El techo de vidrio
Escrito por Ricardo Ciliberto Bustillos   
Lunes, 22 de Septiembre de 2025 00:00

altLa “izquierda rancia” y obsoleta en América Latina se niega a dar un paso hacia el cambio, el progreso y, lo que es peor, a deslastrarse de esos “cliché” agotados, sin sentido y en desuso.

Pareciera que, anclados en los viejos cánones soviético- cubanos del siglo XX, ignoran, por demás, que ya estos términos y posiciones de “izquierda” y “derecha” son cosas de ayer.
Así mismo, cuando hablan de “imperialismo” omiten a ex profeso que esta política la sigue aplicando descaradamente Moscú, aparte de algunos seguidores chupa medias y minoritarios.
Reiteramos que la mal llamada “izquierda latinoamericana”, como les fascina auto definirse, persiste en mantener criterios, discursos y posiciones superados por la realidad. Para más, critican todo lo que derive o venga de países democráticos y desarrollados, y contraponen, como ejemplos y paradigmas, a aquellos que tienen regímenes autoritarios; que – lamentablemente - detentan inocultables niveles de pobreza y que, consecuentemente, gran parte de su población se encuentre en un estado de atraso, por no decir en un atasco, educativo y cultural.

Es cierto que el siglo XIX estuvo caracterizado por la industrialización, el liberalismo exacerbado, el nacionalismo y el expansionismo de las potencias europeas, que algunos se empeñan en denominar “imperialismo”.
En América, surgieron los Estados Unidos como como un país ávido de territorios y hegemonía. La famosa declaración del “Destino Manifiesto” del periodista John O ́Sullivan en 1845, tuvo su mayor auge con la anexión de Texas y tierras del oeste, así como en la guerra con México.

Llegada la anterior centuria, más que Norteamérica, la revolución bolchevique de 1917 declaró la universalidad del marxismo-leninismo, cuya mayor concreción fue el hoy desaparecido “Pacto de Varsovia” (1955) entre Rusia y los países de Europa del Este. Recordemos -entonces- que la mayor demostración del “imperialismo soviético” fue en agosto de 1968 cuando aplastaron la “Primavera de Praga” lo que llevó al destacado político Teodoro Petkoff a romper con el comunismo venezolano por ser un odioso apéndice de Moscú.

Hablar de “imperialismo” es como tirar piedras a un techo de vidrio. Porque no es de un solo lado, como pretenden algunos anacrónicos grupos, dizque de izquierda. Desafortunadamente, se cometieron innumerables errores, desatinos y hechos crueles, por demás irrepetibles. Sin embargo, este asunto en el fondo, es totalmente diferente.

Porque, eso de ser antimperialista tiene sus bemoles. El recordado periodista y analista Carlos Rangel insistía en su libro “Del Buen Salvaje al Buen Revolucionario” que la cansona narrativa de la izquierda latinoamericana no iba más allá de unas cuantas consignas y posiciones, en vano fracasadas e inútiles. Entre estas, ese alardeado antimperialismo, sobre todo el norteamericano. Eso sí, sin mirar a la Cuba castrista y mucho menos a los actuales invasores que se encuentran más allá del atlántico. Incluso, han llegado a calificar a cualquier democracia y economía liberal como imperialistas. ¡Vaya desacierto e incoherencia!
En conclusión, mucho cuidado en estos días con posiciones erradas e inducidas. El expansionismo fue una cosa y el “imperialismo”, como les gusta llamarlo, es otra. Y si no miren hacia Moscú y la Habana y lo que han pretendido y pretenden hacer en Latinoamérica. Por eso, mucha atención con las ayudas, pactos de cooperación y los múltiples asesoramientos que tanto cacarean.


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