La Reina de Katwe o la vida desde el otro lado del tablero |
Escrito por Iván R. Méndez | X: @ivanxcaracas |
Miércoles, 22 de Febrero de 2017 00:02 |
“La Reina de Katwe” es un drama colorido que se va contigo a casa. Te estremece, te obliga a ponderar cosas, a “googlear” a la búsqueda de más datos de esa historia de perseverancia, compromiso y fortaleza individual y grupal. La directora hindú Mira Nair (The Reluctant Fundamentalist), basada en un guión adaptado del libro “The Queen of Katwe: A Story of Life, Chess, and One Extraordinary Girl’s Dream of Becoming a Grandmaster” (Tim Crothers), nos introduce en la vida de la niña de 9 años Phiona Mutesi y su familia. Estamos en Uganda a mediados de 2007, el país aún muestra las heridas de la guerra pasada. La nación es gobernada por un mandatario pseudo democrático (al 2017 lleva 31 años en esa posición) y cuenta con algunos partidos políticos, legalizados luego de 19 años de prohibición. La cámara nos lleva a Katwe , una barriada pobrísima de Kampala, la capital de Uganda. Allí nos encontraremos con el ingeniero Robert Katende (David Oyelowo), quien se emplea a tiempo parcial en el Ministerio de Deportes e inicia un programa de enseñanza de ajedrez entre la población más pobre… En pocos meses, niños que deambulaban todo el día vendiendo maíz y jugando en las calles de tierra de Katwe, se convirtieron en “Los Pioneros” y empezaron a experimentar el poder de la paciencia, de la anticipación de jugadas (hasta 8 por delante) y, sobre todo, de la confianza en sí mismos. “La Reina de Katwe” ya es un clásico, no sólo dentro de las películas sobre ajedrecistas, sino sobre la vida que lucha contra la pobreza, sobre el ingenio humano que brota y se expande ante la hostilidad del medio ambiente, de la carestía y de un futuro que no puede ser soñado más allá de las próximas 12 horas. Mira Nair retrata eso y las convincentes actuaciones de Lupita Nyong'o (como Harriet, la mamá luchadora y comprometida) y David Oyelowo le abren al camino a los jóvenes talentos Madina Nalwanga, Taryn Kyaze, Martin Kabanza, entre otros. ¿Qué me impactó en La Reina de Katwe? la pobreza vivida sin hostilidad y sin la violencia extrema que recorre las barriadas de Venezuela. En la Kampala que retrata Nair la pobreza es más extrema que aquí (apenas una comida al día; ranchos de cartón y piso de tierra; niños sin escuelas, ya que el Estado no los atiende; pánico ante la llegada de las lluvias que se llevan todos los enceres) pero no hay violencia, no hay vecinos robándote las migajas (como pasa aquí, en los rancheríos de los Valles del Tuy o de Petare) ni furtivos pranes reclamando a los hijos de Harriet para incorporarlos a bandas de delincuentes… Al contrario, hay solidaridad, hay respeto y aunque rige la ley de supervivencia del más fuerte (y el rechazo de los estudiantes clase media de Kampala a tener que competir contra estos niños pobrísimos, que ni siquiera saben leer y escribir, que rechazaron dormir en los colchones y deliraban con “un mar de Ketchup”, pues no habían probado la salsa de tomate en su corta vida) , hay espacios para inventarse la vida y seguir adelante sin ceder a la delincuencia. En balance, un largometraje que retrata héroes cotidianos: una madre que se niega a prostituirse y se esfuerza por impulsar a sus hijos lejos de la pobreza; un ingeniero que cambia su carrera en una importante empresa para dedicarse a la formación de los niños más pobres de Kampala y, por supuesto, Phiona, la niña sagaz, comprometida y reina del ajedrez.
Para Phiona, las fichas del ajedrez eran su ejército y con éstas combate las tensiones, frustraciones y contradicciones que la invaden al empezar a conocer nuevos países, viajar en aviones y comer manjares, para luego regresar a su rancho con piso de tierra… En una escena, cuando vuelve a casa, su mamá la abraza, toma el gran Trofeo de campeona nacional y le dice, sin ironía, “ojalá lo pudiéramos comer”. “Creo que el ajedrez es una de las herramientas más efectivas para empoderar y transmitir principios de vida”, declara Katende. “Siempre les digo a mis alumnos que el ajedrez es como la vida, porque todas las cosas que uno atraviesa en la vida, las puedes encontrar en un tablero. Y esa conectividad, que yo a veces llamo ‘integración’ es muy importante. Por ejemplo, en la vida enfrentamos numerosos desafíos. Y a veces estos nos toman por sorpresa, con lo cual uno debe planear otra cosa. ¿Te das por vencido, o planeas una nueva estrategia para ver cómo puedes sortear mejor el problema?"
La directora de casting Dinaz Stafford (Mississippi Masala, The Perez Family) vio por primera vez a la joven de catorce años Madina Nalwanga en un ensayo de danza en la academia Sosolya Undugu y no pudo quitarle los ojos de encima. “Si bien era ligeramente más grande de lo que estábamos buscando, era sencillamente eléctrica”, cuenta Stafford. “Le pedí que realizara una audición para el papel y la filmé en mi teléfono haciendo una escena muy simple; de inmediato sentí que tenía la confianza necesaria para interpretar el papel”. Tomó otras seis semanas de intensos talleres y entrenamiento para que Nair se convenciera de que Madina realmente podía encarnar el papel de Phiona. “Estábamos trabajando en el inglés de Uganda y el inglés no es la lengua en la que piensa Madina. Acabó por internalizar las escenas a tal punto que el idioma no importaba”, apunta Nair. “Lo cual fue un gran alivio ya que desde el primer momento había querido filmarla. Su gracia física es arrebatadora y posee un espíritu maravilloso”. “La única manera de describirla es que es luminosa”, continúa Nair. “Madina posee esta luz interior que la hace sencillamente brillar, y fue fenomenal desde la primera hasta la última toma. Es una extraordinaria jovencita, con gran aplomo y que enfrentó cada desafío con gracia, humildad y humor”. Al igual que Phiona, cuando Madina tenía 4 años de edad vendía maíz en las calles junto con su hermano, hasta que el dueño de la academia de baile que ofrece refugio, educación e imparte habilidades de danza y teatro a niños vulnerables y socialmente en desventaja, la rescató. “La historia de Phiona se parece a la mía”, refiere Madina. “Ambas provenimos del mismo contexto, sólo que a ella lo que le cambió la vida fue jugar al ajedrez, mientras que a mí me salvaron el canto y el baile”. “Vi a Madina hacer cosas que nadie puede enseñarte: su sinceridad, sutileza, confianza”, declara Oyelowo. “Honestamente, no sé de dónde las saca. No vive lejos de los barrios pobres de Katwe donde Phiona se crió y aquí está: la protagonista de una colosal película de estudio. Y lo lleva con tanta gracia, tanta humildad y tanta habilidad. Tenerla cerca es para mí una enorme alegría”. Nyong’o agrega: “Ver a Madina crecer día a día y de una escena a otra fue fascinante. Posee un instinto para esta cosa llamada actuación. Mira jamás necesita decirle las cosas dos veces. En la toma siguiente, ya habrá ahondado en su comprensión de la dinámica de la escena, de lo que está teniendo lugar en ese momento y te ofrecerá otra cosa”.
Ficha técnica Queen of Katwe “La Reina de Katwe” Elenco: Madina Nalwanga como Phiona Mutesi; David Oyelowo como Robert Katende; Lupita Nyong'o como Nakku Harriet; Martin Kabanza como Mugabi Brian; Taryn Kyaze como Night (como Taryn «Kay» Kyaze); Ivan Jacobo como el joven Richard; Nicolas Levesque como el viejo Richard; Ronald Ssemaganda como Ivan; Ethan Nazario Lubega como Benjamin; Nikita Waligwa como Gloria; Edgar Kanyike como Joseph; Esther Tebandeke como Sara Katende. Guión: William Wheeler
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