A week of Nobel Prizes |
Escrito por Douglas C. Ramírez Vera | @AccHumGremial |
Miércoles, 15 de Octubre de 2025 00:00 |
Los que siempre me sorprenden son los de Literatura— tal vez porque no es mi área de experticia, como economista, aunque disfruto mucho la literatura—, lo cual me hace investigar más sobre el galardonado y hacer una búsqueda de sus obras y de lo que dicen los expertos sobre él. Por lo tanto, tengo más probabilidades de acertar en el premio de Economía, no solo por mi formación, sino también como profesor del área en pregrado y posgrado. De hecho, los premiados están en mi área de investigación y docencia en el postgrado. Por eso hablaré primero de quienes no esperaba nada y luego de los que sí conocía suficiente y cerraré —por último— con el más polémico. “El mundo no se acaba con una explosión, sino con una frase interminable” — reinterpretación libre del estilo krasznahorkaiano El Nobel de Literatura 2025 fue otorgado a László Krasznahorkai —nombre difícil de pronunciar—, autor húngaro cuya obra se despliega como una meditación incesante sobre el derrumbe de la modernidad. En sus novelas, el tiempo no avanza: se enrosca, se detiene, se pudre. La esperanza no se celebra: se sospecha. Y el lenguaje no comunica: se arrastra, se desborda, se resiste a ser un cliché. Tanto la novela de 1985 Tango Satánico (Sátántangó), —la cual estoy leyendo—, del Premio Nobel László Krasznahorkai, como la aclamada adaptación cinematográfica de siete horas de Béla Tarr[2] en 1994, son obras maestras que exploran la decadencia social, el fracaso moral y la búsqueda de sentido en medio de un mundo que parece desintegrarse. La literatura de Krasznahorkai se caracteriza por sus largas frases y un ritmo hipnótico que, lejos de ser un mero artificio, constituye una resistencia contemplativa contra la aceleración moderna, mientras sus personajes persisten en su búsqueda de significado en un entorno desolador. La película de Tarr, filmada en blanco y negro con largos planos secuencia, refuerza esta atmósfera opresiva y desesperanzadora, y al igual que el libro, ha sido celebrada como un poderoso gesto político que reivindica el arte como un espacio para la reflexión profunda y la incomodidad fértil en la era de los algoritmos y la polarización. Podría hablar de los premios de Física, Medicina o Química. Pero hay un respeto profesional en estas áreas, que siempre han sido fuente de mi curiosidad, por la belleza de la creación y de la naturaleza en general. Muy especialmente por la fragilidad de la vida humana. Pero algunos amigos y colegas de otras universidades de Latinoamérica —dicen, con ironía— que el premio de Química se les debería dar a muchos gobernantes del mundo, especialmente de los gobiernos autoritarios, porque son los únicos capaces de transformar las maravillas naturales de un país en excrementum diabolii. “La innovación es la introducción en el mercado de una novedad técnica u organizativa, no sólo su invención.” — Joseph Schumpeter La innovación no es un fenómeno aislado, sino un proceso institucional, económico y ético. El Premio Nobel de Economía 2025 fue concedido a Joel Mokyr, Philippe Aghion y Peter Howitt (https://is.gd/93mcwk) por sus investigaciones sobre el crecimiento económico impulsado por la innovación. Mokyr[3] se centró en los determinantes históricos e institucionales que propician la innovación, mientras que Aghion y Howitt desarrollaron la teoría de la "destrucción creativa endógena"[4], explicando cómo la competencia e innovación constante reemplazan tecnologías obsoletas para impulsar el progreso. Este enfoque resalta la complejidad del crecimiento más allá del simple PIB, considerando factores institucionales y de conocimiento. El trabajo de los laureados permite reflexionar sobre cómo la innovación se traduce en bienestar social, cuestionando si genera un crecimiento inclusivo o excluyente. Desde una perspectiva ética y económica, inspirada en Joseph A. Schumpeter[5], se invita a analizar quiénes se benefician de la innovación y qué se destruye en el proceso. Para América Latina, donde el crecimiento ha sido históricamente volátil, el premio subraya la importancia de desarrollar estrategias endógenas basadas en conocimiento, instituciones y equidad, en lugar de imitar modelos extremos ideologizados. La investigación de los economistas Philippe Aghion y Peter Howitt[6], ganadores del Nobel, se basa explícitamente en el concepto de "destrucción creativa" popularizado por Joseph Schumpeter. Mientras que Schumpeter describió cómo el capitalismo evoluciona a través de la constante innovación que reemplaza tecnologías obsoletas, Aghion y Howitt desarrollaron un modelo matemático riguroso que formaliza este proceso dinámico. Su trabajo, a menudo denominado como un "modelo de crecimiento neoschumpeteriano", no solo rinde homenaje a la visión original de Schumpeter, sino que también la extiende y la hace operable para un análisis macroeconómico más preciso sobre cómo la innovación constante impulsa el crecimiento a largo plazo. “Acepto este premio en tu honor” — María Corina Machado a Donald J. Trump El Comité Noruego del Nobel otorgó el Premio Nobel de la Paz 2025 a María Corina Machado por su "incansable labor en la promoción de los derechos democráticos para el pueblo de Venezuela" y su búsqueda de una "transición justa y pacífica" hacia la democracia. Este reconocimiento internacional subraya la crisis política, social y humanitaria en Venezuela, validando la resistencia civil y la perseverancia frente al autoritarismo. Según el Comité del Premio Nobel, este señala que, en medio de una crisis institucional prolongada, Machado se convirtió en símbolo de unidad para una oposición históricamente fragmentada. Su activismo no ha sido meramente político, sino profundamente ético: ha defendido la vía cívica, la no violencia y la reconstrucción institucional como pilares de una Venezuela libre (https://is.gd/9EBIdc). Tras el anuncio del Nobel, Donald J. Trump, presidente de Estados Unidos y también nominado al galardón, llamó personalmente a Machado para felicitarla. Según reportes, ella le expresó su gratitud y dedicó el premio “al presidente Trump y al pueblo venezolano”. Trump calificó el gesto como “muy amable” y reiteró su respaldo a la causa democrática en Venezuela. La conversación se dio en un contexto de especulación internacional, ya que algunos sectores esperaban que el Nobel fuera otorgado al mandatario estadounidense por su papel en negociaciones internacionales de paz. Este intercambio no solo fue diplomático, sino simbólico: Machado convirtió un reconocimiento personal en un acto de alianza política, reforzando su estrategia internacional de presión contra el régimen de Nicolás Maduro. Sin duda, este es el más controvertido de los premios otorgados, este año 2025, el concedido a la venezolana María Corina Machado por las ramificaciones, el contexto y las implicaciones mismas. Los premios se convierten, a veces, en actos de interpretación política, y la figura de Machado tensiona los límites entre resistencia democrática y la polarización ideológica. Los detractores del Premio Nobel de la Paz 2025 otorgado a María Corina Machado lo calificaron como una decisión politizada, provocadora y dañina para el prestigio del galardón. Algunos incluso lo compararon con premiar a figuras históricas autoritarias. Ese es el caso de los políticos españoles del partido Podemos como: Monedero —le queda bien el apellido—y Pablo Iglesias, estos últimos exasesores del fallecido expresidente Chávez. La presidenta mexicana Claudia Sheinbaum declaró estar “sin comentarios”. Benjamín Netanyahu (Primer ministro de Israel) expresó su desilusión porque el premio no fue otorgado a Donald Trump y afirmó que “el Comité Nobel habla sobre la paz, pero el presidente Trump la hace realidad”. Vladimir Putin (Gobernante de Rusia), aunque no criticó directamente a Machado, cuestionó la decisión del Comité Nobel. Señaló que el galardón ha sido otorgado en ocasiones a personas cuya contribución a la paz es “discutible”, lo que ha “dañado enormemente el prestigio del premio”. El Nobel a Machado no es solo un premio: es una declaración. En un continente donde la democracia enfrenta retrocesos, su reconocimiento internacional reconfigura el mapa moral de América Latina. También plantea preguntas:
[1] ORCID: https://orcid.org/0009-0001-5282-0006 [2] Béla Tarr (nacido en 1955 en Pécs, Hungría) es un aclamado actor, director, guionista y productor de cine húngaro, considerado uno de los autores más reverenciados del cine contemporáneo. Su obra se distingue por un estilo visual y narrativo único y contemplativo, conocido como "cine lento" [3] Joel Mokyr (1990). The Lever of Riches: Technological Creativity and Economic Progress. Oxford University Press. [4] Philippe Aghion, Céline Antonin, Simon Bunel. (2020). Le Pouvoir de la destruction créatrice. Copyright Odile Jacob [5] McCraw, Thomas K. (2007). Prophet of innovation Joseph Schumpeter and Creative Destruction. The Belknap Press of Harvard University Press. Cambridge, Massachusetts, and London, England [6] Philippe Aghion and Peter W. Howitt. (2009). The economics of growth. Massachusetts Institute of Technology, (https://amzn.com/dp/0262012634). |
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