Sin conocimiento
Escrito por Ramón Hernández   
Sábado, 08 de Octubre de 2011 06:54

altEn Venezuela la gasolina es gratis. Lo que se paga es tan insignificante que no se toma en cuenta en el cálculo del presupuesto de una familia, tenga la cantidad de carros que tenga. Tampoco en los análisis de costos de las empresas. El renglón refrescos lo triplica, aunque sea un gasto ocasional y casi imperceptible. Sólo en 2010 el Estado destinó 15,7 millardos de dólares al subsidio del combustible, sin incluir el gas para vehículos que es gratis-gratis, no se paga ni siquiera un monto simbólico. Con una simple multiplicación por 4,23 ­pero no con la tabla que usa el matemático Nelson Merentes­ vemos que el Estado quemó 66,4 millardos de bolívares. Una cantidad bien grande, y no los podrá utilizar para construir escuelas, universidades, hospitales, plantas eléctricas y represas. Tampoco podrá destinarlos al pago de pasivos laborales, haga las piruetas que haga para engañar a los desprevenidos.

Mientras, a la universidad venezolana y a la educación en general se le adjudican presupuestos de hambre, que no sólo limitan el funcionamiento de los servicios básicos, sino que imposibilitan la contratación de personal, el mejoramiento de los salarios del personal docente y administrativo, y dedicar recursos para la investigación y la dotación de las bibliotecas.

El Coba criollo se enorgullece porque ha gastado en armas más de 85 millardos de bolívares. Venezuela es dueña de un arsenal bien pesado. Sus tanques lo son tanto que demuelen las calles por donde pasan. Como los helicópteros presentan la misma característica, cualquier viento de cola los tumba. Es el quinto cliente en ese rubro de Rusia, pero en las universidades nacionales y autónomas no hay pupitres suficientes ni profesores. Muchos deben seguir las clases sentados en el suelo.

A las universidades autónomas se les asignó un presupuesto deficitario. A la UCV le negaron 1,2 millardos de bolívares, lo que significará que la institución deberá funcionar dentro de márgenes mínimos de operatividad. El Gobierno sólo le entrega recursos para el pago de personal, pero aun así no considera el bono de alimentación, seguro médico ni ascensos, con el agravante de que toma como base los sueldos del año 2008. Las hojas de cálculo del Ministerio de Finanzas no incluyen la inflación ni gastos de mantenimiento, entre otros muchos olvidos.

Jorge Giordani, que extrañamente dedicó su carrera a investigar en el Cendes, no se ha dado cuenta de que con los dólares que quema en gasolina las universidades podrían pagar los mejores sueldos y contar con los mejores profesores y equipos para formar dentro de márgenes de excelencia a los profesionales del futuro, como hizo Japón sin tener petróleo. Vendo litro de gasolina a precio real.

@ramonhernandezg

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