Mi Marido Bebe Demasiado |
Escrito por Abraham Genis |
Viernes, 28 de Agosto de 2009 23:26 |
![]() A LA ESPOSA DEL ENFERMO ALCOHÓLICO. Señora, Ud. seguramente ha vacilado en consultar al médico. Quizá se haya escudado en el dicho popular, falso y nefasto, que afirma que «al psiquiatra solamente van los locos».Su marido es un enfermo alcohólico y hasta ahora él no lo ha reconocido. Ha recurrido a todos los medios posibles para luchar contra la enfermedad. Ha insistido en que deje de beber. Muchas veces él se lo ha prometido pero sus promesas sólo han durado unos días, cuando más algunas semanas. Ha solicitado ayuda a la familia de él, pero sin resultado. El alcohol ha sido más fuerte. Pensó en apelar a sus amigos„ pero, desgraciadamente, todos ellos constituyen una mafia hermética en la que se apoyan los unos a los otros para persistir en la ingestión de licor. Ha tenido innumerables conflictos con él. Por falta de dinero. Por llegar tarde de noche, o a la madrugada o por ausentarse de su casa un fin de semana entero. Le ha puesto por delante los hijos. Nada ha logrado resultado alguno. Cuando él pierde los empleos o fracasa en sus empresas le ha enrostrado la situación económica de la familia. Nada ha servido. Es posible que él haya padecido dificultades sexuales. Primero, cuando lo ha intentado, Ud lo ha rechazado porque no soportaba su aliento de borracho. Despés, él ha experimentado erecciones insuficientes, eyaculación prematura y luego impotencia total. Finalmente, Ud ha abandonado el lecho conyugal y él ya no se ha molestado en ir a buscarla. El alcohol le ha anulado el apetito sexual. El matrimonio continúa colapsándose. A veces su marido reacciona contra Ud. La maltrata, la insulta, la denigra y hasta llega a castigarla. Ud. no se ha atrevido a denunciarlo a la policía. Otras, pasivo, se entrega, se queda callado y corta todo diálogo. Cuando los hijos son grandecitos y ya tienen conocimiento, le reclaman al padre. El les brinda algún cariño, a veces les da dinero, pero todo es efímero. Lo único constante, permanente, es la ingestión desmesurada de alcohol. Ha pénsado en divorciarse. Es posible que haya consultado un abogado. Pero finalmente se ha abstenido. Ud tiene clara conciencia de que él está enfermo. y si Ud. misma no lo cuida ¿ quien lo va a cuidar y hacerse cargo de él ? Finalmente, gracias a Dios, él se ha decidido a consultar.Y el médico se ha reunido a solas con Ud. para recibir una información precisa sobre sus problemas. Es evidente que el enfermo no ha dicho la verdad al relatar su historia. Ha negado parte de la verdad y ha escondido sus principales síntomas. Ha mentido en cuanto a la cantidad que bebe, sus relaciones con Ud., a los maltratos que le ha inflingido, a sus dificultades laborales. Todos, incluso él, saben que miente. Pero esto no es demasiado mportante. No se trata de un caso policial en que lo que se busca es establecer la verdad. Aún a pesar de las mentiras, nuestro deber es hacer que recupere la salud. Por eso las mentiras no se enfrentan, ni siquiera se mencionan. En un primer momento simplemente se eluden, se ignoran. Esa es la estrategia. El diálogo tiene que estar centrado en la recuperación de su salud. En el resto de este capítulo le recomendaré lo que tiene que hacer. Porque Ud. es la parte sana de la pareja y en su salud tenemos que basarnos para salvarlo a él, si fuera posible al matrimonio y aún a la familia. Para que su esposo y su familia se salven es necesario su colaboración activa, sumamente activa. Es evidente que después de tantos años de padecimientos todos los medios que Ud. ha empleado han sido ineficaces. Es necesario emprender un cambio radical. Para lograr la salud en la familia, Ud. misma tiene que modificarse sustancialmente. Es posible que durante todos estos años Ud. haya adoptado la actitud de la mujer sumisa. llorando, rogando, suplicando, pidiendo ayudas insuficientes. Nada ha servido. Todo tiene que cambiar. Debe transformarse en una mujer independiente y buscar la forma de ganar algún dinero para que él no la chantagee privándola de lo necesario. Lo cual no significa que Ud. renuncie a hacerle cumplir con sus responsabilidades económicas de la casa, los hijos y Ud. misma. Tiene que cultivar alguna forma de vida independiente. Que la devoción desesperanzada por su marido no sea el centro de su existencia. Junto a cumplir sus tareas, tiene que salir, esparcirse, encontrarse con sus familiares y sus amigas. Conviene, si es posible, que estudie algo que le agrade. Allá encontrará un núcleo de gente laboriosa, preocupada por su porvenir como lo está Ud. misma. Lamentablemente tiene que considerar el fracaso de su matrimonio como una posibilidad. Y el dolor que hay en su corazón, contrólelo para que no la domine. Si Ud. es religiosa, de cualquier iglesia o grupo, hágase practicante. A veces hay curas o pastores, que organizan a su alrededor un núcleo entre los cuales podría encontrar amigos, que quizá padezcan de sus mismos problemas. El que dijo “mal de muchos consuelo de tontos” era realmente un tonto. Con el dinero que gane, o aquel de que disponga por cualquier motivo cómprese ropa y algunas cosas que le gusten. Manténgase en línea. Transfórmese en una mujer asertiva y digna. Amese a sí misma. Bajo ningún concepto se separe del médico. El será su apoyo en esta difícil lucha. Si se siente demasiado angustiada puede recurrir a alguna medicación, pero nunca lo haga sin control médico. Con todo lo que ha sufrido existe la posibilidad de que se vuelva dependiente, al cabo de meses o años, de alguna medicación. Llene su vida con cosas buenas. Concurra al cine o al teatro con sus hijos, familiares o amigos. Lea libros. Existen muchos que se refieren al problema alcohólico. La lucha es larga y difícil y no se sabe a ciencia cierta cuales serán los resultados. Si Ud. triunfa podrá tener un hogar. Si fracasa tendrá el consuelo de haber hecho todo lo posible. Cultive una actitud esperanzada que la ayude a perseverar en el esfuerzo. Y en todo caso Ud. será una persona mejor, con una experiencia, una lucha, y que ha sabido enfrentar uno de los trances más difíciles que puedan existir en la vida de una mujer. (*): El autor es médico psiquiatra. Ha publicado libros sobre asertividad, relaciones amorosas y diversas obras literarias. Esta dirección electrónica esta protegida contra spam bots. Necesita activar JavaScript para visualizarla |
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