El Estado y la Geopolítica: un juego de intereses mutuos
Escrito por Claudio Briceño Monzón | @CabmClaudio   
Domingo, 23 de Marzo de 2025 03:20

altLa política exterior es un signo de poder que puede verse afectado por conflictos provocados por la oposición de intereses ideológicos y materiales

“En la innovadora geopolítica contemporánea se asienta que la territorialidad es una de las formas de solidaridad que más une a las sociedades nacionales.

Esta territorialidad debe ser percibida como un desafío constante, como un legado que debemos afrontar en sus dificultades y valorizar en sus inmensas posibilidades.

Hay que sentir, pensar y obrar con cabal conocimiento, en el pleno desarrollo de las opciones de la territorialidad nacional.”

(Cunill: 1993, 31)*

 

Las naciones, como sociedades políticas, se rigen por intereses vitales que despiertan emociones y convicciones racionales, exigiendo a los ciudadanos y a sus líderes un comportamiento histórico unitario. En ese momento crucial, es fundamental recordar que el mundo contemporáneo nunca ha sido tan actual. Todo sucede a una velocidad vertiginosa y el hombre vive inmerso en una tradición en constante movimiento.

Sin embargo, las sociedades se mantienen sólidas y dinámicas cuando poseen una conciencia de las ideas que representan los valores del pasado. Esta actitud permite reelaborar las ideas que, finalmente, se convertirán en las directrices verdaderas para proyectar los valores del presente.

Espacio, ciencia y cultura son conceptos dinámicos que generan interacciones vitales sobre los ciudadanos y sus formas de organización. Un análisis fecundo, realizado a través de la óptica y el razonamiento geopolítico, permite escapar de las ataduras de la coyuntura para interpretar los pasos del quehacer político nacional e internacional.

En casi todos los Estados del mundo, existe una estrecha relación proporcional entre la política exterior y la política nacional. La política exterior se debilita cuando la cohesión nacional se disgrega. La actitud internacional de un estado refleja su personalidad interna. Cuando falla la unión interna, el desarrollo y la seguridad del Estado se ven comprometidos.

La política exterior es un signo de poder que puede verse afectado por conflictos provocados por la oposición de intereses ideológicos y materiales, intensificados por otros cambios que buscan sacar provecho de la disgregación interna o del conflicto externo.

La política nacional busca superar las situaciones conflictivas que afectan la consecución de los objetivos políticos aceptados o autoimpuestos. Su acción será más o menos intensa en función de la jerarquía y las prioridades de estos objetivos.

Inspirado por sus intereses vitales, el Estado define objetivos políticos permanentes que garantizan su existencia. Estos objetivos se enmarcan en un contexto político - ideológico y en un espacio geopolítico que delimita el ámbito territorial donde se desplegarán.

La geopolítica define los objetivos políticos permanentes del Estado relacionados con el espacio, asegurando su poder y supervivencia. Estos objetivos, que cumplen un ciclo más o menos prolongado en la historia del Estado, se reemplazan por otros solo para mejorar la continuidad de su existencia.

Los objetivos políticos coyunturales determinan la concreción de los intereses del Estado en momentos específicos de su existencia ideológica. Se presentan como instancias para alcanzar la plenitud de los objetivos permanentes.

Es fundamental formular propuestas para los grandes objetivos, tomando en cuenta las realidades de nuestros ciudadanos. Debemos lanzar al debate las instancias que consideramos factibles, partiendo de una profunda comprensión de sus necesidades y aspiraciones.

Las comunidades y los ciudadanos viven sus diversos contextos en función de necesidades y objetivos que, en muchos casos, se arraigan en el pasado. La correcta elección de estas instancias, parten de una aspiración primaria, determinará si el proceso es realista y, por ende, factible.

La integración de la geopolítica en el ámbito de los negocios económicos ha desencadenado una revolución conceptual. Ya no se trata de una disciplina estática, sino de un actor dinámico que moldea las estrategias empresariales y las relaciones internacionales. La geopolítica, en su esencia, se convierte en una categoría histórica, sujeta a la evolución del mundo y a las fuerzas que lo configuran.

El Estado y el mercado, esos dos titanes que rigen el juego económico, se erigen como organismos reguladores, con un protagonismo que varía según el contexto histórico y geográfico. En algunos momentos, el Estado asume un papel central, mientras que, en otros, el mercado se alza como la fuerza dominante.

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La geopolítica económica, una disciplina que estudia la interacción entre la geografía, la política y la economía, nos abre las puertas a la geoestrategia. Esta última, en esencia, se define por los objetivos económicos que las naciones y las empresas se trazan, teniendo en cuenta los recursos a su disposición.

La geopolítica contemporánea configura un mapa del mundo, donde la organización de los recursos, las relaciones de fuerza y las ventajas relativas se entrelazan para dar forma a un paisaje geográfico complejo. En este escenario, las empresas y las naciones se mueven en un tablero de ajedrez global, buscando su lugar en un mundo cada vez más interconectado.

La geopolítica, se presenta como un elemento esencial en la comprensión del mundo económico actual. Su integración en las estrategias empresariales y las relaciones internacionales nos invita a repensar el papel del espacio en la construcción de un futuro próspero y sostenible.       

La acción política, que se define como el camino para avanzar desde el presente hacia el futuro, se basa en una estrategia que, a su vez, determina la táctica a seguir.

Una nación se caracteriza por un conjunto de factores que le otorgan una fisonomía propia, conformando su identidad, que se manifiesta a través del "ser nacional", forjado en el crisol de las luchas y los esfuerzos que alcanzan la unidad. El "ser nacional" vela por la independencia interna y externa, enfrentando constantemente las fuerzas que buscan retrasar o modificar los anhelos comunes de la nación.

El espacio geopolítico es el resultado de la interacción entre factores naturales y culturales. No se trata simplemente de un espacio físico, sino de un territorio que adquiere significado y poder a través de la historia, las culturas y las relaciones de poder que lo configuran.

La geopolítica contemporánea se encuentra en un estado de transformación constante, donde las fronteras tradicionales se redefinen y las relaciones internacionales se reestructuran, nos revela la intrincada red de relaciones de poder, estrategias internacionales y la influencia de la geografía en la historia. Es como una figura irregular e infinita que se proyecta hacia el espacio exterior, sin límites definidos. Esta imagen nos recuerda que el espacio geopolítico no se limita a las fronteras físicas, sino que conecta naciones y culturas en una compleja danza de influencias, alianzas y conflictos.

 

|*|: Pedro Cunill Grau. Venezuela: Opciones Geográficas. Caracas: Grijalbo, 1993.   

|**|: El autor es Miembro Correspondiente de la Academia Nacional de la Historia de Venezuela por el Estado Mérida. Profesor Titular de la Escuela de Historia de la Facultad de Humanidades y Educación de la Universidad de Los Andes ULA, Mérida-Venezuela. Magister en Historia de Venezuela por la Universidad Católica Andrés Bello. Doctor en Historia por la Universidad Nacional de La Plata–Argentina.

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