De la cadena de ocultación
Escrito por Luis Barragán | X: @luisbarraganj   
Lunes, 10 de Octubre de 2011 03:10

altSabido, una vida tan dramáticamente contrastante  culmina con una sepultura similar. Y, aunque intentamos derrotarlo electoralmente, camino a la presidencia, es justo reconocer la profunda convicción democrática y el coraje personal de quien renunció a la primera magistratura del país y soportó un amargo proceso judicial, siendo finalmente sentenciado.

Carlos Andrés Pérez ya es parte de trayectoria republicana, prometiendo una abundante y necesaria historiografía. Los actos fúnebres suscitaron el interés y hasta la movilización colectiva, incluyendo naturalmente a los militantes de Acción Democrática, partido que, por el solo reconocimiento de quien fuera desterrado de sus filas, merece otro replanteamiento – digamos – politológico.

El caso está en la extrema descalificación que vomitó el poder establecido al regresar Pérez a Venezuela, en lugar de un planteamiento más sobrio y ponderado de su personalidad. Excepto los simpatizantes del régimen que escribieron con alguna antelación sobre Pérez, en un intento de objetividad y equilibrio para aprehenderlo, como Steve Ellner, el estribillo de la procacidad también inauditamente gratuita, prevalece en el chavezato.
Seguramente, el entierro del líder adeco que lo fue aún fuera del partido, a los dos o tres días  hubiese perdido el impacto político tan temido por el gobierno. Empero, por ese temible miedo que lo embarga, no sólo Chávez Frías expresó sus denostaciones, sino que decidió encadenar radiotelevisivamente al país en un intento de ocultar lo que acontecía en la misa central y en el cementerio.

Luego, lo que pudo olvidarse, tiñéndose de la historia que espera, se ha convertido en el dedo señalador de la imprudencia y desesperación del actual mandatario nacional que tiene por esencial empeño, tapar las realidades.

Ya no es el denuesto directo, sino el tratar de impedir que los acontecimientos se vean,  intentando propiamente la desaparición de los testigos que pueda, algo inaudito en la Venezuela contemporánea.

Fotografía: Carlos Andrés Pérez, según Justo Molina. Momento, Caracas, nr. 547 del 20/08/67.

@luisbarraganj


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