarto, en la ciudad). Cuando en julio de 2018 se legalizó el tranzar en dólares, comenzó la sinceridad de nuestra economía. Y es un proceso que está en continua ejecución. Pasa por todas las líneas de nuestra economía. Es allí la gran posibilidad que tiene el medio cinematográfico nacional de hacer networking empresarial con el resto de la masa industrial para crear confianza y recuperar el mercado. Esto evitaría hacer informes anuales inexactos calculando el dólar a una media cuando la realidad es que fluctúa constantemente. También haría más atractivo el mercado para películas y empresas extranjeras, alimentando con moneda fuerte la producción privada la cual también le otorga una cuota a la producción nacional de cine.
La ley y la economía Lo anterior necesita la ayuda de la legislación. Es imposible avanzar cuando el reglamento les da a los exhibidores 15 días para pagar a los distribuidores, y 15 días más a estos últimos para pagarle a los productores. En una economía como la nuestra, eso coopera a la devaluación. Lo mismo a las películas venezolanas le pasa factura el famoso promedio por sala (PELVEN). La rigidez de éste pone a la defensiva a los exhibidores. Es importante crear otras opciones en cuanto al desempeño y el paso por las carteleras comerciales. Por ejemplo, tener la opción de una semana menos de exhibición a cambio de más salas. O un circuito de festivales validado por el ente rector de la cinematografía nacional, que valga como estreno para un grupo de películas que no obtienen distribución o son consideradas artesanales o sub-standard. Pero esto último debe estar en ley o debe hacerse valer en ella, pues la ley ampara la creación y toda expresión creativa que se haga en el país. Entonces para evitar contradicciones es mejor ajustar desde la sinceridad y los llamados pactos sociales. Pero ¿cómo cambiar el hábito actual del espectador? Ese que arriba indicaba el amigo motorizado, y que reza que no hay competencia contra ver una película en casa. ¿Cómo crear un incentivo para que el público “asista a las salas de cine”? El hábito cambió principalmente porque salir de la casa pierde sentido cuando ir al cine es una salida que representa: trasladarse, riesgo a la salud, riesgo a la seguridad, gasto económico. Y un promedio de 30 dólares por persona. Entonces la propuesta es: Crear una entrada virtual integral, la cual incluya al menos el traslado ida y vuelta o en sus efectos el pago del estacionamiento, entrada y combo de cotufa y refresco. Esto sería ideal hacerlo en alianza con las aplicaciones de éxito en el país que han levantado el mercado de los delivery y el transporte en nuestro mercado y que ya son suficientemente conocidas. Quien quita y se crea una conspiración divina pero no como aquella que plantea la película, sino contra la apatía y los streamings.
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