Lo que se debe entender
Escrito por Pompeyo Márquez | @fundapompeyo   
Viernes, 23 de Septiembre de 2011 07:14

altNo  es fácil el trecho que debemos cubrir de aquí a octubre de 2012: nótese la arbitrariedad del CNE al fijar ese mes y dejar un margen que va de octubre del 2012 al 12 de febrero del 2013 para la transición del mando.

Espacio suficiente para raspar la olla de la administración pública.

Las amenazas de Chávez y sus generales, tratando de introducir el miedo al enfatizar que no reconocerán nunca una derrota electoral, son un dato que las fuerzas democráticas deben tener presente en todo momento.

Es un anuncio golpista por anticipado.

Las fuerzas democráticas deben tener presente que el régimen ha demostrado más de una vez que es capaz de cualquier barrabasada y de colocarse al borde de darle "un palo a la lámpara". La obsesión de poder del autócrata no tiene límites y se cree poseído de un don superior que le ha trazado una misión histórica y a la vez lo ubica al lado de Bolívar. Por lo demás los jalamecates le soplan un culto a la personalidad que lo ubica por encima de las instituciones, a las que ha destruido en armonía con sus caprichos y humores.

Estas dificultades obligan a concebir la unidad no como un mero momento electoral táctico, sino desarrollar una visión estratégica a mediano plazo para transitar un periodo histórico de reconstrucción de las Instituciones, del aparato productivo y del alma nacional.

Son tareas de mediano plazo, en el mejor de los casos, que sólo podrán ser cumplidas mediante un gobierno de reconstrucción nacional con el apoyo más amplio, lejos de todo sectarismo y con una visión incluyente.

En la vida de los países, de los pueblos, hay momentos excepcionales. Apreciamos que estamos viviendo uno de ellos. Esto implica que llegó la hora del cambio, de romper con la inercia y la rutina. Son momentos de unidad lo más amplia posible. Esa unidad no se debe ejercer con un espíritu voluntarista. La unidad nacional, en una palabra, no se decreta. Se expresa en la vida real, de manera espontánea.

Cuando uno observa a las Academias; a las Iglesias; al movimiento sindical emergente; a un movimiento estudiantil autónomo; a Gobernaciones y Alcaldías, como la Metropolitana, de Maracaibo y Mérida, entre otras; a universidades autónomas; a los empresarios del campo y la ciudad; a los partidos políticos agrupados en la MUD; a una Fracción Parlamentaria que representa el 52% del electorado. Cuando se observa ese gigantesco movimiento nacional y se palpa su madurez en las proposiciones que le hacen al país, no puede menos que concluirse que llegó la hora del cambio, que maduraron las condiciones, después de cerca de 14 años de improvisaciones, de militaradas, de autocratismo y de culto a la personalidad. Sí, podemos gritar a los cuatro vientos: somos mayoría y podemos vencer.

Ante nuestros ojos, sin ningún aliento de voluntarismo, se nos presenta la oportunidad para alcanzar ese cambio y dar un giro por completo hacia la democracia, hacia la paz, hacia el reencuentro de los venezolanos.

El futuro inmediato es promisor a condición de que preservemos la unidad. Las jóvenes generaciones tienen la posibilidad de estudiar, trabajar y amar en mejores condiciones que ayer. Así lo percibo cercano a mis 90 años.

TC


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