El reto de los venezolanos
Escrito por Francisco Abad   
Viernes, 04 de Septiembre de 2009 08:36

altA pesar de la visión particular que podamos defender, la democracia es un sistema político complejo que va mucho más allá de la mera elección de una persona para un cargo determinado e implica una manera de gobernar, tanto en la forma como en el fondo.
La democracia moderna debe respetar el amplio catálogo de derechos que hoy respaldan la vida humana en sociedad para alejarnos de la caverna o la sociedad feudal.

En democracia las personas no sólo tenemos el derecho de elegir y ser elegidos, sino que estamos llamados a participar en la organización social y su desempeño, vale decir, nos reconocemos como iguales y nos respetamos a pesar de nuestras diferencias, para lo cual se requiere el reconocimiento jurídico de nuestra dignidad en el marco del respeto a la Constitución como norma suprema.

No puede existir verdadera democracia si no hay la posibilidad cierta de que cualquier persona o grupo organizado pueda, en igualdad de condiciones, acceder a la conducción de su sociedad, lo que implica, en principio, la manifestación de la voluntad de una mayoría de que así sea, y por ende, la formación de un vínculo permanente entre gobernante y gobernado, dado que la nación, que es el componente humano del Estado a quien va dirigida la acción del gobierno será a la vez receptáculo de los beneficios que deben alcanzarse, pero cuidado, la finalidad del Estado no puede ser opuesta a la de la nación lo cual se resume en bienestar general para todos.

En democracia debe gobernarse con el visto bueno del pueblo, ya que el gobernante no es un ser supremo o superior a la voluntad que lo designa, puesto que ningún ciudadano puede abdicar a participar en la toma de decisiones que le benefician o le afectan.

Un Estado democrático es aquel donde el gobierno logra concretar sus políticas en paz, reconociendo y respetando la distribución que hace la ciudadanía del poder entre sus pares, lo que a su vez obliga a las instituciones democráticas a mantenerse autónomas y equidistantes unas de otras para sostener así las bases de un estado de derecho confiable.

Los Estados democráticos no admiten la concentración del poder en una sola persona, lo que hace necesaria la pluralidad política para que el pueblo no tenga que conformarse con los gobernantes que tiene cuando éstos no han podido cumplir con eficiencia su desempeño; por eso, quienes ejercen el poder están obligados a legitimarse día a día con sus acciones, por lo que no basta el voto popular, para pretender una legitimidad de origen que puede degenerar, cuando no tiene control, en autocracia, despotismo o tiranía.

¿Cuál es el reto qué tenemos los venezolanos? Debemos diagnosticar qué democracia tenemos y sin que nadie nos presione, a partir de nuestra propia experiencia decidir si la actual administración es el modelo de gobierno que queremos o si aspiramos tener una dirección sin esquemas autoritarios que desconozca o menoscabe los derechos fundamentales de los ciudadanos taxativamente expuesto en el texto de nuestra Constitución Nacional que en vez de perseguir la eternización del caudillo busque el bienestar colectivo.


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