Honduras y el realismo mágico
Escrito por Jorge de Esteban   
Martes, 30 de Junio de 2009 23:23

En una de las plazas más importantes de Tegucigalpa, la capital de Honduras, se yergue majestuosa una estatua ecuestre, representando aparentemente al padre de la patria hondureña, el general Francisco Morazán. Y digo "aparentemente" porque corre una historia, tal vez inventada, tal vez no, de que en realidad es la estatua a caballo del mariscal Ney, uno de los generales de Napoleón.


Según se cuenta, a principios del siglo pasado el Gobierno de Honduras encomendó a una Comisión de personalidades que fuese a
Europa para encargar la estatua del general Morazán, a quien la patria quería homenajear. Se disponía de una fuerte cantidad de
dinero para pagar la escultura, pero los fondos fueron disminuyendo a medida que los enviados iban conociendo los placeres de todo tipo que siempre ofrece París.

Y cuando ya se habían gastado gran parte de la suma, tuvieron que recurrir a una solución de recambio: encontrar una estatua ecuestre a un buen precio bajo, de alguien que al menos se pareciese mínimamente al general. Dieron así con la estatua del Mariscal Ney, que había sido encargada por una ciudad francesa que despues no quiso aceptarla, y que acabó a la venta en un taller de un barrio parecido al rastro madrileño.

Regresaron los patriotas a Tegucigalpa y la estatua se colocó en medio de una bonita plaza, donde los hondureños dan por bueno que es la del general Morazán. Es más: un historiador, Rafael Leiva Vivas, se trasladó a París para investigar la autenticidad o no de la obra escultórica, y escribió un libro, 'La estatua de Morazán', en donde suministra pruebas para acabar con la leyenda de que el personaje sobre el caballo es el general francés y no
el hondureño.
 

Ahora, un siglo después, Honduras nos ofrece una situación parecida con motivo de los sucesos del pasado domingo, cuando el ejército depuso al presidente Zelaya, trasladándole a Costa Rica. Enseguida ha habido un clamor universal en contra de este supuesto golpe de Estado, perpetrado por los militares. Pero las cosas no son tan sencillas, máxime cuando países como Cuba, Venezuela, Nicaragua o Bolivia, por ejemplo, se sitúan junto a países democráticos como los de la Unión Europea, incluida España.

Aquí hay gato encerrado. Veamos los hechos. La actual Constitución de Honduras, con buen criterio, prohíbe que un presidente vuelva a optar por un segundo mandato, a fin de evitar la perpetuación en el poder al ejemplo de Fidel Castro y de otros caudillos, circunstancia que es tan frecuente en
América Latina.

De este modo, el artículo 239 establece que nadie puede presentarse nuevamente a la reelección, señalando que "el que quebrante esta disposición o proponga su reforma, así como aquellos que lo apoyan directa o indirectamente, cesarán de inmediato en el desempeño de sus respectivos cargos y quedarán inhabilitados por 10 años para el ejercicio de toda función pública".

La idea, pues, de Zelaya era la de poner una cuarta urna el 29 de noviembre próximo, en que se elige nuevo presidente, nuevo Congreso y nuevos municipios, para que se votase la convocatoria de una Asamblea Constituyente para reformar este artículo de la Constitución, lo cual contradice al articulo 373, que indica que sólo "la reforma de esta Constitución podrá decretarse por el Congreso Nacional, en sesiones ordinarias, con dos tercios de
votos de la totalidad de sus miembros".
 

Añadiendo, el artículo 374, que "no podrán reformarse, en ningún caso, el artículo anterior, el presente artículo y el que se refiere a la prohibición para ser nuevamente presidente de la República". Por último, el artículo 272, concerniente a las Fuerzas Armadas, indica que entre sus cometidos está el de
mantener el imperio de la Constitución, los principios de libre sufragio y la alternabilidad en el ejercicio de la Presidencia de la República. Se podrá estar de acuerdo o no con estas disposiciones, pero esto es lo que dice la Constitucion vigente en Honduras.

De ahí que la consulta popular que habia convocado para el pasado domingo Zelaya, teledirigido por Chávez y sus colegas de ALBA (Alternativa Bolivariana para las Américas), fuese un fraude de ley porque, a través de esa consulta, se quería infringir o saltar por encima de la Constitución. La consulta o
referéndum había sido juzgada ilegal por la Corte Suprema de Justicia, por el Congreso Nacional y por el Tribunal Electoral.

Por supuesto, el ejército se ha propasado en sus funciones, porque debía de haber actuado de otra manera, pero como estamos dentro de la zona en que los literatos de estos países latinoamericanos han sido definidos como practicantes de un "realismo mágico", no es extraño que los políticos y militares
actuen así.

Se seguirá discutiendo en Honduras si la estatua de la plaza mayor es de Francisco Morazán o del Mariscal Ney, y se seguirá discutiendo también si estos acontecimientos del domingo constituyen un golpe de Estado tradicional o, por el contrario, han sido una actuación, legal aunque desproporcionada, de las
Fuerzas Armadas para defender la Constitución. En todo caso, como diría Groucho Marx, Zelaya no debería entrar en un Club (ALBA) en el que admitiesen a socios como él.

 


Fuente: El Mundo (España)


blog comments powered by Disqus
 
OpinionyNoticias.com no se hace responsable por las aseveraciones que realicen nuestros columnistas en los artículos de opinión.
Estos conceptos son de la exclusiva responsabilidad del autor.


Videos



Banner
opiniónynoticias.com