Un viaje por las ideas: Tres escuelas fundamentales de la Economía Continental |
Escrito por Douglas C. Ramírez Vera | @AccHumGremial |
Viernes, 25 de Julio de 2025 02:54 |
A lo largo de la historia, diversas corrientes de pensamiento han intentado descifrar cómo funcionan las sociedades en su aspecto productivo, distributivo y de consumo. Europa continental, en particular, ha sido cuna de algunas de las escuelas económicas más influyentes y distintivas, cada una ofreciendo una lente única para entender el mundo. En este artículo, nos embarcaremos en un fascinante viaje para explorar tres de estas escuelas: la Escuela de Lausana, la Escuela de Friburgo (también conocida como Ordoliberalismo) y la Escuela Austriaca. Analizaremos sus planteamientos centrales, sus figuras más destacadas y, crucialmente, las diferencias que las distinguen y enriquecen el debate económico. La Escuela de Lausana: La elegancia de los números y el equilibrio Imaginemos una orquesta donde cada instrumento, cada músico, interactúa perfectamente para producir una sinfonía armoniosa. Así concibió la economía la Escuela de Lausana, surgida en Suiza a finales del siglo XIX. Liderada por el brillante economista francés Léon Walras, esta escuela fue pionera en aplicar las matemáticas de manera rigurosa al estudio de la economía, buscando una precisión y una lógica que recordaban a las ciencias físicas. El concepto central de Walras fue la Teoría del Equilibrio General. Para él, la economía era un vasto sistema de mercados interconectados –bienes, servicios, trabajo, capital– donde los precios se ajustan constantemente hasta que la oferta y la demanda se igualan en cada uno de ellos. Es como un complejo sistema de ecuaciones simultáneas que, al resolverse, revelan un estado de balance y eficiencia. Esta visión sistémica fue revolucionaria, sentando las bases de gran parte de la economía neoclásica moderna. El legado de Walras fue continuado por su sucesor en la Universidad de Lausana, Vilfredo Pareto. Pareto no solo refinó la teoría del equilibrio general, sino que introdujo conceptos que hoy son fundamentales. El más conocido es la eficiencia de Pareto (u "óptimo de Pareto"), que describe una situación en la que es imposible mejorar la situación de una persona sin empeorar la de otra. Es un criterio de eficiencia que ha trascendido la economía y se aplica en campos tan diversos como la ingeniería y la política. Además, Pareto formuló la famosa "ley de Pareto" sobre la distribución de la riqueza, observando un patrón logarítmico en cómo se distribuyen los ingresos en una sociedad, una observación que sigue siendo relevante en los estudios de desigualdad. La Escuela de Lausana, con su énfasis en la utilidad marginal (el valor que se le da a una unidad adicional de un bien) y su predilección por los modelos matemáticos, buscaba una comprensión objetiva y cuantitativa de los fenómenos económicos. Su influencia es innegable: gran parte de la economía contemporánea, con sus modelos de optimización y equilibrio, es heredera directa de esta tradición. La Escuela de Friburgo (Ordoliberalismo): El Estado como Guardián del Orden Si la Escuela de Lausana buscaba la armonía matemática, la Escuela de Friburgo, o Ordoliberalismo, nacida en Alemania en la década de 1930, buscaba el orden social y económico en un contexto de caos. Surgió como una respuesta directa a las crisis económicas (como la Gran Depresión) y al ascenso de los totalitarismos, con la convicción de que ni el laissez-faire puro ni la planificación centralizada eran soluciones viables. Su objetivo era "prevenir el colapso del liberalismo y la civilización occidental". Los ordoliberales, liderados por figuras como el economista Walter Eucken y los juristas Franz Böhm y Hans Großmann-Doerth, defendían la "economía social de mercado". Este concepto, que se convertiría en el pilar del "milagro económico alemán" de la posguerra, busca combinar la eficiencia del mercado con la justicia social. El planteamiento central del Ordoliberalismo es que el mercado no es un fenómeno espontáneo que funciona por sí solo, sino un "orden constitucional" que requiere un Estado fuerte y proactivo para establecer y mantener un marco legal e institucional robusto. El Estado no debe intervenir directamente en la economía (como en el keynesianismo, por ejemplo), sino ser el "guardián del orden". Esto significa que el Estado debe: - Garantizar la competencia: Prohibir monopolios y cárteles, y combatir activamente cualquier poder económico privado que obstaculice el buen funcionamiento del mercado. - Asegurar la estabilidad monetaria: Una moneda estable es fundamental para la seguridad jurídica y la confianza en el mercado. - Proteger la propiedad privada y la libertad de contratos. - Fomentar la responsabilidad personal. Walter Eucken distinguió entre “principios constitutivos” (las reglas fundamentales del juego del mercado) y “principios reguladores” (las reglas para mantener su buen funcionamiento, como la política antimonopolio o la redistribución). Wilhelm Röpke añadió la distinción entre intervenciones “conformables” (que respetan el mecanismo de precios) y "no-conformables" (que lo paralizan), abogando solo por las primeras. El Ordoliberalismo, a diferencia de otras corrientes liberales más puristas, reconoce que el mercado por sí solo puede fallar y que el Estado tiene un papel crucial en asegurar un entorno competitivo y justo. Su visión es profundamente pragmática y moral, buscando una "tercera vía" que subordine la economía a objetivos políticos, legales, culturales y morales superiores para construir una sociedad humana y estable. La Escuela Austriaca: La dinámica del Individuo y el conocimiento disperso En contraste con la formalidad matemática de Lausana y el diseño institucional de Friburgo, la Escuela Austriaca de Economía, fundada por Carl Menger en Viena a finales del siglo XIX, se sumerge en la esencia de la acción humana individual. Esta escuela se desarrolló como una respuesta crítica a las corrientes dominantes de su tiempo, buscando un enfoque más centrado en el individuo y en los procesos dinámicos del mercado. Los pilares de la Escuela Austriaca son: - Individualismo Metodológico: Para los austriacos, todos los fenómenos económicos y sociales deben explicarse a partir de las acciones y elecciones de los individuos. Las grandes tendencias macroeconómicas son, en última instancia, el resultado de millones de decisiones individuales. - Subjetivismo del Valor: El valor de un bien no es inherente a él ni se basa en su costo de producción, sino que es una apreciación subjetiva que cada individuo le asigna, basada en sus necesidades y preferencias. Una botella de agua en el desierto tiene un valor subjetivo mucho mayor que en un supermercado lleno. - Praxeología y Deductivismo: Ludwig von Mises desarrolló la praxeología, la ciencia de la acción humana. A partir de un axioma fundamental (los individuos actúan con un propósito), los austriacos deducen leyes económicas, rechazando en gran medida la necesidad de la verificación empírica o los métodos estadísticos, que consideran inadecuados para estudiar la complejidad de la acción humana. - El Mercado como Proceso Dinámico: A diferencia de la visión de equilibrio estático de Lausana, los austriacos ven el mercado como un proceso constante de cambio, descubrimiento e incertidumbre. El equilibrio perfecto rara vez se alcanza, ya que los planes de oferta y demanda están sujetos a un futuro impredecible. - El Papel de la Información y los Precios: Los precios son cruciales. No son solo el resultado del equilibrio, sino "señales epistemológicas" que transmiten conocimiento disperso y tácito entre millones de individuos. Friedrich Hayek, Premio Nobel, enfatizó cómo el sistema de precios permite coordinar actividades económicas complejas sin necesidad de una autoridad central que posea toda la información. El mercado es una "gran conversación descentralizada donde el dinero y los precios son el lenguaje". - Crítica a la Intervención Estatal: Los austriacos son profundamente escépticos y, a menudo, hostiles a la intervención del Estado en la economía. Argumentan que distorsiona los precios, obstaculiza la transmisión de información, dificulta el cálculo económico racional y genera ineficiencias y ciclos económicos (la "Teoría Austriaca del Ciclo Económico"). Abogan por una política de laissez-faire (dejar hacer), creyendo que el mercado, si se le permite operar libremente, asigna los recursos de manera más eficiente. Figuras destacadas de esta escuela incluyen, además de Menger, Eugen von Böhm-Bawerk (teoría del capital) y Friedrich von Wieser (costo de oportunidad). En generaciones posteriores, Mises y Hayek consolidaron y expandieron sus ideas, y hoy en día, la Escuela Austriaca sigue influyendo en el pensamiento libertario y en las críticas a la planificación central y la política monetaria intervencionista, con figuras contemporáneas como Axel Kaiser y Javier Milei. Un análisis comparativo: diferencias clave entre las Escuelas Las tres escuelas, aunque todas buscan comprender y mejorar el funcionamiento económico, difieren fundamentalmente en su metodología, su visión del mercado y el papel del Estado: I. Metodología: - Lausana: Rigurosa y cuantitativa, con énfasis en modelos matemáticos y el análisis de equilibrio. - Friburgo: Institucional y legal, centrada en el diseño de un marco constitucional para el mercado. - Austriaca: Deductiva y verbal (praxeología), basada en axiomas sobre la acción humana, con aversión a los métodos matemáticos y estadísticos. II. Rol del Estado: - Lausana: Implícitamente mínimo, asumiendo la eficiencia de mercados perfectos. - Friburgo: Fuerte, activo y proactivo, como “guardián de la competencia” y proveedor de un marco legal estable. - Austriaca: Mínimo o nulo, ya que la intervención estatal distorsiona el mercado y la información. III. Concepción del Mercado: - Lausana: Un sistema que tiende a un equilibrio general. - Friburgo: Un "orden" que debe ser constituido y regulado por el Estado para asegurar la competencia. - Austriaca: Un proceso dinámico, incierto y de descubrimiento, impulsado por el espíritu empresarial y la transmisión de información a través de los preci IV.Teoría del Valor y la Información: - Lausana: Utilidad marginal agregada, precios como resultado del equilibrio sistémico. - Friburgo: Menos centrada en una teoría del valor distintiva; énfasis en la estructura de mercado y la competencia justa. - Austriaca: Fuerte énfasis en la subjetividad del valor y los precios como señales de conocimiento disperso y local. Un legado diverso y relevante Las Escuelas de Lausana, Friburgo y Austriaca representan pilares fundamentales del pensamiento económico continental, cada una con características distintivas y contribuciones únicas. La Escuela de Lausana, con su énfasis en el equilibrio general y la modelización matemática, sentó las bases para gran parte de la economía neoclásica moderna. Las ideas del Ordoliberalismo fueron instrumentales en la conformación de la Economía Social de Mercado en la Alemania de la postguerra y de la Unión Europea Moderna, un modelo exitoso que equilibra la eficiencia del mercado con la responsabilidad social, y continúan influyendo en las discusiones sobre el diseño institucional y la política de competencia. La Escuela Austriaca, arraigada en el individualismo metodológico y el subjetivismo, concibe el mercado como un proceso dinámico de descubrimiento, valorando la información transmitida por los precios y abogando por una intervención estatal mínima. Aunque estas escuelas presentan diferencias significativas e incluso contradicciones, sus aportaciones no son necesariamente puramente antagónicas. Por ejemplo, mientras que los austriacos enfatizan los procesos dinámicos y la incertidumbre, los modelos neoclásicos (descendientes de Lausana) proporcionan marcos para comprender las condiciones de equilibrio, que pueden servir como puntos de referencia. De manera similar, el enfoque de Friburgo en un diseño institucional robusto podría informar cómo se estructuran los mercados para permitir la competencia y el descubrimiento empresarial que valoran los austriacos. Esto sugiere que una comprensión integral de la realidad económica podría beneficiarse de la utilización de diversas lentes teóricas en lugar de adherirse estrictamente a un único paradigma exclusivo. El legado de estas escuelas está presente en las sociedades modernas y moldea el pensamiento económico contemporáneo. Su estudio no solo nos permite entender la evolución de las ideas económicas, sino que también nos proporciona herramientas conceptuales para analizar los desafíos actuales y futuros, ofreciendo perspectivas diversas sobre el equilibrio óptimo entre la libertad de mercado y la regulación estatal, y los medios más efectivos para lograr la prosperidad económica y el orden social. Comprender estas distintas visiones es esencial para cualquier persona interesada en el fascinante mundo de la economía. [1] ORCID: https://orcid.org/0009-0001-5282-0006 |
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