El presidente Trump a través del Departamento de Comercio,  ha incrementado su guerra comercial contra China y esta vez apuntó a Huawei,

a quien denunció por atentar contra la seguridad nacional de los Estados Unidos. Esto es escalar el conflicto, ya que, en anteriores comentarios el gobierno norteamericano acusó a dicha empresa, de estar utilizando su tecnología para espionaje e inteligencia no precisamente de mercado. En el fondo subsiste como variable económica, la reducción del déficit en la balanza comercial de los EE.UU. frente a China.  

El argumento se fundamenta en la protección de las redes de telecomunicaciones norteamericanas y prohibir que contraten con empresas extranjeras. Esto en otras palabras, es declarar el sistema de telecomunicaciones norteamericano como un escudo de seguridad nacional, algo que en los países latinoamericanos ya conocemos.    

Hace una semana el gigante tecnológico Google, se sumó a la guerra comercial y de inmediato le dio un ultimátum a Huawei, prohibiéndole e imposibilitando el acceso a ciertas aplicaciones y actualizaciones de Google, así como a ciertos productos de software y hardware. A tal bloqueo se le ha sumado otras empresas fabricantes y  proveedoras de partes y procesadores como chips y memorias, muchas de las cuales están ubicadas en varios continentes, tales como: Micron Technology, Broadcom y Western Digital, así como proveedores con asiento en la India. 

Esta decisión del Departamento de Comercio de los EE.UU impactará la posición de mercado y la salud financiera de Huawei, ya que no podrá seguir utilizando el sistema operativo Android (salvo los que están bajo código abierto). Estamos hablando que el 85% de los sistemas operativos del mundo operan bajo el sistema Android, lo  que crea un problema a lo interno para la empresa china, que se ve en la obligación de migrar hacia un sistema operativo propio, lo cual no es tan fácil de desarrollar en un tiempo record. 

Esta batalla es una más de la guerra comercial entre Estados Unidos y China y  coloca en desventaja a Huawei, la cual tiene que dedicar ingentes recursos para el desarrollo de un software operativo, sistemas de soporte, migrar en todos los aparatos de telecomunicaciones, teléfonos y tablets, lo cual afectará su posición de mercado, credibilidad y captación de nuevos clientes. 

El continente europeo, será uno de los mercados más afectados por este veto comercial, no solamente por los niveles de penetración de la marca Huawei y su segunda Honor, sino también porque es Europa, donde los chinos han conseguido contratos mil millonarios en euros para llevar adelante la migración como proveedor de redes de un sistema 4G a 5G. Este problema, sumado a la prohibición de contratar con la empresa china, podría traer consecuencias de mercado y sanciones económicas y  arancelarias a todas aquellas que de alguna u otra manera hagan negocios con Huawei. 

Las consecuencias no se hicieron esperar: Los mercados de acciones reaccionaron de inmediato. Cayeron las bolsas asiáticas, varias empresas tecnológicas vieron caer el precio de sus acciones. Muchos proyectos de desarrollo de inmediato fueron paralizados, hasta tener un panorama más claro sobre las consecuencias de este enfrentamiento económico. 

Esta decisión debe afectar el empleo en las empresas tecnológicas, a las empresas operadoras, que si bien es cierto venden líneas, sus clientes tienen diversidad de aparatos, en los cuales un porcentaje debe ser de marca Huawei, lo cual podría afectar el consumo de datos y de voz en un período de tiempo. 

Empresas distribuidoras a nivel mundial y regional de teléfonos chinos, que deben de tener en almacenes, pedidos realizados y en tránsito, tendrán que reflejar una contracción en la demanda dada la incertidumbre creada. 

Esto también podría acelerar la explosión de una burbuja tecnológica, la cual ha sido pronosticada desde hace meses por especialistas financieros, que han hablado sobre el riesgo latente de una nueva crisis financiera con epicentro en el área de tecnología. 

El sistema capitalista también se verá afectado, porque es evidente que estamos frente a un retroceso en el desarrollo del proceso de globalización, que incluye; el libre comercio, la liberalización de las políticas arancelarias, una dinamización de los procesos de producción, los cuales pueden ser ubicados en cualquier parte del planeta, para aprovechar las economías de escala, el desarrollo del conocimiento   y los precios relativos del factor trabajo. 

El desarrollo del sistema, el cual se orientaba hacia la complementación, la transparencia, confianza y colaboración, sufre un estancamiento, dando paso a los  factores de incertidumbre, desconfianza y expectativas que se apoderan de inversionistas y de consumidores. En defensa de la evolución de los sistemas económicos y sociales a través del tiempo, argumentamos que éstos no son lineales, que muchas veces hay puntos de inflexión y dan origen a curvas sinusoidales en el tiempo que se ajustan en el mediano y largo plazo.  

Es muy probable que esta guerra comercial entre China y Estados Unidos, se llegue a un acuerdo entre las partes, ya que las pérdidas potenciales para ambas partes son muy elevadas. No podemos dejar de recordar que el principal acreedor financiero de los Estados Unidos es China, y ésta a su vez representa un mercado interesante para productos norteamericanos.

Hay una realidad que no se puede soslayar y gira en torno a China, a convertirse en un país con liderazgo en el sector tecnológico, espacial y militar. A nivel de tecnología, están dirigiendo todo su capital humano hacia las ciencias relacionadas con la inteligencia artificial, la robótica, el desarrollo de las comunicaciones tanto en software y hardware. Esto ha repercutido en la investigación espacial, en la cual ya han colocado satélites y sondas en el espacio y en la cara oculta de la  luna. Esto en nada es negativo, forma parte del desarrollo de un mundo multipolar, en el cual aquel país, que tenga una visión integradora, que potencie sus recursos hacia un mundo abierto, con una economía complementaria y que pueda diseñar políticas económicas con prospectiva de largo plazo tendrá una ventaja competitiva.