De una importante precisión de términos: El (post) perezjimenismo (breve ejercicio histórico)
Escrito por Luis Barragán | X: @luisbarraganj   
Lunes, 22 de Mayo de 2023 00:00

altLa frecuente exaltación de los símbolos patrios y la vida militar, en la década de los cincuenta del siglo pasado,

tiende a confundirnosen torno a la naturaleza del gobierno que la ocupó con pretensiones de extenderse.  Convocada una fraudulenta Asamblea Nacional Constituyente que aproximadamente en cuatro meses elaboró y  sancionó la Constitución, no encontramos motivos valederos y, mucho menos, legítimos para decretar, como lo hizo,  la larga provisionalidad, comprendida entre 1953 y 1958, y, faltando poco, que la presumiera como un régimen institucional de las Fuerzas Armadas Nacionales, en realidad, exclusivamente personificado por Marcos Pérez Jiménez. El sobredimensionamiento de la corporación castrense, herederas directas del pasado glorioso [OLIVAR, 2012: 148 s.], contribuye a la confusión, obligando a emplear conceptos y categorías de índole histórica y politológica que permitan una mejor apreciación de la etapa, tal como se desprendió de la perspectiva adoptada   por José Alberto Olivar en su conferencia virtual de fecha 18/03/2023.

1. Una rara transición política

El golpe militar del 24/11/1948 contra el presidente Gallegos, no tardará en aclararse definitivamente con el asesinato de Carlos Delgado-Chalbaud el 13/11/50. Sustituido en la presidencia de la ahora Junta de Gobierno por el civil Germán Suárez Flamerich, sabrá de la convocatoria y fraudulenta celebración de una Asamblea Nacional Constituyente el 30/11/52 que derivará, aprobada la nueva Constitución en escasos meses, en un gobierno provisional encabezado por Marcos Pérez Jiménez para el período comprendido entre abril de 1953 y abril de 1958.

Falsa provisionalidad, larga y curiosa transición hacia la realización de las elecciones directas, universales y secretas, abortadas desde las más altas cumbres del Estado al finalizar 1957, supuso el ejercicio  del poder por la institución castrense. Mera suposición, porque Marcos Pérez Jiménez fue realmente el beneficiario y único árbitro en la vida del país [OLIVAR, 2023].

La entidad armada continuó el ritmo de su ya inevitable y paradójica modernización: “Pérez Jiménez incentivó la profesionalización castrense, con lo cual estaba abriendo la fosa de su propia tumba política”, pasando del personalismo de los caudillos decimonónicos a un pretorianismo autoritario-corporativo [IRWIN-MICETT, 2008: 202, 205].   Liquidados los partidos políticos tan contundentemente,  hubo una  atmósfera de prosperidad que parece respirar todo el país de acuerdo a la prensa y a la literatura de la época, por cierto,  capaz de cuestionarla de un modo u otro;   no existe rivalidad alguna para los altos personeros del régimen, aunque muertos, prisioneros o desterrados los líderes políticos de la oposición, ya había estaba consolidado en el imaginario local el estudiante como un héroe a favor de las mejores causas de la libertad y de la democracia [RIVAS, 2010: 113].

Permitiéndonos una breve digresión, al ambiente y sólo ambiente marcial, se oponen los símbolos de la civilidad que calaron profundamente entre 1945 y 1948, única explicación para que no sólo sobreviviera teóricamente la fórmula de unas elecciones directas, universales y secretas, sino la propia idea de la Revolución de Octubre al conmemorarla el gobierno hasta el 18 de octubre de 1957. El estudiantado y la boina vasca que le dio identidad en 1928, por ejemplo,   persisten a la vez que el ejército ha ganado décadas de intranquilidades y reacomodos, pues, sólo hasta 1952 los “alzados victoriosos” dicen actuar en nombre de las Fuerzas Armadas  [CABALLERO, 1991: 112, 130 s.; CABALLERO, 1995: 286].

2. Régimen enmascarado

La marcialidad atmosférica o ambiental de los tiempos del perezjimenismo, suele engañar: cubre una etapa pretoriana que ha dejado atrás el caudillismo, pero que no conoció el Estado Cuartel en el marco de un régimen personalista y no de las Fuerzas Armadas, como quiso hacerlo ver el beneficiario principal [OLIVAR, 2023]. Tratamos de una extraordinaria habilidad propagandística y publicitaria al identificar al tachirense con la corporación armada y viceversa, engrandeciéndola para engrandecerse, con una notable inversión en armamentos [BUTTÓ, 2015: 92, 99, 130]. 

El asunto requiere de elementales y necesarias precisiones: el régimen no será el de un  caudillo que habla de una estirpe de civiles armados que “se proclaman a sí mismos como militares  […] Pero la diferencia entre caudillo y dictador se establece, en el caso venezolano, en la existencia o no de un efectivo Ejército Nacional” (cursivas del autor) [IRWIN, 2006: 27, 145, 149]. Nos acercamos más al militarismo, el predominio del poder militar sobre el poder civil, aterrizando en el pretorianismo que constituye una influencia abusiva de los militares que ha de conocer algunas características distintas (oligárquico, de masas, etc.) [IRWIN, 2006: 20, 24 ss.].

El otro dato indispensable, el de la dictadura, nos remite al control ilimitado, por encima del orden jurídico positivo, del Estado por un individuo, camarilla o grupo de militares que la hicieron o hacen posible, con o sin el concurso de los civiles, conjugando el despotismo, el autoritarismo, el personalismo  [PÉREZ CAMPOS, 1998: 51-59]. Y otro concepto o categoría al que suele apelarse, es el del Estado Cuartel, retrotraídos a la perspectiva de Harold Laswell (1941), trastocados los militares en factores dominantes de la sociedad industrial moderna  arrastrada a los conflictos y escenarios bélicos  [IRWIN-MICETT, 2008: 205 s.].

Ahora bien, luce importante que, al calificar el gobierno de tan larga provisionalidad, como el de Pérez Jiménez, hagamos las precisiones necesarias, ya que, teniendo a las Fuerzas Armadas como base de sustentación, las utilizó y manipuló enmascarando un régimen netamente personalista que “hizo jugar a la policía política contra sus compañeros” [SCHAPOSNIK, 1985: 154 ss.]. No por casualidad, además del tachirense, adicionalmente fueron emblemáticas las muy detestadas figuras de Laureano Vallenilla-Lanz Planchart y Pedro Estrada, purgadas a lo largo de enero de 1958, cuando la dictadura intentó sobrevivir por todos los medios.

3.- Conclusiones

La de Pérez Jiménez fue una dictadura de las que llaman personalista, pretoriana, autoritaria y despótica que no debemos confundir con un régimen institucional de las Fuerzas Armadas. Además, coincidimos con Irwin en que “el Estado venezolano del siglo pasado no ha sido nunca un Estado Cuartel o Estado Guarnición” [IRWIN-MICETT, 2008: 205], como lo hubo por un período relativamente corto a partir de 2016, militarizada la sociedad, los negocios mercantiles, la cultura y el patrimonialismo de Estado    [PEÑA, 2016].

En atmósferas o ambientes dictatoriales y pretorianos, suelen sobrevivir los símbolos y el testimonio de lucha de la civilidad. Ojalá que no desaparezcan en el curso de los días que corren, por cierto.

4.- Post-data

La versión que tenemos buena parte de los venezolanos en torno al denominado perezjimenismo, es propia de la década de los sesenta del veinte en la que experimentó una curiosa y espectacular, como injusta, reivindicación.  Creemos que se trata de un período de popularidad,  el último, no estudiado suficientemente y que extiende sus dividendos políticos con la invocación que hizo Chávez Frías de un modo francamente oportunista, incluyendo un ínfimo núcleo de simpatizantes entre el estudiantado ucevista de pocos años atrás: ahora, muy recientemente citado, cualquiera lo creería el adalid de las libertades y del progreso. 

Referencias

BUTTÓ, Luis Alberto (2015) “¿Modernización de las Fuerzas Armadas?”, en: AVELEDO, Guillermo T. – OLIVAR, José Alberto [Compiladores] (2015) “Cuando las bayonetas hablan. Nuevas miradas sobre la dictadura militar 1948-1958”. Universidad Metropolitana – Universidad Católica Andrés Bello, Caracas: 87-138.

CABALLERO, Manuel (1991) “El poder brujo. Ensayos de polémica y otras tintas”. Monte Avila Editores, Caracas. 

CABALLERO, Manuel (1995) “Ni Dios, ni Federación. Crítica de la historia política”. Editorial Planeta Venezolana, Caracas.

IRWIN, Domingo (2006) “Reflexiones sobre el control civil (Teoría y acción)” y “Caudillos, dictadores y democracia (pinceladas históricas)”, en: (2006) “Control civil y pretorianismo en Venezuela. Ilusiones y realidades históricas”. Universidad Pedagógica Experimental Libertador – Universidad Católica Andrés Bello, Caracas: 19-58 y 139-185.

IRWIN, Domingo – MICETT, Ingrid (2008) “Caudillos, militares y poder. Una historia del pretorianismo en Venezuela”. Universidad Católica Andrés Bello, Caracas. 

OLIVAR, José Alberto (2012) “Prolegómenos de una dictadura militar y su filosofía de poder (1948-1958)”, en: BUTTÓ, Luis Alberto – MELÉNDEZ M., Raúl – OLIVAR, José Alberto [Coordinadores] (2012) “De la hueste indiana al pretorianismo del siglo XX: Relaciones civiles-militares en la historia de Venezuela”. Asociación de Profesores de la Universidad de Carabobo, Valencia: 139-165.

OLIVAR, José Alberto (2023) Conferencia (Video). XI Diplomado de Historia de la Venezuela Contemporánea de la Fundación Rómulo Betancourt - Universidad Pedagógica Experimental Libertador, Caracas, 18/03.

PEÑA ANGULO, Jo-Ann (2016) “Aproximación teórica: la autoridad en el Estado Cuartel en Venezuela”, en: BUTTÓ, Luis Alberto – OLIVAR, José Alberto (2016) “El Estado Cuartel en Venezuela: Radiografía de un proyecto autoritario”. Negro Sobre Blanco, Caracas: 101-118.

PÉREZ CAMPOS, Magaly [Compiladora] (1998) “Glosario de términos de Ciencia Política”. Universidad Central de Venezuela, Caracas.

RIVAS ROJAS, Nancy (2010) “Narrar en dictadura. Renovación estética y fábulas de identidad en la Venezuela perezjimenista”. Fodo Editorial El Perro y La Rana, Caracas.

SCHAPOSNIK, Eduardo C. (1985) “Democratización de las Fuerzas Armadas venezolanas”. ILDIS – Fundación Gonzalo Barrios, Caracas.

Gráfica: Originalmente remasterizada y aportada por Luis Noguera para Caracas en Retrospectiva II. Se observan el coronel Fëlix Román Moreno Huérfano, Comandante de la Aviación; Germán Suárez Flamerich, presidente de la Junta de Gobierno;  coronel Marcos PérezJiménez, ministro de la Defensa; y probablemente el coronel Jesús María Castro Leó.  Base Aérea Mariscal Sucre de Boca del Río.  El avión más obscuro es “La Vaca Sagrada”, como luego de enero de 1958 se le conocerá.

(https://www.facebook.com/Hereditatis/photos/a.229705007181960/547898298695961)

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