En estas últimas semanas, en especial después de la multitudinaria marcha de la sociedad civil el pasado 22 del corriente, en protesta por la aprobación de la nueva Ley Orgánica de Educación, el teniente coronel le ha aplicado el acelerador a su proyecto castrocomunista ordenándole a la AN que apure la discusión y aprobación de un paquete de leyes de acuerdo al Plan Socialista 2009-20013, a la Fiscalía para que active los mecanismos para imputar a todo aquel que disienta o se oponga a estos procedimientos, a los tribunales para que actúen de forma rápida en contra de esos imputados y se les dicte privativa de libertad, y a la FAN, en especial a la GNB, para que reprima todo atisbo de protesta.

Todas estas peticiones han sido cumplidas a cabalidad y con eficiencia por estos poderes e instituciones del Estado, en franca violación a sus constitucionales autonomías e independencias.

Hemos visto a un teniente coronel saliéndose de sus cabales más de lo frecuente. Parece que le teme a algo. Que no está seguro. Que vislumbra que algo se le puede venir encima. Será que por su mente pasa el fantasma del 11A.

Algunos analistas piensan que ante el inminente fracaso electoral de diciembre de 2010, cuando se elegirá la nueva AN, con lo cual perdería la mayoría en ese cuerpo legislativo y de paso perdería también la Fiscalía, la Contraloría, la Defensoría y el propio TSJ y hasta el CNE, quedando totalmente desnudo, desamparado y se le acabarían sus tropelías de cuartelero, y tendría que aprender a gobernar dentro de la Constitución, respetando el Estado de derecho y aceptando la disidencia y la oposición. Cosa que para él sería sumamente difícil.

Ante tal panorama estaría tensando la cuerda, la liguita, de la cual ya he escrito en anteriores Paraninfos, para ver si se rompe o si caemos en la trampa y la rompemos y se ahorra ese desagradable futuro que da la impresión que él está avizorando.

Ya logró, sin mucho esfuerzo por cierto, posponer las elecciones de concejales, por cuanto todas las encuestas le indicaban que su partido saldría muy mal parado de ese proceso y perdería, por mucho, la mayoría de los concejos municipales y de las juntas comunales. ¿Será que está pensando entonces posponer también las elecciones legislativas de diciembre de 2010 ó buscando una vía distinta tentando a los grupos opositores y a la sociedad toda a buscar salidas extraconstitucionales?

De este teniente coronel felón todo se puede esperar. Ya se alzó contra la Constitución en 1992. En abril de 2002 provocó una crisis, según su propia confesión, que causó además de pérdidas humanas la depuración de las FAN. En el año 2003, ante la inminencia de una derrota en el refrendo revocatorio, se las ingenió para posponer ese proceso y llevarlo hasta el momento en que, mediante el uso y abuso de los recursos del Estado y el auxilio del CNE y la FAN, lograra cambiar los resultados y salir airoso de esa consulta popular que lo aventaría del poder.

Tiene acorralado al alcalde metropolitano, Antonio Ledezma, manda a detener al Prefecto de Caracas y a humildes trabajadores o protestantes. Invierte inmensas cantidades de dólares en echarle gas del bueno a cuanta manifestación o protesta que por cualquier motivo se realice en cualquier parte del país. Y va más allá. El gas ahora no sólo es del bueno sino del picante y “la ballena” lo que bota por sus mangueras en contra de los manifestantes es agua negra. Es decir, excrementos.

Arrecia las embestidas en contra de los periodistas y de los medios de comunicación independientes. Y hasta se da el tupé de justificar públicamente estas agresiones. Manda detener a su camarada Lina Ron, como mandó detener al hombre de “La Piedrita”, en una actitud que, más que apegada a Derecho, es una nueva burla a la ciudadanía de este país. Todo ello con la anuencia y el aplauso de sus conmilitones. Y para rebosar el vaso, o para tentar más a las fuerzas opositoras, que en estos momentos deben ser mucho más del 70% de la población, condecora a un coronel de la GNB por haber “arengado” a sus tropas y haber violado derechos humanos fundamentales de ciudadanos pacíficos que protestaban la inconsulta e inconstitucional Ley de Educación y haberse enfrentado “en bizarra lucha” a una periodista que pareciera que tiene más ovarios que redondas los uniformados de este país.

Como una ironía, cuando el teniente coronel le guindaba en el pecho la Orden del Libertador al coronel de marras, un Bolívar muy serio, y me pareció que bien enojado, observaba en el fondo tan triste espectáculo. En pleno salón del palacio se oyó: “Maldito el soldado que usa las armas de la República en contra de su propio pueblo”.

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