Así se planeó la intentona golpista contra el presidente Cipriano Castro
Escrito por Luis Perozo Padua | X: @LuisPerozoPadua   
Sábado, 07 de Septiembre de 2024 09:57

altAbierta fue la intervención de la New York and Bermudez Company en los asuntos políticos de Venezuela durante los últimos meses del siglo XIX y principios del XX.

La New York and Bermudez era una compañía explotadora del Lago Guanoco desde el mandato del presidente Guzmán Blanco. El Guanoco es aun en la actualidad el lago de asfalto más grande del mundo. Conocido también como Lago Bermúdez, localizado al sureste del estado de Sucre. 

En una cuestionada transacción, el general Guzmán Blanco concedió la explotación de esa zona al norteamericano Horacio Hamilton, quien más tarde la traspasó a la Bermudez Company.

Ya en tiempos del general Cipriano Castro, surgieron marcados infortunios con el Trust del asfalto, por lo que Bermudez Company financió el alzamiento contra el presidente en cuestión.

La revolución conocida como la Libertadora, fue acaudillada por el banquero Manuel Antonio Matos, prestigioso e influyente general que también estaba respaldado por la empresa francesa El Cable Francés y la compañía alemana Gran Ferrocarril de Venezuela, quienes entregaron 100 dólares a Matos para financiar el alzamiento.

En 1901, durante los primeros días de julio, después de la partida para Nueva York del enviado especial a Venezuela por el Trust, Mr. Bean -quien fungía entonces como director gerente de la New York and Bermudez Company-, dio un banquete en su residencia para presentar a su invitado especial: el general Manuel Antonio Matos.

A los pocos días, propiamente el 14 de julio de 1901, Matos abordó un vapor con destino a Nueva York. Llevaba consigo cartas de presentación enviadas por Mr. Bean a los directores del Trust.

El barco de Matos atracó en el puerto de Nueva York al anochecer del 22 de julio, y en las primeras horas de la mañana siguiente se dirigió a las oficinas del Asphalt Trust, con asiento en el número 11 de Broadway.

En aquella ciudad Matos estuvo breve tiempo, pero recibió espléndidos y notables agasajos por parte de los directores del Trust, quienes no escatimaron esfuerzos en ofrecerle “todo el dinero que necesitara para organizar una revolución contra el presidente Castro”.

El general Andrews declaró que la cantidad convenida originalmente fue de $100.000, pero al parecer Matos tenía autoridad para girar por cantidades adicionales, según lo creyera necesario, y así lo hizo en ocasiones sucesivas hasta $45.000 por lo menos, además de los $100.000 por adelantado.

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Trazo de la conspiración

Una vez cerrado el trato con el Trust, Matos se embarcó rumbo a París, a donde llegó el 7 de agosto de 1901, hospedándose en el Hotel Continental. Desde entonces, y durante varios meses, Matos se aprestó a trazar el plan para derrocar a Cipriano Castro.

Lo primero que hizo fue comprar el vapor Ban Righ, a la Aberdeen Steam Navigation Co. por 20.000 libras para sus operaciones por mediación de Rudolf de Paula, un agente de su entera confianza. Este navío fue convertido en buque de guerra en los astilleros del Victoria Dock de Londres.

Como capitán del navío, Matos contrató a Charles E. Willis, quien fue interrogado en Londres por las autoridades cuando el barco atracó en uno de sus muelles. Para evitar conflictos internacionales, tras evidentes sospechas, ordenaron a la tripulación abandonar aguas inglesas.

El Ban Righ salió entonces con destino a Amberes, donde subieron el resto de la carga y equipos. Finalmente zarpó hacia las Antillas. Los aprestos finales se ejecutaron en St Martins y en Martinica, en donde Matos y unos 300 hombres se embarcaron en diciembre de aquel año uno.

No fue sino hasta Año Nuevo de 1902, cuando Matos -mientras navegaba- rebautizó la nave como El Libertador y luego de un encendido discurso, izó la bandera venezolana.

Durante la travesía, desembarcaron tropas y cometieron algunos actos de piratería, hasta que, anclaron en la isla de Trinidad, con las calderas en estado deplorable. Una vez reparadas, invadieron Venezuela.

De enero hasta mayo de 1902, Matos recorre las costas venezolanas, desembarcando parque y municiones; y el 21 de mayo, desembarca en Güiria y sigue la marcha de la revolución hasta el centro. Aunque es reconocido como jefe supremo del movimiento, Matos no logró imponer su autoridad frente a los caudillos que se han unido a la revolución. 

El movimiento subversivo se había extendido a todo el país, pero el banquero en el campo de batalla carece de conocimientos estratégicos y de don de mando.


Traidor a la patria

En septiembre, Matos aglutinó sus tropas revolucionarias en Villa de Cura, pero son derrotados en La Victoria entre octubre y noviembre de 1902. La batalla duro 22 días, fue la más larga y sangrienta, sin embargo, Matos logra escapar y se embarca a Curazao. Poco después de su arribo, recibe la noticia de la intervención armada y bloqueo naval anglo-alemán contra Venezuela. 

A partir de ese momento, Juan Vicente Gómez, teniente activo de Castro, es el encargado de liquidar a cada uno de los jefes del ejército insurgente.

En abril de 1903, Matos desembarcó en Tucacas y el mes siguiente, asiste a la batalla de Barquisimeto donde son vencidas las tropas occidentales de la revolución.

Se refugia nuevamente en Curazao, entre 1903 y 1908, y declarado reo y traidor a la patria, se le dicta un embargo sobre sus bienes. El vapor El Libertador o Van Righ fue capturado y vendido al gobierno de Colombia, y fue anclado en el puerto de Cartagena.

Pero las circunstancias le son favorables cuando finalmente Cipriano Castro es víctima de un golpe de estado propinado por su compadre Juan Vicente Gómez, quien como presidente le permite a Matos retornar al país. El Benemérito firma el levantamiento de la medida de embargo sobre sus bienes y lo nombra ministro de Relaciones Exteriores.

El banquero contribuyó a normalizar las relaciones diplomáticas de Venezuela con las naciones europeas acreedoras y con Estados Unidos. Ya retirado de la vida pública a partir de 1913, se dedica a administrar su fortuna y a escribir sus Memorias.

 

Fuente: Francisco Salazar Martínez. Tiempo de compadres. Librería Piñango. Caracas, 1972

Diccionario de Historia de Venezuela. Fundación Empresas Polar. 1999

 

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